A la tercera llamada el teatro quedó en completa oscuridad, poco después el sonido de varios tambores entró a escena. Poco a poco las luces empezaron a iluminar los rostros de algunos de los personajes de la pieza teatral. Rostros nuevos y juveniles. La luz sobre ellos duraba poco, parecía algo así como las luces de navidad que continuamente prenden y apagan.
Cuando el teatro se iluminó por completo, los actores y actrices entraron al escenario en parejas cantando alegremente. Unas tenían faldas largas como de bomba y plena, otros cargaban máscaras de vejigantes. Hubo quienes se amarraron máscaras de papel en la cabeza, pero ninguno se olvidaba de bailar alegremente, sin juzgar sus inexpertos pasos.
La obra Perspectivas en Construcción se presentó por primera vez el viernes 12 de junio, en la sala experimental de CREARTE, y el pasado viernes 19 de junio celebró su segunda función en el Teatro Victoria Espinoza en Santurce. Esta obra surgió por el esfuerzo colectivo de alrededor de 25 niños, jóvenes y colaboradores de la organización sin fines de lucro CREARTE. Esta organización se encarga de ofrecer formación mediante el arte, el deporte y la educación a niños y jóvenes que viven en comunidades de alto riesgo a la violencia, drogas y pobreza.
Según el director del proyecto teatral, Xavier Valcárcel, la pieza estuvo inspirada en la obra Vejigantes del escritor puertorriqueño Francisco Arriví. Vejigantes trata sobre el racismo, los conflictos asociados al discrimen y lo que las personas son capaces de hacer por aparentar ser lo que no son. Lo que hizo el elenco fue reescribir la obra adaptándola a algunas realidades de sus comunidades.
“Los niños leyeron la pieza original de Francisco Arriví, la estudiaron y desarrollaron paralelamente unos diarios reflexivos en torno a sus análisis a partir de la obra original. También identificaron cosas que estaban en la obra que pasan en sus comunidades y problemáticas en sus comunidades que no aparecían en la obra. A partir de todo eso fue que montaron colectivamente las escenas, diálogos y dinámicas particulares”, explicó Valcárcel.
En la obra, los niños recogieron diferentes temas y problemas presentes en la sociedad y los presentaron de una manera simple y divertida, pero sin perder la idea de conmover a la audiencia, haciéndolos pensar, analizar y evaluar sus acciones.
Jocosamente la obra presentó el tema de las diferencias por clases sociales, las apariencias, el racismo, la educación y abuso político. Tomaron como punto de partida varias historias. Una de ellas tenía como personajes principales a Toña, Benito y Julia. El problema central de esta historia era que Toña y Benito eran de clases sociales diferentes. Los padres de Toña no le permitían relacionarse con personas de la alta sociedad, sin embargo, ambos personajes continuaban compartiendo hasta que Julia, la hermana de Toña, los sorprendía y los alejaba.
Otra de las historias se enfocaba en una madre soltera llamada Marta y su hijo Joyalito. Marta estaba muy enferma, pero para evitar que los demás hablaran de ella, no admitía su mal estado de salud y hacía todo lo posible por parecer saludable en todos los aspectos. Pero a su hijo no lo podía engañar. Aunque ella juraba estar completamente bien, Joyalito insistía en que visitara a un médico porque no aparentaba estar bien.
En la obra también hubo una escena en la que levantaron una protesta exigiendo trato justo para las comunidades más desventajadas, mejor ambiente laboral y un mejor sistema de educación.
En general, tanto la obra de Arriví como Perspectivas en Construcción presentaron cómo muchas personas viven con máscaras, tratando de ser quien no son. Maquillándose el rostro y sus realidades para adentrarse a grupos sociales a los que les gustaría pertenecer. Los niños de CREARTE se enfocaron en llevar un mensaje de aceptación. Instaron a los presentes a acabar con esas máscaras, con el racismo y con los prejuicios.
“Mientras el alma está triste, el rostro está alegre, disimulando. Somos el eterno desfile de las máscaras”, decía uno de los parlamentos de la obra.
El equipo de la producción teatral trabajó durante siete meses la conceptualización de la obra y tuvieron cuatro intensos meses de ensayo. A pesar del trabajo y el esfuerzo, Valcárcel admitió sentirse muy satisfecho y orgulloso del producto final. “Estoy contento porque el logro de la obra también es haber utilizado a los niños como representantes de muchas comunidades”, dijo.
Para muchos de los participantes era la primera vez que actuaban, para otros era la primera vez que actuaban en un teatro formal, sin embargo, todos mostraron buen dominio escénico y mucha seguridad en sus interpretaciones.

El mensaje de la obra es que las personas se quiten esas máscaras que no dejan ver quien realmente son. (Michelle Estades)
Ya para culminar su presentación, las luces volvieron a bajar su intensidad y los niños, que habían abandonado el escenario, volvieron a entrar poco a poco. Primero hizo su entrada un grupo de niñas vestidas con faldas largas de color anaranjado, se reunieron en el centro y bailaron lentamente levantando sus brazos. Luego se acomodaron en algún espacio del escenario. Niños sosteniendo vejigantes también hicieron su entrada. Otros con máscaras de papel. El público aplaudía fervorosamente. El mensaje de la obra ahora se hacía claro e insistente, dejar las apariencias, desnudar el alma, apoyar la justicia, ser justos.