Si en los últimos cinco meses has visitado la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP) seguramente has visto a un par de muchachos cargando neveritas de playa y vistiendo t-shirts negras que leen ‘Los Paleteros’. Pero si no te has topado con ellos, puede que sí hayas visto a varias personas disfrutar de una paleta helada a la hora del almuerzo. ¿Quiénes son ellos y de dónde salen las paletas? Aquí te contamos la historia.
Todo comenzó como un chiste, aseguraron los hermanos Christian y Luis Bautista, ambos estudiantes de contabilidad de la UPRRP.
Durante su viaje a Chicago, Luis le contó a Christian que sus abuelos lo llevaron al barrio mexicano donde probó unas paletas heladas. Entonces, cuando regresó a Puerto Rico, Christian lo llevó a probar unas paletas locales. Ahí nació el chiste, o se puede decir, la idea. Los hermanos comenzaron a fantasear con crear su versión “mejorada” de las paletas.
En una tarde calurosa de verano, cuando la sequía y el racionamiento estaba en todo su apogeo, los Bautista conversaban en su habitación. Dentro de su conversación volvieron a hablar sobre las paletas.
“Yo le dije a mi hermano ‘vamos a hacerlo’. Le dije ‘vamos a sacar 100 dólares cada uno, vamos a comprar un fanny pack y vamos a juntar nuestro dinero y con ese dinero vamos a empezar este negocio’. Entonces compramos frutas, unos vasitos y así empezó nuestro negocio”, narró Luis, el mayor de los hermanos.
Los chicos cayeron en cuenta que la idea podía ser “tremendo negocio” ya que en esta isla tropical la gente siente calor todo el tiempo y buscan cualquier cosa que les refresque. Sin embargo, al ser estudiantes a tiempo completo, no tenían un horario ni un lugar dónde vender las paletas. Así, casi por imposición, decidieron que su público sería la Iupi.
“Somos estudiantes y tenemos que seguir estudiando; pues ese es nuestro público. A la hora de almuerzo, frente al centro”, dijo Luis.
Así fue como el 17 de agosto del 2015 comenzó la aventura. Aunque narraron que el primer día se les derritieron las paletas y hasta la guardia universitaria les llamó la atención, han aprendido de sus errores para ofrecer un mejor servicio y calidad de su producto. Ya la comunidad sabe que todos los lunes y jueves a la hora universal —de 11:30 a.m. a 12:50 p.m.— Los Paleteros estarán frente al Centro Universitario con una amplia variedad de paletas que prometen refrescarle el día a cualquiera.
“Teníamos miedo pero confiábamos en que iba a ser una idea exitosa. Yo nunca pensé que íbamos a fracasar, pero tampoco esperaba un éxito tan rápido”, dijo Christian.
Entre los sabores que Christian y Luis Bautista trabajan están fresa-limonada, oreo, mango-piña, Nutella, mojito de parcha, guava-piña, fresa-guineo, açai, parcha, tamarindo y, su especialidad, fresa-kiwi.
“Realmente no tenemos receta ni nada, todo ha sido gracias a nuestra creatividad en la cocina. Siempre nos ha gustado cocinar e inventar. Nos pasábamos inventando y eso ayudó mucho a crear estas paletas”, compartió Luis.
Actualmente, además del recinto riopedrense, pueden conseguir las paletas de Los Paleteros en el restaurante Pitanza en Río Piedras, en el Vega Baja Health Food o en Capital Marquet en el Viejo San Juan. Asimismo, reciben órdenes especiales para oficinas o cumpleaños, y también aceptan invitaciones para participar en eventos alrededor de la Isla.
Los hermanos Bautista, quienes están a un año de terminar su bachillerato, ya tienen su registro de comerciantes del Departamento de Hacienda. Por otro lado, esperan participar en diferentes concursos locales de pequeñas empresas con el propósito de ganar y poder continuar desarrollando su negocio.
“Si tienes una idea conviértela en realidad. Siempre decíamos ‘queremos hacer esto’ y dije ‘vamos a hacerlo’. Con 100 dólares mira lo que hemos podido hacer. La idea es poner a jugar el dinero a tu favor. No simplemente gastarlo, sino invertirlo en algo donde tú creas que existe la posibilidad de encontrar una recompensa, ganar por encima de tu inversión”, insistió Luis.
Los Paleteros, quienes cuentan con el apoyo de sus padres y amigos, ya están pensando en más negocios, algo así como un food truck o un restaurante. Sin embargo, al momento solo buscan lograr que el de las paletas crezca. Les gustaría ansiosamente en algún momento poder tener un local fijo para distribuirlas, crear franquicias y llegar al mercado internacional.
Por ahora, los jóvenes empresarios continuarán vendiendo sus paletas los lunes y jueves frente al centro de estudiantes de la Iupi y disfrutando de la “interesante aventura”, como ellos le llaman a su negocio.
“Lo mejor de toda la experiencia es poder compartirla con nuestros amigos y profesores porque siento que estamos dejando una huella. Somos fuente de inspiración para muchos que tienen ideas pero no saben cómo lograrlas. Con estas ideas nuevas es que puede florecer una nueva economía en Puerto Rico”, concluyó Luis, el mayor de Los Paleteros.