
Por: Ian M. Acevedo Colón
A pesar de la encomiable participación de la selección nacional masculina de fútbol en las clasificatorias para la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022, una alegada disputa entre organismos administrativos, que ha persistido desde 2017, continúa quebrantando el fútbol de primera división en la Isla.
La contienda se centra en un desacuerdo entre la Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF), ente regulatorio del fútbol nacional, y la empresa Puerto Rico Soccer League sobre el control de la liga superior de fútbol en Puerto Rico, y es un reflejo de un conflicto que se ha generado a mayor escala en otras jurisdicciones alrededor del mundo, opinó en entrevista Edwin Jusino Aldarondo, historiador del fútbol puertorriqueño y fundador del periódico digital fútbolboricua.net.
“A nivel de Puerto Rico, ha ocurrido el fenómeno conocido como los ‘soccer wars’, con menos implicaciones y dinero envuelto”, sostuvo.
“Es una lucha que ocurre a raíz de quién manda en el fútbol y quién tiene la capacidad de influenciar y de sentar las pautas, no tanto por si es buen torneo o no”, agregó Aldarondo.
La Puerto Rico Soccer League, competencia manejada por la empresa del mismo nombre, existió como la única liga de fútbol profesional en Puerto Rico entre 2008 y 2011, con alrededor de 14 equipos en múltiples pueblos de la Isla. Por razones económicas y administrativas, luego del 2011, se convirtió en una liga a nivel aficionado, y continuó existiendo de tal manera hasta su edición final en 2017.
En 2017, la FPF estableció su intención de lanzar un torneo de primera división bajo el nombre de Liga Puerto Rico y buscó cimentarlo como el campeonato definitivo del fútbol boricua, para suplantar a la entonces inactiva Puerto Rico Soccer League.
“La Liga Puerto Rico es el andamiaje creado por la Federación para controlar el fútbol en Puerto Rico”, opinó Aldarondo, quien también es miembro de la Puerto Rico Soccer League. “[Buscaron] llevarse a algunos de los clubes más importantes de la Puerto Rico Soccer League, y así es como esa fase de la liga a nivel [aficionado] terminó”, añadió.
Aldarondo considera que la Federación debe adoptar una política de intervención mínima con sus campeonatos principales, usando como ejemplo a organizaciones como la United States Soccer Federation y la Real Federación Española de Fútbol.
Estos organismos regulan competencias como la Major League Soccer y La Liga respectivamente para que corran acorde a los reglamentos de la FIFA. No obstante, Aldarondo asegura que las competencias son autónomas, y que tales organismos regulatorios no están involucrados en sus operaciones económicas y organizacionales.
“La función de una federación no es correr un torneo”, afirmó. “La función de una federación es velar por los mejores intereses de […] los clubes. La federación no creó los clubes, los clubes crearon a la federación”.
La introducción forzada de la Liga Puerto Rico es solo una vertiente de varios problemas estructurales que enfrenta el fútbol puertorriqueño en la actualidad.
Alegó además alegados privilegios que funcionarios electos de la Federación reciben por parte de la FIFA. “Estos privilegios pueden incluir sueldos por asistir a reuniones y taquillas gratis al partido inaugural y final de la Copa Mundial, las cuales pueden normalmente costar de $500 a $1,000”.
“Hay personas que llegan a la Federación buscando servirse antes de servir. Existen federativos que piden una sabática con paga al Gobierno o para irse a ocupar un puesto que recibe paga adicional por parte de la FIFA”, explicó.
Otra deficiencia, señaló recae en la relación que los clubes mantienen con la Federación. Muchos clubes, explicó, se han mostrado reacios a actualizar sus métodos de entrenamiento y redefinir el deporte, y entiende que tal renuencia ha retrasado el “desarrollo genuino de jugadores”. En el ámbito económico, argumentó, una gran cantidad de clubes tampoco son autosustentables.
“La mayoría de los supuestos clubes ‘ricos’ viven a base de fondos municipales, gubernamentales y, en ciertos casos, federales. No buscan crear [infraestructura] y no buscan invertir dinero para ir construyendo poco a poco con tal de mejorar sus servicios. No están creando capital nuevo, no están creando economía nueva, no hay un incentivo de cambiar. Hay una comunidad con miedo a arriesgarse, infundado o no, el miedo paraliza”, destacó Aldarondo.
Finalmente, tras estos señalamientos, el rezago actual del fútbol puertorriqueño surge de una carencia de visión y empeño a lo largo de su estructura de manejo, y de un terror endémico a tomar riesgos. Por tal razón, comprende que mientras persistan estas fallas, el avance del fútbol en Puerto Rico será una labor ardua.
Foto/ Liga de Fútbol Puertorriqueña