Con el verano de Puerto Rico a la vuelta de la esquina, queremos estar seguros y seguras de que lo recibiremos con brazos abiertos, listos para la aventura y sobre todo, saludables. Según las estadísticas del Departamento de Salud en la tercera semana de enero se han reportado 1,064 casos positivos a influenza. Pero ¿cómo sé si esto es un riesgo verdadero para mí? Y de serlo, ¿qué debo hacer al respecto? En este artículo te mostraremos que es la influenza, cómo prevenirla, cómo identificarla y algunos mitos y realidades sobre la vacunación.
La influenza es una enfermedad respiratoria contagiosa provocada por un virus. Su evolución y contagio es causa anualmente de epidemias y en ocasiones pandemias alrededor del mundo. Un notable ejemplo de esto lo fue la pandemia causada por el virus H1N1 en 2009, también conocida como gripe porcina.
Los virus que ocasionan la influenza pueden ser desde leves hasta graves y en algunos casos ocasionar la muerte.
Todos y todas estamos a riesgo de contagiarnos con influenza, ya sea en el espacio del hogar, el trabajo o la escuela y existen señales que no debemos ignorar.
Algunas de ellas pueden ser:
- Fiebre
- Tos
- Dolores en el cuerpo
- Congestión
- Cansancio
- Vómitos
- Diarrea
De ser ignoradas o confundidas con un catarro regular podrían complicarse y tener consecuencias serias como neumonía, infecciones y deterioro mayor por enfermedades crónicas como diabetes, asma y enfermedades del corazón.
El Departamento de Salud de Puerto Rico propone diferentes medidas para prevenir el contagio con influenza como evitar el contacto con personas con influenza, lavarse las manos con regularidad y no tocarse los ojos, nariz o boca sin haberse lavado las manos, entre otras. La recomendación principal es vacunarse anualmente contra esta enfermedad.
La inmunización por vacuna ha sido clave para combatir enfermedades como la tuberculosis, fiebre amarilla, hepatitis B, varicela, influenza entre muchas otras reduciendo los costos por tratamiento, reduciendo la incidencia de estas y previniendo la muerte, según establece F. Andre en un artículo para el Boletín de la Organización Mundial para la Salud (OMS).
La vacuna contra la influenza trabaja creando anticuerpos que nos protegen contra la infección de los tres virus de la influenza según el CDC. Debe administrarse anualmente ya que la vacuna cambia todos los años para adaptarla a las cepas de virus que se estiman estarán presentes en la temporada que va desde septiembre del año corriente hasta junio del siguiente año.
Y, ¿por qué no vacunarse para prevenir la enfermedad a nosotros y nuestra familia? Existen muchos mitos y dudas que rodean la vacunación contra la influenza. Pero el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ha aclarado algunas de ellos.
Algunos grupos, por ejemplo, piensan que vacunarse contra la influenza te hace más vulnerable a contraer la enfermedad u otros virus respiratorios. Sin embargo, el CDC afirma que esto no es correcto. En ocasiones, la persona vacunada puede contagiarse con una enfermedad respiratoria con síntomas similares a los de la influenza de los cuales la vacuna no protege. A su vez, la inmunidad que se recibe al vacunarse va disminuyendo con el tiempo, esta es una de las razones para vacunarse actualmente.
También existe miedo sobre los efectos secundarios de la vacuna. Los más comunes pueden ser dolores musculares, enrojecimiento, sensibilidad donde se administra la inyección, fiebre y dolor de cabeza y usualmente pueden durar de uno a dos días. Estos son mínimos en comparación a las posibles consecuencias graves de no vacunarse, en especial en niños y personas mayores de 65, según el CDC.
La exhortación es a vacunarse cada año contra la influenza, independientemente de pertenecer o no a los grupo de mayor riesgo, ya que la propagación puede afectar en diferentes niveles a todos los miembros de la familia.
¡Vacúnate ya! Para más información puedes entrar a la página www.salud.gov.pr
Los autores son estudiantes del programa de maestría en Educación en Salud Pública de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. El texto fue producido como requisito del curso EDSA 6405: Comunicación en Salud, ofrecido por la Dra. Marcilyn Colón.