El maestro Antonio Martorell, artista residente de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey, la educadora Germarilis Ruiz y el profesor Harry Hernández colaboraron en un proyecto que utilizó como material principal los árboles abatidos por el huracán María para transformarlos en hermosas esculturas.
El taller “Del Árbol caído”, es una de las iniciativas del Museo de Arte Dr. Pío López Martínez de la universidad cayeyana para abrir nuevamente sus salas a la comunidad, según informó la institución en un comunicado de prensa.
“Nuestro museo al igual que muchas instituciones culturales del País enfrenta momentos difíciles. Es importante para nosotros poder mantenernos activos dentro y fuera del recinto”, indicó Ruiz, educadora de esa entidad cultural.
“Para lograrlo hemos diseñado un programa especial de talleres gratuitos (aptos para todas las edades) y adaptando nuestra Sala Central como salón de clases, esto con el fin de promover la participación e interés de la comunidad estudiantil en nuestro museo”, añadió.
Por ello, el pasado 27 de noviembre Martorell ofreció un taller a la comunidad con el fin de activar el museo y ampliar la perspectiva que tenían los participantes sobre el entorno afectado por el temporal, utilizando los árboles caídos en el campus universitario como protagonistas de un nuevo jardín escultórico lleno de colores y patrones.
Ruiz resaltó que en este proceso Martorell ha sido de gran apoyo, pues ha estado disponible para realizar propuestas e impartir talleres.
Tras el paso del huracán María muchos árboles fueron tronchados y desgarrados. Algunos permanecieron erguidos, otros perdieron sus ramas, follaje y corteza. No obstante, Martorell optó por transformar este nuevo estado de la naturaleza en arte. Así lo que para muchos afeaba el paisaje, se transformó en coloridas esculturas que hoy adornan la entrada del Museo.
“La pauta la establecieron los mismos árboles caídos que se negaban a morir. Estos se desmayaron, se desplomaron con sorprendente elegancia como demostrando que su belleza y valor no residía tan solo en su vertical voluntad”, comentó el artista residente de la UPR en Cayey.