Pedro Almodóvar es uno de esos directores que tienen tanto renombre, que todo aquello que hacen posee, de forma inmediata, suma relevancia y una especie de prestigio automático. La gente suele hablar de él y de su cine como un pilar fundamental de la cinematografía europea, halagando su trabajo con emoción, no importa si el que habla realmente ha visto al menos una película realizada por este director. Tanto los cinéfilos como aquellos que dicen saber de cine, inevitablemente hacen una pausa en la conversación y hacen exclamaciones cuando el nombre Almodóvar sale a relucir.
Pero la gente que no conoce su trabajo anterior a La Mala Educación, no podía entender qué es realmente lo que ha convertido a Pedro Almodóvar en una leyenda del cine mundial. Por lo menos no hasta hoy, ya que con La Piel que Habito, el nuevo film de este genial cineasta manchego, ha recuperado el estilo que lo ha consagrado en la gran pantalla. Almodóvar ha vuelto a mostrarse provocador, arriesgado, lleno de misterio, con un control absoluto de la narrativa y el lenguaje cinematográfico y, sobre todo, profundamente perturbador.
La Piel que Habito es un film tan complejo que hablar de el mismo no es tarea fácil. Uno puede o bien, pecar de simplificarlo, o ahondar tanto sobre él, para intentar hacerle honor, que terminaría contando toda la película y haciendo varias tesis sobre teoría de género, psicoanálisis y semiótica. En ella se tocan temas tan diversos (e intensos) como los roles de género, la violencia, la venganza, la bioética, la locura y sobre todo, la identidad sexual.
Incluso, intentar hacer una sinopsis que le haga justicia a la película es difícil. Un escueto resumen de la misma se podría hacer diciendo que, narra la historia de un cirujano plástico, obsesionado con una mujer que tiene encerrada en su casa, quien es víctima de toda la experimentación que este hombre realiza en búsqueda del avance científico en materia de estética y apariencia humana. La trama se complica cuando una inesperada visita funge como catalítica y termina acabando con el encierro de la mujer, liberando consigo una serie de secretos muy turbulentos y oscuros.
La dirección de Almodóvar es impecable. La fotografía no sólo tiene un manejo de la estética precioso, sino que, funciona a mil maravillas para generar el clima de misterio y suspenso que acompaña perfectamente el enigmático guión. La dirección de arte es, de igual modo, muy hermosa y repleta de simbolismos, como suele ser siempre en los filmes de este gran director. Las actuaciones de todo el elenco de la película, de igual modo son magistrales. Antonio Banderas (quien vuelve a trabajar con este director luego de 20 años) posiblemente nos regala su mejor y más seria interpretación en muchísimos años.
De igual modo, la actuación de Elena Anaya quien vuelve a trabajar con Almodóvar, haciendo un intenso e inquietante papel, que a pesar de ser totalmente parsimonioso y pasivo, es el foco principal de la enrevesada historia que con tanta maestría ha logrado adaptar cinematográficamente Almodóvar (la película está basada levemente en la novela “Tarántula” de Thierry Jonquet), haciendo un deleite de guión, con unos diálogos exquisitos. La otra gran actuación la ofrece la talentosa y experimentada actriz Marisa Paredes (quien tampoco es primeriza ante la dirección de “Pedro”). Por su parte, Jan Cornet, también sorprende con su corto pero importante papel.
Los demás elementos técnicos del film son igualmente maravillosos. La música, la edición, todos estos aspectos (que más que técnicos, podría llamárseles artísticos en esta producción) están elegante y perfectamente orquestados por el famoso director español, para lograr una de las mejores películas de toda su carrera cinematográfica.
Sin duda alguna, La Piel que Habito dará mucho de qué hablar. No sólo por su magistral realización sino por su enrevesada y perturbadora historia, y sobre todo, por toda la gran cantidad de acercamientos desde diferentes áreas de estudio, que pueden usarse para abordarla: Teoría de género, psicoanálisis, bioética, semiótica, sociología y teoría cinematográfica. En todo caso, no hay que ser un experto en ninguna de estas áreas para darse cuenta de que este film es realmente impresionante y definitivamente será un clásico, para los años futuros.