El arte es una forma de la memoria. Al menos así lo cree el escritor colombiano Santiago Gamboa, quien se unió a los escritores José Luis Vega y Oscar Hijuelos, durante el debate La memoria como viaje: todas las voces, que formó parte de la segunda edición del Festival de la Palabra.
Gamboa es autor de libros como El ladrón de mentiras y El síndrome de Ulises, mientras Vega es autor de varios poemarios y director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española. A su vez, Hijuelos es de origen cubano y residente en Estados Unidos es el primer hispano es ganar el premio Pulitzer de ficción por su libro The Mambo Kings Play Songs of Love.
Los tres autores concordaron en que en cada uno de sus trabajos la memoria ha estado presente como una forma de recuperar el pasado perdido.
Por ejemplo, para Vega “la memoria tiene que ver con las experiencias de ruptura y nace de la necesidad de la recuperación”.
La memoria puede ser manipulada e inventarse, sin embargo esta invención siempre partirá de una experiencia vivida o una memoria.
Gamboa opinó en ese aparte que “las novelas se forman de memoria e imaginación. La memoria nos permite conectar con algo que hemos perdido y es irrecuperable pero lo buscamos creando”.
Por otra parte, el olvido es también parte de la memoria, tal como lo veía Borges. La forma en que se llenan estos espacios de la memoria
parte a su vez de otras, incluso la memoria de la especie y hasta la memoria inconsciente.
En este sentido, la memoria implica algo de ficción. Vega explica que “escribir de nuestro pasado no significa reconstruirlo tal como fue.” Esto se debe a que no siempre recordamos las cosas tal cual, pero es posible construir una historia a partir de una memoria. “A veces una canción es una memoria y luego se parte de esa canción para construir la memoria alrededor de ella, tal como en el caso de mi novela,” explica Hijuelos.
Al mismo tiempo, los escritores reflexionaron en que existe una relación entre memoria, cultura e identidad. En efecto, los escritores suelen recurrir al archivo de la cultura popular para nutrirse; puede decirse entonces que la memoria alimenta la identidad. Según Vega, “la memoria es la fuente de la identidad personal y constituye la identidad colectiva”.
Finalmente, en el debate se discutió como el idioma es parte de ese proceso de creación de la identidad. “La memoria tiene que ver con el idioma ya que para mí lo sentimental llega a mí en español pero mi educación racional fue en inglés. Cuando pienso en cosas de mi niñez las memorias me llegan en español,” comenta Hijuelos.
Asimismo, el ganador del premio Pulitzer confesó que en su experiencia de exilio “la memoria del pasado se vuelve más bella, aunque no lo fuera, y el lenguaje se vuelve más bello también.”
Por lo que, concluyeron que la memoria es un recurso al que el autor muchas veces inevitablemente recurre no sólo como forma de recuperar un pasado perdido sino además como punto de partida para crear y recrear ese mismo pasado desde el presente.