
España (por fin) se hizo grande. Se esperaba un juego duro, nivelado y grandioso. Fue grandioso, eso sí, pero sólo hubo un equipo que desde el principio pareció querer más la victoria. O quizás no tanto quererla, sino pareció ser el único que se creyó capaz de poder conseguirla.
El partido empezó como lo quiso España y como lo quiso su entrenador Vicente Del Bosque, que sorprendió a TODOS (así de extremista) con la inclusión de Pedro entre los titulares durante este importante juego de semifinales. No se equivocó el bigotón, ya que los continuos y rápidos movimientos de Pedrito, Villa e Iniesta, estelares del FC Barcelona, parecieron desconcertar desde el inicio a una defensa alemana que aunque contundente y eficiente, tiende a ser lenta. Como elemento adicional, el técnico alemán Joaquim Low decidió plantear un esquema completamente defensivo, pareciendo apostar simplemente a lograr la victoria gracias a algún contragolpe aislado confiando en la precisión de su ariete Miroslav Klose. Y casi lo logra.
Poco parecía importarle esto a España, que seguía toca que toca el balón, entre piernas alemanas que hacían lo imposible por despejar, alejar o, si se podía, recuperar los balones que España intentaba filtrar por una bien parada defensa alemana.
Así se fue la primera mitad, con un dominio español que sabía a poco, especialmente porque Alemania tuvo tres o cuatro oportunidades claras de gol, aún en medio del vendaval español. Esto era preocupante yéndose a los vestuarios en el medio tiempo, ya que se aparentaba que Alemania no había mostrado aún su cara más temible, y con todo y eso, estaban aguantando 0 a 0 y con más de una oportunidad buena de gol. No se veía mal la cosa para Alemania. Y para España, parecía que se vendría el destino negro de todos los Mundiales anteriores.
Pero no, no iba a ser así.
España salió como un trombo en la segunda mitad y continuó haciendo mella en la defensa alemana que tuvo que buscar opciones con la sustitución de Jansen por un Boateng incapaz de aguantar las avanazadas españolas por la banda derecha. Luego de varios minutos de dominio español, Alemania pareció centrarse y darse cuenta de que tenían el juego a su alcance. Varios contragoles y balones parados asustaron a toda España y parecía que se equilibraba la balanza.
Entonces pasó lo que hace grande al fútbol. Todo el juego lo pasó España intentando jugar la bola por la tierra, huyéndole a los altos defensas alemanes que a cada intento de centro o de balón parado despejaban el balón con facilidad. Pero así fue que llegó el gol. De un tiro de esquina cabeceado con tanta precisión como fuerza por Carles Puyol. El balón dejó sin nada que hacer a la defensa y al portero Neuer. Era 1 a 0. Ganaba España. Había anotado Puyol de cabeza contra los alemanes.
Los últimos minutos fueron un ir y venir de Alemania intentando con todo lo que tenían, y España aprovechando la desesperación teutona para contraatacar con finos contragolpes que en un par de ocasiones no acabaron en gol gracias al egoísmo o al nerviosismo de Pedrito y Fernando Torres.
Finalmente, el equipo que intentó jugar mejor al fútbol y que fue a buscar la victoria a base de goles resultó vencedor. Atrás quedó una selección alemana que nos impresionó a todos durante la Copa, pero que parecería que, como dicen en el fútbol, se encontró con su bestia negra. España, como mismo sucedió en la final de la Euro 2008, venció.
España jugará este domingo en Johannesburgo ante Holanda, que derrotó el martes 3-2 a Uruguay en la primera semifinal. Holanda llegó a dos finales del Mundial, en 1974 y 1978 pero nunca ganó.
Ahora esperemos disfrutar de una final memorable, con dos equipos que tratan bien al balón y que de seguro buscarán anotar. Hace mucho tiempo que no se ve una final así. Que así sea.
El Pulpo Paul, que vive en Alemania, ya lo había pronosticado, España triunfaría sobre los germanos:
Texto editado por Karisa Cruz Rosado