Vivimos en un mundo constituido por grandes cantidades de data; un continuo flujo de información que se transforma. Vivimos en un nuevo espacio, el de la sociedad de la información y la cultura visual. Antes de adoptar este nuevo modo de habitar y entender el mundo, el panorama nos parecía un escenario propio de la ciencia ficción.
Recuerdo a William Gibson caracterizar el ciberespacio en su novela Neuromancer como un gran contenedor de datos complejos difíciles de manipular. “Una alucinación consensual experimentada diariamente por billones de legítimos operadores, en todas las naciones…Una representación gráfica de la información abstraída de los bancos de todos los ordenadores del sistema humano. Una complejidad inimaginable. Líneas de luz clasificadas en el no-espacio de la mente, conglomerados y constelaciones de información. Como las luces de una ciudad que se aleja” (Gibson, 50).
Los grandes conglomerados de información estaban designados a los bancos de datos contenidos en el ciberespacio. Nos parecía enfrentarnos a un flujo infinito de información fuera de nuestro alcance. Pero ya no se trata de ciencia ficción. Hoy día hablamos de la visualización de la información, la representación de lo que parece ser no-representable. Para el teórico Lev Manovich, visualizar es hacer visible, hacer una imagen mental de aquello que no tiene forma visual. Aquello que se vuelve imagen en el proceso de visualización.
A mi entender, la visualización de la información es el proceso de hacer visible un fenómeno que el cerebro humano es incapaz de registrar a simple vista. Es traer al plano de lo real lo que el ser humano no ha podido explicarse debido a su magnitud o complejidad. En el sentido de Manovich, esto es lo anti-sublime; dentro de nuestro contexto informacional lo anti-sublime es la visualización de datos de manera abstracta. Se constituye como un mapeo de datos sobre una imagen. Es el proceso de elegir datos relevantes y relacionarlos con otros de manera arbitraria con el propósito de comunicar algún proceso o fenómeno dinámico y cambiante a través del tiempo. La visualización de datos nos permite ver patrones y estructuras que subyacen en un conjunto de datos (Manovich, 2001).
La visualización de datos siempre ha existido. Con el rápido crecimiento de la información, el desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías, la visualización y reorganización de datos se ha constituido en una necesidad. Visualizar ya no es un asunto de las Ciencias; ya no se limita a la estadística, a las gráficas matemáticas, los círculos y las superficies. Se trata de una nueva forma de pensar y comunicar la información. Visualizar es un proceso de culturización de la información. Con la ayuda de plataformas software se ha hecho posible visualizar cualquier tipo de data. Cualquier individuo puede visualizar si tiene la herramienta y el conocimiento. Ha habido una culturalización de los datos en el sentido que todos podemos visualizar a través de la reorganización y ensamblaje de los datos más relevantes con el propósito de comunicar un fenómeno específico.
Lev Manovich propone llevar la visualización a otras disciplinas fuera de las ciencias. Las Ciencias Sociales, las Artes y las Humanidades son disciplinas que también deben adoptar la visualización como herramienta metodológica. Y no sólo como técnica sino como un medio con alto potencial de expresividad. Conforme a esto, la visualización como culturalización de la data en cierto sentido envuelve un aire artístico además de cientificista.
La reagrupación de datos y su visualización forman parte de un proceso de ensamblaje, donde el todo depende de la organización de sus partes. El todo es dinámico y cambiante en cuanto a la modificación de sus partes relacionadas. La capacidad infinita que nos provee la visualización de datos es fascinante, nos acerca cada vez más a la verdadera dinámica detrás de cualquier fenómeno que a simple vista no podemos apreciar. Es una doble vista sobre un objeto, a nivel microscópico y macroscópico. Esta dinámica se ha expandido a todas las áreas de nuestra existencia, por ejemplo, el poder mapear las respuestas cinéticas de nuestro cuerpo ante un movimiento determinado. Este el caso de un performance titulado Ghostcatching, de Bill T. Jones y Riverbed, que consta de una visualización dinámica (animación) de la forma humana y sus movimientos. A través de un software titulado Life Forms se combinó la danza con las ciencias de computación para visualizar un nuevo fenómeno estético.
El cuerpo del bailarín es capturado en movimiento y transformado en animaciones que representan múltiples imágenes del cuerpo interrelacionadas entre sí. La imagen representada no es un mero cuerpo sino una abstracción de este a través de cada movimiento. La habilidad de las computadoras de mapear estas formas complejas en continuo dinamismo (información corporal) en un espacio tridimensional, recrea una pieza única y original, en un nuevo acto de representación que va más allá del espacio perceptible por el ojo humano.
La visualización de datos es un método útil en todas las disciplinas; no se limita al espacio científico tradicional sino que se expande a otras áreas del conocimiento. El acto de visualizar representa una nueva estética de la comunicación, envuelve un aspecto cultural y artístico. La visualización es nuestro nuevo lenguaje dentro de la sociedad de la información. Hay nuevas formas de ver, habitar y comunicar dentro nuestro espacio informacional. El reto está en la forma en que se emplee esta herramienta, no sólo para la organización de datos estadísticos sino para representar la experiencia humana.
Este texto pertenece al cuerpo de trabajo producido por estudiantes de maestría en Comunicación de la UPR-RP, bajo la dirección del profesor Rubén Ramírez Sánchez, en el blog de la clase Tecnología, medios emergentes y sociedad de la información: consideraciones teóricas y metodológicas