En el marco del Día Internacional de la Mujer, la gestora cultural y escritora de arte Dianne Brás Feliciano, en especial para Diálogo, conversó con las artistas Elizabeth “Iza” Barreto, Rosenda Álvarez Faro y Adriana Vega “Dhef” sobre la escasez de mujeres en el arte urbano en Puerto Rico.
Conozco las grandes luchas que se han desatado a través de los años para lograr alcanzar justicia y equidad para las mujeres en todos los ámbitos profesionales. No en pese, me cuestiono por qué el arte urbano en Puerto Rico es todavía un área en la que la mayoría de sus exponentes son hombres.
En alguna medida, esto refleja nuestra sociedad; las desigualdades siguen ahí y la exposición de las mujeres es generalmente menor a la de los hombres.
En el caso del arte urbano aunque parece haber más mujeres trabajando el campo que antes, por lo general, no tienen las mismas oportunidades que sus compañeros varones y hasta reciben menor paga por el mismo trabajo.
Ambas Iza y Rosenda comenzaron a hacer grafiti en Cayey junto a Diane “Bles” y a un grupo de otros artistas como Guillermo Torres “Ces” y Reniel Calvo “Reat”. Por su parte, Dhef comenzó a hacer grafiti con un grupo mayormente masculino.
Aunque todas entienden que sus comienzos fueron positivos, en alguna parte de su carrera han sentido el discrimen por ser mujeres.
Contrario a lo que se piensa, las artistas fueron casi todas mujeres: Iza, Rosenda, Vero Rivera, Pamela Osorio y Leila Mattina. Omar Velázquez, Roberto “Yiyo” Tirado y Genaro Ramos fueron los únicos varones. Foto de Artemis Robles.
“En muchas ocasiones tú ves que cuando se va a organizar alguna exposición, el organizador se pregunta ‘¿a qué mujeres podemos incluir?’, como para cumplir con una cuota. No se trata de una invitación honesta o realmente interesada”, expresó Iza.
Por su parte, Rosenda utilizó de ejemplo un proyecto a gran escala con pasquines que realizó. En este proyecto se asumió que la obra fue dirigida por un hombre.
“¿Cómo es posible que todavía se siga pensando que la mujer no es capaz de hacer las mismas cosas, que quizás puede hacer hasta más? No sé ni explicarte el sentimiento que provoca. We can do it too!”, sostuvo Rosenda.
En nuestra discusión surgió el tema de los factores que dificultan la proliferación de más mujeres en el arte urbano. Todas coinciden en las repercusiones que tienen las conexiones y el “panismo”; el no relacionarse con ciertos grupos (mayormente compuestos por hombres) te hace inelegible para exhibiciones o eventos y, si se te invita a participar, es porque alguno de ellos te mencionó y no por tus méritos.
Las tres artistas entrevistadas también mencionaron el factor de la seguridad. Con los altos índices de violencia contra las mujeres en el País, la seguridad se puede entender como un factor que inhibe a que más mujeres trabajen el grafiti. Aunque algunas grafiteras como Dhef y Bles pintaban desde temprana edad en las noches, esto es algo que ya no se ve mucho.
Mural y foto por Dhef
“A veces solía salir sola a pintar de noche. No se compara en nada hacerlo acompañada; es peligroso. Entiendo que es una razón por la que quizás no hay más mujeres que quieran participar de este mundo”, dijo Dhef.
Iza y Rosenda entienden que la discusión del género siempre forma parte de sus trabajos, directa o indirectamente. Dhef, por su parte, no lo ha incorporado pero planifica trabajar esos estereotipos y limitaciones desde otro punto de vista: la maternidad.
“Como madre quisiera que mis hijas vivieran en un mundo donde a ellas no se les cierre puertas sólo por ser mujeres”, añadió.
Entre todo, la lucha por la equidad en el arte urbano es una que no se limita a una conmemoración anual. Artistas como las entrevistadas seguirán autogestionando proyectos y creando iniciativas para lograr abrir más espacios para las mujeres en el grafiti, ya que como dice el filme Noviembre, “el arte es un arma cargada de futuro”.