No hay duda de que el deporte es algo que da gratas recompensas, que ayuda al desarrollo del ser humano, que incluso puede transformar y hasta salvar una vida. Sin embargo, la responsabilidad aumenta cuando se alcanza un alto rendimiento y llega el momento de representar tu patria.
Es ahí cuando todos los ojos de tu país se posan sobre ti. Miremos el ejemplo de los atletas puertorriqueños en los Juegos Panamericanos de Toronto. Basta con echar un vistazo a las redes sociales cibernéticas para ver el debate que se ha suscitado con respecto a su desempeño. La mayoría del pueblo ha mostrado su respaldo a nuestros atletas -que están compitiendo en suelo canadiense-, entendiendo el beneficio de la inversión del Estado en el deporte, especialmente en momentos de crisis, cuando son estos alicientes los que verdaderamente unen al pueblo.
Pero también hay críticas, todas alrededor del dinero que se invierte en el desarrollo del deporte, aun cuando es una de las inversiones más sanas y dignas que puede hacer gobierno alguno, pues se enfoca en la juventud y, si se mira en el marco grande, corresponde apenas a un pedacito del gran pastel presupuestario que eventualmente termina dividido entre los poderosos, desde partidos políticos hasta los mismos medios de comunicación que, irónicamente, critican a los atletas. Es obvio que hace falta más fiscalización para el deporte de base, pero abalanzarse a atacar a un ateta que durante toda su vida se ha sacrificado para poner en alto el nombre de su patria pudiera rayar en lo mezquino.
Ahora bien, ¿qué realmente lleva el atleta en el cerebro a la hora de la competencia internacional? ¿Cómo prepararse para las reacciones de los fanáticos, que pueden ir desde las más leales loas hasta el fusilamiento completo y total, más en esta era dónde todo el que tenga alguna cuenta en una red social cibernética tirotea a mansalva? ¿Qué debe tener en mente un atleta para enfrentar estas situaciones? ¿Qué debe tener en su ser a la hora de salir a competir?
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Mónica Puig ganó bronce por Puerto Rico, pero llegar ahí no fue faena fácil. “Igual que en el entrenamiento físico, aquí hay que encontrar un estado óptimo a nivel sicológico”, explicó el profesor Aybar Soltero. (Straffon Images para COPUR)
En el afán de entender cómo se desenvuelve la mente de un atleta en este tipo de situaciones, Diálogo se sentó con el doctor Fernando Aybar Soltero, sicólogo deportivo y unos de los pilares de la Facultad de Educación Física del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, para que nos ayudara a entender la psiquis de un atleta. Aybar, quien tiene a su haber varias publicaciones, entre ellos el libro de texto Fundamentos psico-sociales del deporte y la actividad física, (Publicaciones Gaviota, 2009), ha trabajado en numerosas ocasiones en talleres y clínicas con los atletas del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) e incluso fungió como recurso durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010. He aquí nuestra conversación.
Diálogo: Saludos, profesor. Usted ha trabajado en numerosas ocasiones con los atletas de Alto Rendimiento del Comité Olímpico de Puerto Rico, con respecto a la psiquis y lo que necesitan para tener el mejor desempeño posible en sus actuaciones. Cuando inicia este trabajo con tal o cual atleta en particular, ¿qué es lo primero que se busca analizar del atleta? ¿Qué es lo primordial, antes de cualquier otra cosa?
Aybar Soltero: Igual que en el entrenamiento físico, aquí hay que encontrar un estado óptimo a nivel sicológico. Hay que ver cuáles son las herramientas y características que trae este atleta o si se trata de un colectivo, ver qué herramientas tiene ese colectivo. Es importante hacer la analogía con lo físico para que se entienda mejor. Un ejemplo: puedes tener un atleta que tiene unas características físicas que lo ayudan a destacarse en su deporte o evento que practica, y por lo tanto viene con una fortaleza particular, pero, sin embargo, hay que continuar trabajando su físico, hay que seguir entrenándolo. Igualmente es esto en términos sicológicos. Hay atletas que traen unas fortalezas, entiéndase autoconfianza, autocontrol, capacidad de tomar decisiones, capacidad de concentración y atención, y eso es lo que los ayuda a sobresalir en el deporte que practican. Pero eso no significa que hay que trabajar con los otros aspectos mentales, en términos generales siempre hay trabajo sicológico que realizar.
