El transformismo se define como una práctica en la que, en su mayoría, hombres adoptan características (vestimenta, maquillaje, gestos, forma de hablar) del sexo opuesto. Se indica en su mayoría porque también hay mujeres que se visten de hombre o mujeres que se transforman en mujeres extravagantes para hacer espectáculos. Aunque esta práctica se lleva a cabo desde hace muchísimos años, en la actualidad está tomando mayor auge, perfeccionándose cada vez más.
Este arte de hacer shows en los que hombres vestidos de mujer imitan diferentes artistas es presentado mayormente en las discotecas de la comunidad Lésbica, Gay, Bisexual, Transexual y Transgénero (LGBTT) a altas horas de la noche. Actualmente esta práctica se está moviendo a otros espacios y a horas más accesibles, con la intención de continuar expandiendo el arte y llegar a otro público más allá de la comunidad LGBTT.
A propósito de esta coyuntura, Diálogo tuvo la oportunidad de entrevistar a la transformista puertorriqueña Kandy Ho, actual reina de los certámenes de transformismo Miss Generation 2013 y Miss Puerto Rico Open Sunday. Kandy Ho relató a Diálogo las experiencias que ha vivido en el transformismo durante sus siete años de carrera.
En una calle oscura de Santurce, nos encontramos en un pequeño estudio cubierto de hermosos mosaicos. En este lugar, Frank Díaz espera su turno para ser maquillado. Díaz es un joven de 28 años que, al igual que muchos transformistas, lleva una vida normal y tiene un empleo a tiempo completo, por lo que el transformismo es su pasatiempo. Dicho pasatiempo le hace ganar más dinero que en su trabajo a tiempo completo. Por cada show, Díaz normalmente cobra de $150 en adelante, además de las propinas. Sin embargo, no recupera lo que invierte en su pasatiempo; es artista de la transformación porque le apasiona.
“Aquí [en Puerto Rico] no se puede vivir de esto, pero en Estados Unidos sí. Allá hay muchas que viven de hacer shows, por un número pueden pedir $500. Al menos yo no me veo viviendo de esto porque cansa mucho, por ejemplo, ayer tuve show, hoy tengo show y mañana trabajo temprano, es bien agotador”, enfatizó Díaz.
Estos hombres, a los que también se les conoce popularmente como dragas, derivado del término drag queens, no sólo se transforman para un show sino que también llevan su arte a certámenes de belleza. Algunos de estos concursos son Nuestra Belleza Gay, Miss Krash, Miss Generation, Miss Puerto Rico Open Sunday, entre otros.
Estos concursos de dragas se asemejan mucho a los certámenes de belleza heteronormativos. Al igual que en Miss Universo o Miss Mundo, las participantes compiten en diferentes categorías como talento, traje de baño, preguntas, traje de noche y traje típico. Los premios que recibe la draga ganadora varían según el concurso, pero algunos de ellos pueden incluir competir fuera de Puerto Rico, maquillaje por un año, una sesión de fotos profesionales, $1,000 en efectivo y ser contratada para hacer diferentes espectáculos durante el año de reinado.
En palabras de Kandy Ho, nombre artístico de Díaz, en el pasado, los transformistas se reconocían entre ellos por grupos o casas y, aunque esto ya no es tan común como antes, en su caso se ha mantenido. El grupo al que pertenece, nueve dragas conocidas como las Doll House, está compuesto por las transformistas April Carrión (Miss Krash 2011), Zahara Montiere (Miss Krash 2009), Rochelle Moncheri (Miss Krash 2010), Tayra Dior (Nuestra Belleza Gay 2012), Nathalia Dior, Queen Bee Ho (Miss Road to Diva, Miss Caribbean Continental, Miss Royalty Continental), Sasha Hernández (Miss Puerto Rico Continental 2002) y Patricia Hernández (Nuestra Belleza Gay 2009, Miss Transformista y Miss Mundo Latina 2009).
Frank Díaz en su personaje de Kandy Ho durante el evento Dragas at the Park / Foto por Supakid
Para Díaz, el arte no imita a la realidad pues según sostiene, el transformismo es una ilusión y una manera de proyectar su alter ego.
“Nosotros vemos el transformismo con mucho respeto, nosotras proyectamos lo que es una mujer. Tú me pones en una tarima y cuando yo estoy vestida y producida yo soy Kandy, y Kandy es un personaje bien sensual, bien sexy, que realmente de nene yo no soy así, es un switch que uno hace”, explicó Díaz.
Cuando Diálogo le inquirió sobre la nueva modalidad de presentar estos espectáculos en otros lugares fuera de la comunidad LGBTT, Díaz expresó que le gusta porque “estás viendo el feedback de gente que nunca ha visto un show de dragas, gente heterosexual, que les encanta y te dicen que respetan mucho tu trabajo, a diferencia de estar en una discoteca donde todas se quieren vestir y hay mucha competencia”.
Este arte del transformismo no tiene una edad específica. Según explicó Díaz, hay dragas que tienen más de 40 años en el ambiente. No obstante, según cuenta, hoy día muchas dragas nuevas no reconocen la labor de las que llevan mucho tiempo ejerciendo esta práctica. Cuando una de las dragas que lleva mucho tiempo en el ambiente hace un show, los que más lo disfrutan son los que conocen su trayectoria.
Díaz lleva siete años transformándose en escenarios del País y confiesa que quiere continuar su carrera y llevarla a nivel internacional. Para él, el transformismo tiene futuro. “Por lo menos yo veo un futuro para mí en esto, quiero hacer otras cosas y seguir creciendo”, finalizó.