El amor y la locura pueden provocar tensiones. Eso es lo que pretende demostrar la película When the Bough Breaks que estrena hoy en la pantalla grande. La trama es interesante, pero si espera estar agarrado de la butaca, sepa que gran parte del ‘thriller’ psicológico es drama.
El filme cuenta la historia de John y Laura, personajes que fueron caracterizados por Morris Chestnut y Regina Hall. Ellos son la pareja perfecta excepto por una cosa: Laura cumple cuarenta años y no ha podido tener hijos. Es por eso que, luego de intentar todos los métodos de concepción posibles, deciden alquilar el vientre de una joven de 21 años con el fin de lograr su sueño de ser padres.
Los encantos de Anna Walsh lograron convencerlos de que ella era la persona perfecta para dar a luz a su bebé. Para ellos, Anna era una joven humilde, que necesitaba el dinero y estaba feliz de ayudarlos.
Sin embargo, durante el embarazo la joven acosa continuamente a John y comienza a mostrar su oscura personalidad. Esta situación pone a prueba el amor entre John y Laura.
La producción cinematográfica de Sony fue dirigida por el maltés Jon Cassar. En su desarrollo propone temas como la explotación sexual, la violencia doméstica, el uso de sustancias controladas, la obsesión por el dinero, la ética y el amor. Además, cuestiona los derechos sexuales y reproductivos y la maternidad.
Los personajes están casi todo el tiempo en el lugar soñado, ese lugar en el que todos somos felices, buenos y amorosos. La escenografía provoca una sensación de tranquilidad y perfección. Cuando el drama alcanza su clímax comienza la tensión y la locura.
Poco a poco las escenas se van oscureciendo. Los acontecimientos más tensos siempre ocurren durante la noche. Sin embargo, la mayoría de las imágenes fueron captadas con tiros muy abiertos que permiten ver todos los elementos en el espacio. Eso le resta tensión a algunas escenas ya que desvía la vista hacia objetos que tienen menos importancia.
Al final las imágenes más cerradas logran crear la atmósfera de tensión que identifica a este tipo de película. Ese efecto se intensifica con la música de fondo.
Dado que la mayoría del tiempo la actuación es natural, las escenas violentas pueden parecer inverosímiles. Lo que sí es de aplaudir es el trabajo de los maquillistas. Durante toda la película, los rostros siempre lucen perfectos. De igual forma, los golpes y las heridas lucen reales.
En resumidas cuentas, aunque con un poco de suspenso, es un buen drama. Los temas escogidos fueron bien trabajados. Además, al final la trama toma un giro interesante e inesperado.