Diálogo: ¿Cuál sería la diferencia entre trabajar con un atleta de Alto Rendimiento que ya lleva años compitiendo en escenarios internacionales de gran envergadura como, por ejemplo, digamos un Jaime Espinal o José Juan Barea, versus un atleta más joven que recién comienza en este tipo de escenario?
Aybar Soltero: Podríamos esperar que el atleta que ya ha participado de estos eventos cuente con la experiencia como una de sus grandes fortalezas, o sea, que las expectativas de lo que se puede esperar en este escenario se hacen más concretas porque ya lo ha vivido, y como ya lo ha vivido trae la experiencia como una información que me ayuda a mantenerme concentrado, a relajarme cuando me tengo que relajar, a activarme cuando me tengo que activar. Cuando no has estado en estos escenarios todo es nuevo, no estás preparado, si no te ayudan a enfrentar ese nuevo escenario hay distractores que se pueden convertir en estresores, o fuentes de estrés. Por ejemplo, en un escenario como la Villa Panamericana de Toronto, puedes estar viendo atletas que nunca has visto, no necesariamente de tu evento o deporte. Vas a estar en contacto con otros atletas mundialistas que solo sigues por televisión o Internet. Puede que entonces te enfoques en lo que hacen esos atletas, como fanático, y se te olvide enfocarte en tu plan de trabajo como atleta. También, las canchas o las áreas de competencias específicas pudieran ser más grandes o más ruidosas o más iluminadas de a lo que estás acostumbrado, y si no estás preparado puede ser un distractor.
Diálogo: ¿Cuán importante es el factor familia para estos atletas?
Aybar Soltero: Es importante el factor familia, pues es parte de la fuente de apoyo. Parte de lo que se trabaja en la preparación mental previo a la competencia es tratar de ayudar al atleta a estructurar su pensamiento, de forma que pueda concentrarse en su entrenamiento. Por lo tanto, aquellos factores externos de familia que se interpongan con ese entrenamiento deben ser trabajados como prioridad. Un divorcio, una muerte, el nacimiento de un hijo, son eventos que por lo general ocupan las preocupaciones de la mente de cualquier ser humano. Es un trabajo que hay que hacer de antemano. A la competencia hay que llegar enfocado en la tarea que se va a realizar, pero eso no quiere decir que los problemas se obvian, ni se menosprecian o se eliminan. Se trabajan para que no se conviertan en una prioridad, he ahí la capacidad del atleta para escoger los estímulos que sí son pertinentes a su actuación, tanto internos como externos.
Diálogo: ¿Cuál entiende usted es el principal obstáculo mental que puede enfrentar un atleta de alto rendimiento en ruta a la competición? ¿Cómo superar esos obstáculos?
Aybar Soltero: Bueno, aquí la manera en que cada atleta percibe esa competencia es lo que va a determinar si pudiesen aparecer obstáculos o no. En otras palabras, son múltiples las variables que podrían convertirse en un obstáculo para un atleta. Depende de factores como la edad, el momento en el que se encuentra su carrera deportiva, la importancia de la competencia, el nivel de preparación que el atleta perciba que tiene, el nivel de apoyo que el atleta sienta que ha recibido. En el colectivo, tiene mucho que ver con el manejo del grupo y su dinámica de entrenamiento, y con la relación con el entrenador. Obviamente, cuenta mucho también las expectativas de triunfo y fracaso que tenga el propio atleta.
