En las redes se ha repetido mucho el concepto de la neutralidad de la red, u open Internet. Esta realidad podría cambiar muy pronto en Puerto Rico, pues se está gestionando su posible anulación en Estados Unidos.
La neutralidad de la red es la política que protege una navegación libre a través del Internet sin un cobro adicional a tu suscripción. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) llevó a cabo unas votaciones el pasado mes de diciembre para conocer las posturas de cada miembro. En una decisión bastante cerrada (3-2), se optó por la anulación.
En teoría, estos resultados pueden significar que las compañías que proveen servicios de Internet puedan acuñar un control total sobre las velocidades de consumo y los accesos a las distintas páginas de la red. Esta nueva medida todavía aguarda por la aprobación del Congreso para su puesta en práctica.
Siendo parte de la academia, hay que reconocer las consecuencias que la anulación a la neutralidad de red pueda tener sobre la comunidad universitaria. Imagínense un servicio de Internet donde tengas que suscribirte y pagar individualmente por cada paquete de páginas que te interesen: redes sociales, consumo de video, correo electrónico, acceso a la nube, mensajería, bases de datos, entre otras herramientas. Este cobro sería adicional a lo que ya pagamos mensualmente por servicios como Netflix, New York Times, Pandora, etc… Hasta las aplicaciones gratuitas podrían tener un cargo para disfrutar de su servicio estándar.
Me cuestiono qué pasaría con el constante énfasis que se nos hace, como estudiantes, para que los aprendizajes trasciendan los salones de clases. Claro, la universidad estuvo mucho tiempo sustentándose sin una dependencia a la Internet, pero la mayoría de los universitarios actuales pertenecen a una generación que es diestra con la tecnología.
Ya hemos sido catalogados como nativos digitales, appdictos, y nomófobos por múltiples fuentes. La investigación, el pensamiento crítico y la autogestión del aprendizaje lo complementamos con el contenido que consultamos en línea. No se puede suprimir los efectos que una Internet controlada tendría sobre nuestra, educación, economía personal y el presupuesto de cada institución.
¿Será costo-efectivo que la universidad invierta una mayor cantidad de dinero para mantener nuestros accesos lo menos delimitado posible? La universidad actualmente invierte una suma grande para proveerle a su estudiantado un acceso gratuito a las bases de datos. Nosotros, como estudiantes no pagamos, pero de haber un alza en los precios anticipo una alteración en los procesos. Una alternativa es que cada estudiante o empleado se responsabilice por las subscripciones a las páginas que no sean categorizadas como académicas o afiliadas a la institución. Esto representa un gasto adicional a los tantos que hoy día nos enfrentamos.
Aun si la universidad se ocupa de este gasto, esto representará una complicación a cada programa académico en cuanto a cómo se determinarían los niveles de índole académica de cada página web. Se presentan retos para la innovación y descubrimiento desde cada campo porque la accesibilidad a las páginas con un contenido significativo va a hacer pre-escogida y disponible por medio de paquetes. Cualquier otra página que no esté entre tu oferta, va a aparecer bloqueada o disponible a una velocidad baja.
Con la política de la neutralidad de la red vigente no hay ningún impedimento entre lo que han publicado en la red y la conexión a Internet, más allá de la frase o el conector booleano que acierte con la página indicada. Las casas, los establecimientos comerciales, los celulares, y las universidades se convierten en espacios para apoyar la creación de nuestros proyectos. Es posible que pronto tengamos que reconsiderar nuevamente estos puntos de encuentro.
En estos momentos, nos encontramos en una etapa de reflexión. Se está dialogando recurrentemente sobre este tema, viendo desde cada ángulo la seriedad que conlleva esta decisión. La ciudadanía no está influenciando al Congreso pese a las protestas que se han visto. Sin embargo, sí podemos acceder a la literatura que nos explica con detalles lo que está ocurriendo. Por el momento, invito a la academia a reflexionar sobre la magnitud de este fenómeno y a continuar indagando sobre cómo esto afecta directamente al éxito estudiantil.