Los conceptos de patria y religión que tanto cautivaron a los escritores en el pasado parecen no inspirar mucho a los creadores literarios contemporáneos que se han sentido excluidos y hasta perseguidos por los poderes representados por ambos idearios, de acuerdo con varios autores latinoamericanos que participaron en la tarde de ayer en una de las actividades del Segundo Festival de la Palabra.
Para el escritor mexicano Jorge Volpi “la patria y la religión son las ideas más perniciosas engendradas en los últimos tiempos”. Explicó que ambas nociones están concebidas como mecanismos de exclusión. Indicó, por ejemplo, que en el plano de la religión al asumirse que existe una verdad absoluta unas creencias excluyen a otras, en tanto y en cuanto se perciben como superiores a las demás. Señaló que en el discurso de la patria, el nacionalismo también proyecta esa misma exclusión.
Con el coincidió el venezolano Israel Centeno. “La religión que busca convertirse en poder excluye”. Centeno tampoco concuerda con la percepción política del concepto patria. Para este intelectual caraqueño en cuya obra se resaltan las vivencias de seres marginales en la capital venezolana, el lugar donde se mueven los afectos es un territorio más digno que le brinda verdadero sentido al ser humano. “La única patria es la que se mueve en los afectos”, afirmó.
Por su parte, el cubano Abilio Estévez declaró que aunque creció en un país donde la patria siempre estuvo asociada a la política, para él la patria es otra cosa. Indicó que el discurso de todo poder, especialmente en uno de corte totalitarista como ha sido el que ha predominado en Cuba, es apropiarse de estos conceptos. “La patria es un lugar en común, puede estar en la literatura, en los libros, en un bolero o en el sabor de una comida; son esas cosas pequeñas que uno se lleva consigo”, declaró con un tono de nostalgia el autor de Inventario secreto de la Habana (2004) quien reside en España hace varios años.
“La patria está en uno”, manifestó otro de los autores presentes, el sacerdote franciscano Ángel Darío Carrero. El narrador puertorriqueño indicó que si bien es cierto que en un momento de la historia de la Isla los escritores se aglutinaron bajo los dos grandes meta relatos de la patria y la religión, “ya no funciona así la forma de hacer literatura”. Anotó que la generación de escritores actuales persigue objetivos mucho más plurales. Defendió de otro lado, las posturas inclusivistas y liberadoras de la religión. Señaló que la teología de la liberación, puesta en práctica especialmente en algunos países de Centroamérica entre las décadas del setenta y ochenta, demostró que no necesariamente ésta tiene que percibirse como instrumento de opresión. “Se le debe a la religión mucho de la liberación de los pueblos”, aseguró.
Todos los escritores hicieron estas declaraciones durante la mesa redonda moderada por el analista político Luis Pabón Roca, donde se discutió el tema de La religión como patria, la patria como religión. También participaron en la misma la narradora libanesa Hyam Yared y el sociólogo puertorriqueño Ángel ‘Chuco’ Quintero.