Por Alexandra Mulero Ortiz
“Y con esto, adiós, que para prólogo de un libro condenado a ver la luz en Burrolandia, sobra la mitad de lo dicho” –Paliques, Nemesio Canales, 1915
Las palabras finales de Nemesio Canales han resonado en mi cabeza en las últimas semanas, mientras veía el despelote mediático provocado por el tema de la educación con perspectiva de género en Puerto Rico. Me entretuvo, especialmente, el desenlace de la página de sátira en Facebook : “A mis hijos los educo yo”.
Como dijo uno de los creadores de la página: “si bien [la sátira] sirvió para demostrar lo cómico que puede ser Puerto Rico en muchas cosas, también es un indicativo de lo peligroso y el problema que hay de desinformación…de ambas partes recibimos amenazas” (en entrevista para Primera Hora con Javier Vázquez). Aunque evidente, muchos de los opositores y favorecedores seguían sin entender lo que estaba pasando en esta página web.
Ahora bien, mucho antes de que se creara ese sitio en Facebook, hay otra página cibernética que se ha encargado de desinformar y manipular al pueblo de Puerto Rico. Lamentablemente, la página web PR por la Familia, no lo hace en forma de broma y sus acciones podrían tener repercusiones sumamente serias. He presenciado debates donde personas intentan reforzar sus argumentos con noticias publicadas en PR por la Familia. No solamente eso, si no que se aferran a ciegas de todo lo que este grupo pública sin siquiera dar espacio al cuestionamiento.
Me expuse al martirio de revisar algunos de los artículos que publican en su página web. De todas las noticias mal interpretadas o sacadas completamente de contexto, seleccioné cuatro que han sido las más llamativas en estos últimos días. Algunas de ellas, las han utilizado en diferentes medios de comunicación para justificar su oposición a la perspectiva de género. Oposición que, como todo lo que hace PR por la Familia y la élite religiosa que los forma, solo deja ver su persistente homofobia. Veamos.
En primer lugar, en dicha página ha resonando el “cierre” del Instituto Nórdico del género (“Golpe devastador a la teoría del género”, como titulan la nota). Alegan que la publicación del documental Hjernevask (Brainwash) de Harald Eia y Ole Martin Ihle provocó el cierre de este instituto. Falso. Una simple visita a Internet deja ver que la reestructuración por la que pasó esa entidad nada tuvo que ver con el documental. En el 2011, el Consejo de Ministros Nórdico decidió reorganizar NIKK, de un Instituto Nórdico a un programa de cooperación Nórdico. Como resultado, en el 2012 se estableció el Nordic Information on Gender, cuya misión de presentar información e investigación en relación al género y a la equidad de género expira en el presente año (http://www.nikk.no/).
En segundo lugar aparece un vergonzoso intento de equiparar la homosexualidad con la pedofilia en la noticia: “Grupo de apoyo a la pedofilia exige los mismos derechos que los homosexuales”. En este artículo, cuyo título ni siquiera merece discusión, arremeten contra una organización norteamericana llamada B4U-ACT. PR por la Familia, con tono acusador, reduce el trabajo investigativo que pretende hacer esta organización diciendo que lo primero que buscan es crear compasión y “comprensión” por el depredador sexual infantil. El problema está en que hacen evidente la manipulación de la información, es decir, escogen aquellos pedazos que asumen ayudan a su causa. Fabrican la noticia y como todo medio de comunicación irresponsable, enaltecen el título dejándolo a una interpretación subjetiva del mismo. Por ejemplo, ¿cuáles son algunas de las metas de B4U-ACT que PR por la Familia omite en su publicación? Una de ellas, en palabras de la misma organización, es que para asegurar la protección de la niñez, debemos poner fin al secreto y la falta de conocimiento sobre las personas que admiten sentirse atraídos a menores o adolescentes.
B4U-ACT pretende ofrecer servicios de salud mental a estas personas, basados en la investigación sobre este tema. Nos recuerdan que el bienestar de muchos niños depende también de la salud mental de estas personas (http://www.b4uact.org/). PR por la Familia, manifestando su relación de amor y odio con la ciencia, despotrica contra esta organización, dejando a un lado el potencial beneficio que tiene conocer qué tienen en la mente los pedófilos y cómo se puede apoyar social y psicológicamente a esta población para evitar o prevenir daños a otros menores de edad. En esta misma noticia, atacan también a la Asociación de Psicología Americana (APA) a raíz de un estudio que exploraba los efectos que tiene el abuso sexual infantil en sus víctimas. PR por la Familia alega que en el año 1998 la APA emitió un informe que aseguraba “que el ‘potencial negativo’ del sexo de adultos con niños estaba ‘exagerado’ y que ‘la vasta mayoría de hombres y mujeres informaba ningún efecto sexual negativo de las experiencias de abuso sexual en la infancia”. Estas aclaraciones no van acompañadas por una referencia hacia algún documento de la APA donde uno pueda corroborarlas, indicativo de que es una mentira.
