La Revista Magisterio, dedicada a reflexionar sobre la obra de Ángel G. Quintero Alfaro como subsecretario y secretario del Departamento de Educación (1961-69), se presentará el 19 de octubre. La reflexión sobre esta experiencia motivadora nos estimula al examen de los supuestos educativos actuales. Al igual que Quintero Alfaro, entiendo que el obstáculo principal del sistema educativo actual, tanto a nivel preuniversitario como universitario, es que está enclavado en una formulación estrecha y errónea de las posibilidades educativas, lo cual nos encierra en los problemas.
Las propuestas y estrategias de Quintero Alfaro para cambiar estas formulaciones tienen relevancia hoy. Él propuso desarrollar proyectos pilotos que experimentan y evalúan nuevas ideas y estrategias educativas. Los proyectos pilotos permiten que los participantes en la acción vayan reflexionando sobre estas nuevas ideas y puedan así cambiar sus concepciones. Los proyectos pilotos exitosos a su vez sirven para extender las nuevas ideas por el sistema, al ser escenarios de aprendizaje de nuevas prácticas educativas para maestros y directores de otras escuelas, así como para profesores universitarios y otro personal docente-administrativo. Una tercera virtud de los programas pilotos es que su éxito ayuda a avivar el ánimo y la esperanza en el sistema educativo público. Esto de hecho ocurrió con las escuelas ejemplares, proyecto piloto de Quintero Alfaro.
En este momento el ánimo y la esperanza en nuestro sistema educativo están bajos. Es esencial trabajar en mejorar esta situación, pues sin ánimo y esperanza es difícil buscar alternativas a los problemas de nuestro sistema. Adaptando las ideas de Quintero Alfaro a nuestro tiempo sugiero tres procesos que interactúan entre sí para animar la esperanza.
Primer proceso: partir de lo positivo. Existen en nuestro sistema escuelas y proyectos de excelencia. Una alianza del Departamento de Educación, las universidades, las fundaciones y la prensa deben identificar estos proyectos, utilizarlos como fuente de aprendizaje y motivación para otras escuelas y para los futuros maestros; reconocerlos y darlos a conocer al país de forma que vaya cambiando la actitud de derrota y escepticismo, por una de ánimo y esperanza.
Segundo proceso. A la par que se van identificando los proyectos de excelencia se debe identificar áreas donde no hay ejemplos en la práctica del cambio que se necesita. En estas situaciones es preciso junto a las universidades, fundaciones y grupos comunitarios iniciar proyectos pilotos que investiguen en la acción cómo desarrollar alternativas para atender estas áreas. Un área que he identificado, en la cual se necesita construir alternativas, es la de una escuela superior exitosa en área de pobreza urbana. En Puerto Rico las tasas más altas de deserción y fracaso escolar están en las escuelas en áreas de pobreza. Hay algunas excepciones en escuelas en área rural. De hecho, en el estudio que realizaron Quintero, Irizarry, Quintero, Delgado y Rivera (2013) sobre los elementos que comparten escuelas exitosas en Puerto Rico, encontraron escuelas intermedias exitosas que atendían estudiantes de pobres recursos. Ahora bien, estas escuelas estaban en áreas rurales. En áreas de pobreza urbana no se identificó ninguna escuela intermedia, ni superior exitosa. Los directores y las maestras de las escuelas en áreas de pobreza urbana coincidieron en plantear que el currículo no atiende las necesidades e intereses de gran parte de su estudiantado y reconocen que la población que atienden necesita un enfoque diferente al que el currículo actual presenta. Nuestra gran tarea es desarrollar dentro del sistema educativo alternativas para atender los estudiantes en áreas de pobreza urbana de forma que los prepare para integrarse en la sociedad en forma productiva: con un buen empleo y con sentido de responsabilidad social. Trabajar así por disminuir la desigualdad.
Tercer proceso. Un problema que tuvieron las reformas de Quintero Alfaro fue que al haber un cambio político se detuvieron las mismas. Esto se repite constantemente. ¿Cómo proteger los proyectos exitosos de los vaivenes políticos? Es preciso buscar formas de darle continuidad a las iniciativas positivas. Mi experiencia me muestra que una forma de lograr esto es establecer una alianza con alguna institución que no cambie con los partidos políticos: fundaciones, empresas, grupos universitarios.
Tanto en el sistema educativo como en el sistema social hay semillas esperanzadoras de cambio. Pero hay a la vez una tendencia fuerte, tanto en el campo social, como en el sistema escolar, a reproducirse. Va a depender de la calidad de nuestros esfuerzos el que tengamos más o menos de lo mismo. Esperamos que la experimentación y reflexión sobre un proceso que llevó a mejorar nuestro sistema educativo (1961-69) apoye el desarrollo de herramientas para una acción que promueva un cambio sustancial en nuestro sistema educativo.