Para Luis Omar O’farrill la actuación es un acto introspectivo. Continuamente reflexiona, observa y analiza cómo es afectado por el mundo. De ahí ocurre algo muy humano, que es entenderse a sí mismo en relación con su ecosistema. Cuando se entiende, busca la manera de compartir una reflexión honesta a través de los personajes que interpreta.
“¿Cómo voy a entender un papel [personaje] si no me entiendo a mí mismo?”, se cuestiona. “¿Y cómo lo haces de forma honesta? Conociéndote. Después conoces al personaje, le prestas tu verdad, lo investigas y lo descubres desde tu visión humana”, explica.
Hace poco el artista escribió un ensayo sobre cómo fue que se introdujo en el campo de la actuación. En ese momento descubrió aspectos de su vida que antes no había escudriñado con tanto detenimiento.
“De alguna forma creo que mi mamá se dio cuenta del mundo en el que estaba viviendo como niño, por eso me adentró a las artes escénicas”, compartió.
El actor creció en una familia diminuta. Su papá murió cuando era pequeño y su madre, quien para ese entonces tenía 20 años, hizo lo posible para que tanto él como su hermana continuaran hacia adelante con sus vidas.
Con el deseo de experimentar -mediante las artes escénicas- una realidad distinta, estudió en la Escuela José Julián Acosta y Calbo-Especializada en Teatro.
“La formación que tuve aquí fue la que me preparó para lo que venía y, gracias a esa formación, fue que tomé la decisión de seguir estudiando Drama en la Iupi”, destacó.
No había pasado mucho tiempo desde su graduación de escuela superior, cuando ya el actor colaboraba con actores como Ernestito Concepción y Gladys Rodríguez.
Fue así como llegó a cuestionarse si debía terminar sus estudios universitarios. Hizo una pausa, estuvo un tiempo realizando otros proyectos y luego, regresó.
Luis Omar vivió en Los Ángeles, California. Para ese entonces ya había protagonizado la película puertorriqueña Broche de Oro y también la película norteamericana, Defrauded. Además, se encontraba trabajando en un musical. Estaba en el rush, pensaba que lo que hacía “estaba brutal” y que podía continuar haciéndolo; hasta que se estableció como meta mudarse a los Estados Unidos.
Luego comenzaron las interrogantes.
“¿Realmente puedo hacer esto? ¿Puedo seguir agotándome? ¿Puedo seguir trabajando para pagar la renta sin poder ir a las audiciones?”, se preguntó.
En el año y ocho meses que Luis Omar vivió en California, asistió aproximadamente a 500 audiciones, de estas, solo en tres le dijeron que era bueno o, al menos, así lo sintió.
“Entonces me encontré en conversaciones conmigo mismo. ¿Qué [trabajos] he hecho? ¿Soy bueno pa’ esto? ¿Tengo la altura, el color de piel y el acento que se necesita pa’ esto?… porque hay unos estereotipos tontos que la industria te quiere meter en la cabeza”, denunció.
“Tuve oportunidades… se me presentaron buenas oportunidades que son difíciles de conseguir, pero en ese proceso… entré en estas conversaciones”, añadió.
Luis Omar llegó a conocer actores en Los Ángeles que llevaban diez años haciendo audiciones y no habían hecho ni una película. “Y esa gente sigue luchando por lo que quiere, pero yo me cuestioné si tenía esa [misma] resistencia”, sostuvo.
Acercamiento a la academia y la industria
Al culminar su tiempo en Los Ángeles, el actor terminó su bachillerato en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras.
Al preguntarle sobre su experiencia en el Departamento de Drama, después de haber iniciado su trayectoria artística, comentó que el programa necesita hacer algunos ajustes.
“Hacen falta más clases, salones de ensayos y salones de danza… es bien limitada la cantidad de profesores que ofrecen clases de actuación y [también] hace falta que traigan más recursos [actorales]”, manifestó.
“Los estudiantes tienen que ensayar y no tienen espacio. ¿Y a dónde se tienen que ir? A los pasillos y al piso de la glorieta. No existe ese lugar de ensayo”, añadió.
Asimismo, el actor entiende que es fundamental que exista un curso que prepare actores y artistas al mundo laboral.
