Nos provoca incertidumbre y temor las terribles consecuencias que ha traído consigo la crisis económica en Puerto Rico. Entre despidos, recorte de fondos y cierres, se añade a la lista: botar niños del salón de clases si sus padres se han retrasado en el pago de la mensualidad. Esta escena se vivió el pasado jueves en el Colegio María Auxiliadora, en Carolina, tras ejecutarse las nuevas directrices de la Vicaría de Educación de la Arquidiócesis de San Juan, de ordenar la remoción de estudiantes cuyos padres no hubiesen cumplido con el pago mensual. “Mami, me sacaron del salón. Nos tienen a todos en la biblioteca, porque no pagamos el mes de septiembre”, estas fueron las expresiones de uno de los alumnos al llamar a su madre para explicarle lo ocurrido, según se explicó un rotativo. ¿Se imaginan la vergüenza y pena que sintieron los estudiantes removidos frente a sus compañeros de clase? ¿Era necesaria tanta humillación para estos chicos por una situación fuera de su control? Por su parte la Arquidiócesis se justifica expresando que durante el proceso de matrícula, todos los padres firmaron un acuerdo donde aseguraban que el pago no se efectuaría más tarde de los 10 días luego de la notificación de deuda. Sin embargo, una de las decenas de madres que tuvieron que recoger a sus hijos, señaló que hasta el año pasado, había más flexibilidad en cuanto a los pagos pues muchas veces los días de gracia podían aumentar a meses. Luego del incidente, Samuel Soto Alonso, portavoz de la Arquidiócesis, indicó que todo padre que no halla cumplido por alguna razón justificable, se le permitirá pagar a plazos. Luego que prácticamente prohíben los servicios educativos, brindan la amable oportunidad de realizar los pagos en prórrogas. Se hubiera evitado la humillación a los alumnos y el mal rato a los padres si esta solución estuviese incluida en el acuerdo firmado a principios de semestre. ¿Será que la escasez de dinero es tal, que nos bloquea las neuronas para buscarle solución a todos estos problemas, que siempre han estado presentes, pero que se han agudizado? Lo que es más lamentable es que la Educación se vea tan directamente afectada ante la crisis. Que nuestros niños, adolescentes y universitarios se vean amenazados de no poder recibir uno de los derechos básicos de los Derechos Humanos: el derecho a la Educación. En la educación pública, no se cuenta con materiales suficientes, no hay maestros, pobre administración en los planteles, etc. La educación privada no está libre de señalamientos pues ahora, con lo que ocurrió en aquel colegio, se puede observar también la poca falta de destrezas para la búsqueda de soluciones por la falta de dinero en todas partes. Una vez más, estamos siendo víctimas de cuando el dinero lo mueve todo, pero que ante la situación económica global, tanto ellos (sector privado y público) como nosotros (civiles), estamos sintiendo la misma molestia, agonía, tensión, desesperación, incertidumbre, temor…La única diferencia es que cada cual trata de defender y asegurar lo suyo a su manera.