Pisar suelo argentino había sido mi sueño por muchos años. Las oportunidades teatrales que había tenido hasta ese entonces, siempre habían estado conectadas de una forma u otra con tan reconocido país sudamericano. El Encuentro Latinoamericano de Teatro Independiente (ELTI) abrió amorosamente sus puertas hacia mí, ofreciendo un espacio para mostrar el documental: El teatro como espacio de resistencia en Puerto Rico. En el proceso de construcción del documental, muchos cuestionamientos en cuanto a mi realidad como puertorriqueña, discutían interna y constantemente. Cuando llegué, me encontré en una Europa latinoamericana. Caminar largas distancias por las amplias aceras, era el estilo de vida de la gran mayoría de sus habitantes. Perdí mi mirada en sus teatros, pues a pocas distancias se encontraban muchos. Aproximadamente mil doscientas obras semanales se hacen en la capital Buenos Aires. Había funciones a todas horas y en los lugares menos imaginados. El público era muy variado: de todas las edades y de todas las disciplinas. Sin duda, Argentina es la capital cultural que siempre había imaginado. En el ELTI, tuve grandes intercambios culturales con teatreros de Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, Venezuela, Uruguay, Cuba, Brasil, México, Perú y Nicaragua. Entre tantas actividades que se llevaron a cabo, hubo dos que marcaron mi estadía: la presentación del documental, su conversatorio y una competencia de teatro. El documental tiene una duración de trece minutos donde se explica la situación político-económica de Puerto Rico y cómo algunos compañeros y yo hemos gestionado para que el teatro sirva como medio de sanación para problemas que enfrenta la Isla. Mi proyecto de conclusión de maestría, está muy arraigado a la educación artística. La oportunidad de participar del ELTI amplió mi visión y posibilidad de difundir mi proyecto de un lugar institucionalizado, a otros espacios más accesibles como lo es la ciudad. Luego de la presentación del documental hubo un conversatorio.
- “Si Puerto Rico es una colonia, ustedes tienen ciudadanía americana y hablan español, ¿cómo te consideras tú: latina o americana?”, preguntó una señora.
- “Me considero puertorriqueña”, respondí.
Mi respuesta estuvo acompañada de una serie de explicaciones históricas, geográficas y culturales. ¿Qué es ser puertorriqueño? Aun no puedo responder esa pregunta. Somos colonia estadounidense, no lo podemos negar. La realidad cultural de cada país, tiene como base su realidad política. El teatro en Puerto Rico, tiene como realidad nuestro camuflaje de estatus político. Tenemos como ejemplo puestas en escena que poco a poco han ido suavizando sus realidades políticas y un público teatral selectivo, rayando en lo casi inexistente. Poseemos también, grupos emergentes encaminados al rescate de un teatro consciente y comunicativo. Como actividad extracurricular, donde aproveché unas horas que tenía libre entre una actividad y otra, participé de una competencia latinoamericana de creación. Gracias a un monólogo que presenté en Argentina, el organizador de la competencia me invitó improvisadamente. Escribí y dirigí una pieza en el momento, con tan solo cuarenta minutos de tiempo. Fue alocado, llegue sin lápiz ni papel, perdida en las calles de Argentina, a una competencia donde todos habían llegado con computadoras y cuadernos listos para desplegar su dramaturgia. De los dieciocho textos escritos en veinte minutos, se eligieron los mejores seis. Esos seis textos, tendrían que ser dirigidos por sus autores en veinte minutos, con actores que el jurado asignaba. Obtuve el primer lugar sobre diecisiete competidores. Personas que saben el logro obtenido en esta competencia me han preguntado: “¿Qué te ganaste?” Más que un premio, gané mi confianza devuelta. Las pocas oportunidades teatrales no-elitistas que ofrece mi país, me tenían en un espacio de cohibición artística, en el cual llevaba dos años inactiva en la dirección teatral. Había echado a un lado todo lo que durante años estaba logrando. Regresé a Puerto Rico con “la vena pará” para hacer teatro. Volví trabajando dos proyectos de dirección simultáneamente y queriéndome comer el mundo con el arte. Llegué dejando cuestionamientos que necesitan ser discutidos: conversaciones latinoamericanas que permitieron levantar la curiosidad sobre los procesos educativos y políticos en la isla. Sobre todo, regresé haciendo hincapié en que para encontrar mi espacio en el teatro, debo continuar practicando la auto-gestión. Simultáneamente, puedo ayudar a crear espacios de confianza para los demás teatreros, al igual que en algún momento personas abrieron sus espacios teatrales para yo poder descubrir(me).
La autora es actriz y estudiante de Maestría en Gestión Cultural en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.