En las costas llanas de Puerto Rico los manatíes modelan su figura con la serenidad que necesitan muchos humanos. Sin embargo, desde el 1966 estos mamíferos se encuentran en peligro de extinción principalmente por impacto de embarcaciones y por quedar atrapados en hilos de pesca, redes y basura.
Para Grisel Rodríguez Ferrer, bióloga marina del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), a pesar de que el manatí lleva más de 40 años en peligro de extinción en Puerto Rico, con la colaboración de todos los puertorriqueños es posible eliminarlo de la lista de especies en peligro de extinción.
“Si nosotros logramos que Puerto Rico adopte el Día del Manatí como una celebración nacional y que todos los puertorriqueños empecemos a quererlo y protegerlo tanto como protegemos otras cosas, yo creo que es posible eliminarlo de la lista de animales en peligro de extinción. Yo entiendo que la generación de ahora está muy pendiente al ambiente y entiende la importancia, lo que necesitamos es que les demos un poco más de cariño”, dijo Rodríguez Ferrer quien coordina el Programa de Rescate de Mamíferos Marinos en el área oeste.
Del 7 al 14 de septiembre se conmemora la Semana de la Conservación del Manatí en Puerto Rico, pero ¿están conscientes las personas de la importancia de este mamífero y del impacto que causa su conservación?
Según Rodríguez Ferrer, el manatí como especie es importante porque ayuda a fertilizar las aguas. A este mamífero se le conoce como “vaca marina” porque lo que hace es comer yerba y esos desechos ayudan al reciclaje de nutrientes al ambiente.
Conservación más allá de la especie
No obstante, el impacto de su conservación va más allá de su especie, ya que según Rodríguez Ferrer al proteger los manatíes se está protegiendo mucho más.
Conservar y proteger esta especie consiste en también proteger los ríos, que sirven para que ellos beban agua. Se protegen las cuencas hidrográficas para que estén libres de sedimentos y esto impacta no solo a los manatíes, sino a que les lleguen más nutrientes a los corales y a que se pueda ejercer mejor la pesca recreativa.
También, se protegen los mangles que funcionan como criadero y albergue de diversas especies acuáticas y sirven para producir oxígeno y mantener la calidad del agua en las costas. Por último, se protegen las praderas de talasia, yerbas marinas, que sirven como fuente de alimentación al manatí y para el control de erosión.
Rodríguez Ferrer indicó que a pesar de que este mamífero se puede observar por todas las costas de Puerto Rico, existen tres zonas principales donde habitan. La zona de Ceiba a Humacao, al sur entre Salinas y Guayama y en el oeste en la zona de Cabo Rojo y Mayagüez.
“Es más raro verlos al norte porque como hay más oleaje es más difícil para ellos moverse por las áreas, pero sí están presentes en todo Puerto Rico”, mencionó.
Datos curiosos
Para que conozcan un poco más sobre la “vaca marina”, aquí le presentamos algunas curiosidades sobre ellas que Rodríguez Ferrer compartió.
– Pueden nadar largas distancias.
– Se dice que los manatíes han vivido desde que existían los dinosaurios, pero “lo que existía era el antepasado de ellos, el manatí como lo conocemos ahora no”.
– No atacan. Rodríguez mencionó que cuando único pueden empujar o tocar a los humanos en las orillas de las playas es cuando los machos van en busca de la hembra que está en celo.
– Duermen periodos largos de 15 minutos, boca arriba o acostados en el fondo del mar.
– Comen raíces de mangle como si fueran chicles.
– Son curiosos, les llama la atención las sogas y boyas.
– Al contrario de los delfines, estos mamíferos no son sociales entre ellos.
– Cuando la hembra está en celo y no quiere que los machos se le acerquen, suele nadar a los más llano de la playa para que los machos sientan que es muy llanito para ellos y así se alejen.
El DRNA estima que existen aproximadamente de 300 a 600 Manatíes alrededor del País, sin embargo, al comparar esta cantidad con los 8 a 14 manatíes que quedan varados al año, entienden que no son suficientes.
“El promedio en la edad de los manatíes que están muriendo es de 14 a 17 años y esto es una especie que puede durar hasta 45 años en la vida silvestre, pues estamos matando a los juveniles que serían la próxima generación. Por eso nos preocupa mucha la conservación de esta especie”, dijo Rodríguez Ferrer.
Hay que establecer distancias
La bióloga aseguró que al DRNA le interesa que los puertorriqueños conozcan y disfruten de la presencia de esta especie en las playas, pero que deben mantener límites al tratar con ellas.
La distancia recomendada para observar estas especies es a 50 metros y si la persona se encuentra dentro del agua, debe mantenerse quieta. Pueden retratarlos, pero no pueden perseguirlos, acorralarlos, empujarlos a la orilla, o pararse en una hembra o una cría porque eso ya son conductas de hostigamiento que pueden causar un varamiento.
Toda persona en una embarcación debe mantener una velocidad de cinco millas en la orilla porque si se le aparece algún animal acuático le puede dar tiempo a reaccionar y no impactarlo.
Si algún bañista observa un manatí herido ya sea con cortaduras rosadas, ensangrentado o con sus aletas enredadas con hilos de pescar, entre otros, puede comunicarse con el Cuerpo de Vigilantes al teléfono (787) 724-5700, o a través del 911 quienes se comunicarán con el DRNA y ellos se encargarán del rescate.
Para todos los biólogos marinos y amantes del mar, es imperante cuidar de los manatíes ya que en muchos lugares del mundo estos ya están extintos. También, quieren evitar que ocurra como ocurrió con la Foca del Caribe que se extinguió hace muchos años y, según Rodríguez Ferrer, ningún puertorriqueño que está vivo en esta época llegó a conocerla.