“Yo quisiera que estuviera ese curso donde se hace un workshop al final, donde se presentan las escenas y van los directores en Puerto Rico de cine, los casting directors, las agencias de talentos… y que vean a los actores [y actrices] del Departamento de Drama”, explicó.
Del mismo modo, el actor reconoció que, en el País, la iniciativa de querer fomentar las artes es bien poca.
Un amigo de Luis Omar una vez le dijo: “Puerto Rico no está educado para ver las artes como necesidad, esto empieza desde la escuela… las artes aquí no son necesarias y, al no ser necesarias para el desarrollo del pueblo, según la política del gobierno, pues obviamente no reciben el apoyo que deberían”.
Aunque el actor reconoce que con el paso del huracán María en la Isla se establecieron ciertas prioridades, hay muchos teatros que han permanecido cerrados después del fenómeno atmosférico.
El artista busca hacia dónde dirigir la mirada para no sentir angustia por su País, pero entre tantas cosas que le preocupan, en particular se encuentra el cine puertorriqueño.
“He estado en dos producciones de cine puertorriqueño. La primera vez tuvimos una buena experiencia, la segunda vez fue bien cuesta arriba”, compartió.
“Yo me preguntaba… ¿pero cómo? ¿Cómo? Si de cierta forma probamos que sí, que puede haber un producto puertorriqueño que la gente apoye, que le guste y que sea de buena calidad… ¿Por qué se nos hace tan difícil sacar este otro?”.
“Y ahí es donde yo me pregunto: ¿qué es lo que hace falta para que el gobierno y las instituciones privadas crean en el producto puertorriqueño?”, denunció.
Hoy día existe una corporación de cine que le ofrece incentivos contributivos a las producciones extranjeras. El actor se cuestiona por qué, en vez de una corporación, no existe una comisión de cine que se enfoque -exclusivamente- en crear y exportar productos puertorriqueños.
“Y si lo que quieres es hacer dinero, porque aquí parece que todo es un juego de dinero, más que de cultura y de formación humana, mercadéalo al mundo y enséñalo”, sugirió.
Asimismo, el actor criticó el hecho de que las películas en Puerto Rico se tengan que parecer a las de Estados Unidos.
“Cuando tú ves una película española, tu dices ‘esa película es española’, lo mismo pasa con las películas dominicanas. ¿Por qué las películas de Puerto Rico se tienen que parecer a las de Estados Unidos, si hemos probado que tenemos una identidad que gusta?”, suscitó.
Luis Omar entiende que Puerto Rico necesita fomentar una industria de cine que apoye a los artistas locales y que, al mismo tiempo, cree un espacio de concientización sobre la situación actual de la Isla.
Hacia un entrenamiento más humano
En cuanto a sus puestas en escena, una de las experiencias que más le ha marcado la vida ha sido la obra de teatro Equus, escrita en 1973 por Peter Shaffer.
Fue en esta obra donde el actor hizo su primer desnudo y compartió escena con la actriz Idalia Pérez Garay, quien previo a la pieza había sido su profesora en el Recinto de Río Piedras.
El artista, quien también ha trabajado con otros profesionales como Ángela Meyer, Marisol Calero, Braulio Castillo y Jacobo Morales, entre otros, a pesar de sus experiencias, no se siente superior a los demás; por eso las metas que se trazó a sus 16 años, hoy van dirigidas a mejorar quien es como ser humano.
“Yo creo que es la necesidad de salirme de mí mismo, de no pensar mucho en mí… es la necesidad de pensar en los demás”, compartió.
No sabe si desde pequeño ha querido sentirse útil para los demás, pero en esta etapa de su vida, insiste en alejarse de su ego.
“Quiero ver cómo mi trabajo, si te afecta a ti, también me puede afectar a mí”, añadió.
La propuesta del artista consiste en buscar un entrenamiento como actor que lo haga más perceptible al exterior. Su meta es obtener un entrenamiento mediante el cual pueda entender lo que significa ser humano.
“Quiero un entrenamiento en el que pueda confiar y en el que me haya descubierto a mí mismo. Una vez tenga eso, sabré qué hacer. Tengo metas a largo plazo, pero -por ahora- lo más que quiero es mi formación y entrenamiento… y, donde quiera que esté, allí voy a llegar”, concluyó.