The Beatles es, sin duda alguna, una de las bandas más importantes de la historia. Sus integrantes son personajes legendarios que incluso hoy en día, cuarenta años después de la separación del grupo, emocionan a sus fanáticos quienes los consideran ídolos. El 5 de abril de este año, se presentará en el Coliseo de Puerto Rico, por primera vez en la historia, uno de los dos Beatles que siguen con vida: Paul McCartney. Pero ¿realmente tendrán los beatlemaníacos puertorriqueños la oportunidad de ver un “Beatle” en vivo? ¿Cuánto cuesta saciar las melancólicas ganas de intentar experimentar la sensación de ver algo del cuarteto de Liverpool en concierto? El precio de las taquillas de la función en Puerto Rico aún no está disponible, pero el costo para las presentaciones en otras ciudades, como parte de la gira “Up and Coming” está en el rango de los 75 a 400 dólares, entendiendo con esto que los puestos valorados en menos de 150 son aquellos en los que mejor sería llevar un par de binoculares para apreciar el espectáculo. Por lo tanto, los beatlemaníacos tendrán que desembolsillar por lo menos unos doscientos pesos si quieren ver al ídolo a una distancia medianamente satisfactoria. En estos momentos de crisis económica eso no es un número sencillo de asimilar. Ahora bien, la pregunta que uno debe hacerse es ¿vale la pena? Por ver a un Beatle, cualquier fanático sería capaz de gastar hasta los cuatrocientos dólares, pero la cuestión es la siguiente ¿sigue siendo Paul McCartney un Beatle? McCartney tiene actualmente sesenta y ocho años. Su temple juvenil, su dinamismo y su voz ha sido duramente criticada por aquellos que lo han visto en vivo en sus dos últimas giras. La voz se le quiebra y desentona en tonadas tan emblemáticas como Yesterday o Let it Be. Son muchos los que dicen que ya no es aquel chico que manejaba con gracia la estética musical y la talentosa genialidad creativa de antaño, sino que ahora es un anciano que intenta mantener viva una llama que se ha apagado. Si estas críticas son ciertas ¿vale la pena gastar más de doscientos dólares en este espectáculo? No estoy preguntándolo sólo por la inversión monetaria sino que, ¿no sería preferible mantenerlo vivo en nuestro imaginario como Paul McCartney el Beatle que canta con la potencia de voz admirable que lo caracterizaba? El cuarteto de Liverpool tenía un éxito cantado por McCartney llamado When I´m sixty four que decía: “¿Aún me necesitarás? ¿Aún me alimentarás cuando tenga sesenta y cuatro años?”. De Paul McCartney a los sesenta y ocho años, ¿todavía necesitamos sus conciertos y todavía pagaremos sus taquillas? ¿Cuánto cuesta la nostalgia? Por mi parte, ya empecé a ahorrar.