1. Escribe para ti y para nadie más. Las letras que dejas en el papel son la satisfacción de TU esfuerzo. Por eso no deben existir por el mero hecho de complacer y/o agradar a otros. Esto aplica a tus futuros editores (debes complacerlos solo lo suficiente como para que te publiquen, no tanto para que estén felices por ello). Esto también aplica al ser que eres día a día y no te permite convertirte en el ser que verdaderamente debes ser.
2. En mi caso particular, el periodismo me ha obligado a disparar directamente al pecho o a la cabeza. Nada de tiros curveados. En la literatura le dicen ‘desdibujar’. Desdibujar de manera exitosa es una habilidad que se adquiere con disciplina y lealtad. Si el Karate Kid estuvo toda una película aprendiendo a dar una patada, nosotros podemos aprenderlo. No obstante, darle un toque narrativo, como vemos en las novelas y cuentos resulta atractivo para el lector, siempre y cuando no abusemos de la técnica.
3. Para la ciencia, somos esquizofrénicos. Para los mortales, somos extraños. La realidad es que somos escritores y, por eso, no somos sin los personajes o historias que habitan en nosotros o a nuestro alrededor, que muchas veces ni conocemos. Somos muchos en uno y eso debe respetarse. Si tomamos en cuenta las leyes de las Ciencias Sociales, “el grupo antes que el individuo”. En CISO 3121 hablábamos de la racionalización y cómo ésta se monta en bases lógicas para justificarse y crearse como una cierta. Ejemplo: Cuál es la diferencia entre:
-Una persona que no trabaja, que escucha voces y escribe sobre ellas o
-Un monje (no trabaja, escucha voces, etc).
La contestación: Ante la sociedad de la lógica, el primer caso que vimos, ese hombre está loco. Mientras que el segundo hombre, no estaba loco.
Moraleja: toma un curso de CISO para que notes la (multi) realidad. Esto aplica a todas las materias porque todas nos enriquecen como escritores y seres vivos.
4. Buscar(se) en todos lados llega disfrazado de pérdida. Sin embargo, en el momento menos esperado, (te) encuentras, temporeramente. El encontrar(se) es un juego de escondite con un niño de ocho años: interminable. Constante. Cansa, pero al final, satisface.
5. Ciertamente vivir en un país que se debate entre el primer y tercer mundo, cuyo punto medio es el abismo, ayuda al proceso creativo. Constantemente me encuentro imaginando otros escenarios, algunos mejores, otros pues no tanto. Si bien es triste que los maestros de Español, Inglés o Literatura nos limiten a lo que supuestamente somos (La Charca, Lautaro, La Celestina), debemos dejar de sufrir por nuestro “origen” y forma de ser. Superemos estas barreras y prosigamos a escribir cosas chéveres y reales [que en ningún momento dije que las anteriores no lo eran pero vamos, move on].
6. Las ideas surgen en el momento menos esperado. No tienen modales. ¿Qué se puede hacer? Son las que nos mueven. Las ideas deben anclar en el papel tan pronto lleguen. De esa manera, intentamos evadir el empirismo preconcebido y a la sociedad de la lógica. Si la lógica alcanza la idea antes que el papel, veremos un descuartizamiento. Por eso debemos estar preparados. Consejo: carga con la libreta y el lápiz a todo lugar así como cargas con un celular. “No guies y textees”, pero guiar y -escribir una idea en una luz roja antes que se me olvide y la pierda para siempre- todavía no ha sido incluida en la lista de “amenazas a la vida” y es un adrenaline rush cabrón.
7. Si sufres un accidente en el intento de atrapar una idea, escribe sobre el accidente. Si es necesario, ocasiona otro. Mantener un balance entre lo espontáneo y lo premeditado resulta en un contraste funcional. El caos es bello.
8. Así como a Luis Fonsi le gusta “gritar y gritar” y “esperar una señal del destino”, a mi me gusta escribir y escribir. Hay que escribir hasta que la mano diestra adopte la conducta Fonsiana y grite. Escríbelo todo, hasta la cantidad de veces que parpadeas en una hora (mínimo 24 veces al minuto, según estudios). Podrá sentirse como la fila del Church’s Chicken en el Centro de Estudiantes de la IUPI: algo que simplemente no va a llegar a ningún lado anytime soon. PERO, esos pequeños borradores eventualmente encontrarán su camino (OJO: el camino puede ser a la encuadernadora o al zafacón).
9. La funcionalidad de algo puede referirse pero no limitarse a: ser una copia de un estilo de algún escritor que te guste, reescribir viejos textos, buscarle otra hipotenusa al triángulo de Pythagoras (suerte ahí), o decir cualquier disparate y atribuírselo a Pythagoras. Whatever works for you. La funcionalidad es tan relativa y subjetiva como la objetividad.
10. Saudade. Desde que la escuché en el salón de la boca de una compañera amante del portugués, le puse nombre al sentimiento que me persigue y me provoca escribir. Puede ser útil nombrar lo que sabemos nos hace sufrir, así podemos referirnos a él de diferentes maneras.
11. La verdad, si eres periodista. La verdad torcida sin perder su esencia, si quieres escribir literatura.