La película Pan, que estrena hoy en cines, se aleja de lo usual y con buenísimas actuaciones, y mucho color, propone una nueva mirada al personaje, al igual que provee entretenimiento para jóvenes y adultos.
El ángulo narrativo que vemos en Pan nos enseña una precuela a la historia que ya conocemos de la popular figura cuyas aventuras comenzaron entre el 1902-1903, escritas por J.M. Barrie y no de Peter Pan antes de ser el niño perdido que se enamora de Wendy y se enfrenta a su archienemigo, el Capitán Garfio, como lo vimos en la película animada de Disney del 1953. Tampoco es un niño adverso como fue presentado en la serie popular Once Upon A Time, donde hace el papel de villano.
En esta representación, Peter es un huérfano de 12 años que llega al conocido y mágico mundo del nunca jamás, Neverland, donde se topa con personas y retos que lo harán entender de dónde viene, y lo harán convertirse en el héroe que nació para ser. Podrá sonar como una trama repetitiva, por supuesto que se ha escuchado antes. Sin embargo, el público debe preguntarse si busca algo más en una película como esta; algo más que una moraleja disfrazada con buenas actuaciones, ternura, color y un poco de acción que entretienen.
Ya superado eso, podemos examinar la película con los elementos que la hacen un filme fácil de disfrutar.
Debemos destacar el desempeño del director, Joe Wright (Pride and Prejudice, Atonement), conocido por su costumbre de reinterpretar sus tomas como si fueran pinturas clásicas. Con las posibilidades fantásticas que provee la acción animada computadorizada, Wright da rienda suelta a su creatividad al mostrar un mundo lleno de colores brillantes y llamativos, sin perder la teatralidad de sus películas anteriores. Si miramos a Pan, como una obra de teatro, podría funcionar tal y como está porque las entradas y salidas de los personajes se asemejan a las direcciones escénicas de las obras. En parte esto también tiene que ver con la edición, que no realiza cortes abruptos para brincar de una escena a otra.
Barbanegra, papel interpretado por Hugh Jackman, funge como el villano físico de la película (el enemigo principal es uno mismo, pero llegaremos a eso después). El temido pirata lidera a un tropel de personas, en su mayoría niños secuestrados del orfanato, que emplea como mineros en la búsqueda de la magia que contienen las hadas con el fin de utilizarla para su beneficio personal.
Jackman actúa muy bien como pirata calvo y arrogante, pero con un sentido del humor muy particular. Tal vez sus movimientos y acciones le recuerden al Capitán Jack Sparrow, interpretado por Johnny Depp en las películas de Pirates of the Caribbean, pero Jackman lo hace suyo. Crea su propio pirata, oscuro y ambicioso, aunque no lo veamos constantemente en pantalla. Los verdaderos protagonistas aquí son Levi Miller (Peter Pan) y Garrett Hedlund (James Hook).
Miller cae perfectamente en el casting estereotípico de Peter Pan: es joven, caucásico y de ojos claros, similar a la versión de esta historia estrenada en el 2003, así como en la película animada de Disney, donde Pan también cumplía con estas características. Por otro lado, su actuación es guiada por el conflicto del personaje de no creer en sí mismo, mientras que el resto de las personas a su alrededor lo incitan a hacerlo. Ahí, lo vemos ejecutar todo un rango de emociones, como felicidad, tristeza, miedo y molestia, todas sin parecer forzadas ni incómodas para el público.
En el caso de Hedlund, previamente visto en Tron Legacy, parecería como si este James Hook cuenta con un trasfondo casi vaquero, por su vestimenta y acento. Pero, listo para reivindicarse como héroe y no parecer un cobarde.
No podía faltar, claro está, el interés amoroso de Hook, la princesa Tiger Lilly, quien es interpretada por Rooney Mara. Mara recibió críticas del público una vez publicaron su elección como ese personaje, dado que ella es blanca y Tiger Lilly es indígena.
Más allá del déficit de diversidad racial en esta película, con toda una tribu indígena representada por actores blancos y el hecho de que los únicos actores no blancos tienen roles desechables, Pan se presenta como una alternativa agradable para ir a ver al cine.
Vale aclarar que no necesariamente va dirigida para toda la familia. Es parte de ese fenómeno de Hollywood en donde toman una historia previamente mercadeada para niños y la resignifican para el disfrute de adultos que salieron contentos con el mundo de Avatar y/o han escuchado anteriormente canciones como Smells Like Teen Spirit y Blitzgrieg Pop (al ver la película comprenderán).