Diálogo: En el caso de los atletas puertorriqueños, ¿afecta el marco de la situación política? O sea, ¿el hecho de que el deporte sea el bastión principal de defensa de la identidad nacional tiene que ver algo con la formación de la siquis del atleta boricua en particular?
Aybar Soltero: Yo tendría que decir que sí, porque el ser humano es un ser sociopolítico. Y volvemos a lo mismo. Aquí cada atleta percibe su valor como ente sociopolítico de acuerdo a como él estime o recree la identidad nacional que lleva. Aquí hay un sentido de que ser una isla pequeña tenemos menos probabilidades de prepararnos y hacer las cosas bien, hay quizás un ‘feeling’ de ‘underdog’ frente a naciones geográficamente más grandes y con mayores recursos económicos, o, ante naciones, como es el caso de Cuba, que se han probado élites a nivel mundial.
Diálogo: ¿En qué condición mental debe encontrarse el atleta para alcanzar su mejor rendimiento? Es decir, ¿cómo encontrar esa zona de confort deportiva máxima a la cual hay que llegar para ganar medallas, campeonatos o torneos o mejorar su propia ejecución personal?
Aybar Soltero: Primero, el atleta tiene que conocer esa zona de antemano. Lo que sería nuevo para un atleta novato sería el escenario, porque no lo conoce, pero lo demás el atleta lo conoce porque, primero, conoce su ejecución en su evento y, segundo, por algo ha llegado donde ha llegado. Esa zona de fluidez ya el atleta tiene que haberla vivido antes de llegar, por ejemplo, a Toronto. Esa zona óptima de rendimiento se practica, y eso incluye lo físico y lo mental. También hay técnicas como los mantras, que no son otra cosa que reafirmaciones o auto-conversaciones positivas, donde el atleta se programa a través de frases de reafirmación y conversaciones consigo mismo en ruta a encontrar esa zona de rendimiento óptimo.
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El veterano luchador Franklin Gómez también alcanzó en medalla en Toronto. “La experiencia es clave en estos eventos”, dijo Aybar Soltero. (Quique Aparicio COPUR)
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El baloncesto femenino no corrió la msma suerte dorada de Guadalajara 2011. “En los deportes de conjunto, son muchos los factores que afectan la mente de un atleta”. (Straffon Images para COPUR)
Diálogo: Son tiempos muy distintos a los de antes los que vive el atleta de hoy, con respecto a la crítica de su rendimiento. Se pudiese decir que se vive un momento histórico en cuanto a la tecnología se refiere. Las redes sociales han convertido a todo el mundo en crítico deportivo y han facilitado muchas armas para el ataque a mansalva de parte del fanático. ¿Cómo el atleta puede lidiar con eso? ¿Qué usted le recomienda al fanático?
Aybar Soltero: En términos del atleta, yo soy crítico de aquel entrenador que permite que sus atletas utilicen las redes sociales sin control. Creo que ahí se debe establecer de antemano una regla de limitación para el uso de las redes sociales. Eso debe ser parte de la regla. Incluso, si hay que quitar celulares, hay que hacerlo. Aunque suene dictatorial o controlador, pero hay que llegar a ese nivel de control. Como parte de su preparación mental, un atleta de alto rendimiento debe entender que lo que las personas externas digan no puede ejercer ningún control sobre lo que ha sido su preparación y plan de trabajo, y cuando digo ningún control, quiere decir cero. Sin embargo, estos son tiempos difíciles, en los que la gente busca aprobación y validación constante a través de las redes. Y no hablo de los atletas solamente, hablo de todo el mundo. Parte de la preparación debe ser enseñarles a bloquear esa información.
Aquí hay una cuestión que se llama libertad de expresión y con eso estamos fritos. Y volvemos a lo mismo, hay que madurar como seres humanos y entender que estas personas que nos están representando merecen nuestro respeto por el hecho de estar allí. No deben ser tomadas únicamente como figuras públicas para el escrutinio y la evaluación de todos, aunque no tengan la información y las herramientas para hacer una crítica positiva y adecuada.