En cambio, en el 1999, la APA publicó una declaración donde indicaba que aquellas personas que se encargaron de reportar que el estudio decía que el contacto sexual de adultos con niños no tenía efecto en los niños, estaban ofreciendo información errónea. Afirma, además que, de hecho, la mayoría de la literatura psicológica revela que el abuso sexual infantil tiene serios efectos negativos en sus víctimas. El estudio se planteó indagar en los diferentes grados en los que el abuso sexual afectaba a los niños. En otras palabras, se preguntaban si era posible que la edad del niño, la resiliencia y/o el ambiente familiar pudieran mitigar los efectos negativos del abuso. De nuevo, PR por la Familia ignora el hecho de que esta información es sumamente necesaria para informar programas de tratamiento para niños víctimas de abuso. Finalmente, la APA concluye que todo tipo de abuso está mal, pero que no todo tipo de abuso tiene los mismos efectos dañinos (http://www.leadershipcouncil.org/).
En tercer lugar, figura la noticia titulada “Devastador estudio científico Regnerus para defensores de la agenda homosexual”. El estudio al que se refieren, que se puede acceder libremente (http://www.markregnerus.com/), compara diversas variables de una muestra de casi 3,000 personas adultas en Estados Unidos, de acuerdo a su composición familiar durante sus primeros 18 años de vida; esto con el propósito de evaluar como diferían, a largo plazo, algunas características en la vida de estas personas.Aquí aprovechó PR por la Familia para informar, no muy fielmente a los resultados y comentarios del autor Mark Regnerus, sobre los “riesgos” o “efectos” de vivir en hogares con parejas del mismo sexo. Pero ¡sorpresa! otra vez, han sacado las cosas de contexto. El mismo Regnerus señala que no puede hablar o especular sobre causalidad por que únicamente hace pruebas sencillas de diferencias entre grupos (no puede hablar de causa y efecto).
En su estudio, Regnerus, sociólogo del Centro de Investigación sobre Población de la Universidad de Texas, efectivamente prueba que hay diferencias en la vida de menores que fueron criados en hogares con madres y padres biológicos y aquellos que reportaron haber vivido con madres o padres homosexuales. Pero, por supuesto, la élite fundamentalista no menciona, por ejemplo, que muchos de los niños criados en hogares de personas homosexuales habían presenciado el fracaso de una unión heterosexual y otro alto por ciento reportó haber sido víctima de bullying. Dejan a un lado que Regnerus no sugiere que el crecer con una madre o padre homosexual provoca condiciones de vida negativas a causa del comportamiento u orientación sexual del padre/madre; que los resultados de la investigación podrían explicarse en parte por la variedad de problemas sociales a los que se enfrentan los niños de padres/madres homosexuales- incluyendo el prejuicio persistente; y que la orientación y comportamiento sexual de los padres no necesariamente se relaciona a la habilidad de ser un padre bueno y efectivo pero que, definitivamente, afecta las realidades de dichas familias.
Quiere decir, que las diferencias pueden deberse a que aquellos menores cuya madre o padre tenían parejas del mismo sexo viven una realidad muy diferente a la de aquellos de padres biológicos (y de matrimonios estables). Un ejemplo claro es el constante ataque de sectores irrespetuosos hacia los homosexuales. De manera que el problema no está en su identidad sino en la forma en que muchos manifiestan desprecio hacia esta población.
En cuarto y último lugar, aparece el siguiente titular -sobre el cual no voy a abundar mucho-: “Mujer criada por homosexuales pide al gobierno proteger el verdadero matrimonio”. Sé que pierdo mi tiempo pero, obviamente, las anécdotas de una sola mujer, no representan, en lo absoluto, el sentir de los muchos otros que viven felizmente en hogares con familias diversas. En esta nota, la mujer cuenta que sus padres la expusieron a un sinnúmero de vivencias desagradables (drogas, alcohol y alta exposición a manifestaciones sexuales). Pero entonces, ¿el problema era que fue criada por homosexuales o que esas personas, evidentemente, no estaban capacitadas o interesadas en ofrecerle un estilo de vida sano? Es lamentable que se aprovechen este tipo de historias, sin saber siquiera cuan ciertas pueden ser, para manchar la imagen de las miles de personas que tienen la capacidad, el amor y la disposición para criar y darle una vida hermosa a algún infante.
En fin, no me crea a mí tampoco, todo esto puede corroborarse utilizando Internet, artículos científicos y no limitándose a leer los títulos de las falacias que publican grupos como PR por la Familia y seguidores para llegar a conclusiones absurdas. Debemos ser más cuidadosos, antes de compartir lo que leemos, venga de la fuente que venga, corrobore, pregunte, cuestione, piense. Tenemos un universo de información frente a nosotros, hagamos buen uso de ella antes de difundir odio e irrespeto, que como siempre estuvo y ha estado, basado en la malinterpretación y manipulación de información. No hace falta recodar el holocausto judío y el movimiento por la lucha de los derechos civiles para entender porqué la mala información puede ser un peligro.
La autora es estudiante de Maestría en Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México