Señor Gobernador Luis Fortuño:
He leído no sin sorpresa sus columnas periodísticas en las cuales alude a "algunas personas (que) han pretendido confundir a la opinión pública respecto a la importancia que tiene para nuestra Administración la defensa y promoción de las artes y la cultura". Continúa usted haciendo referencia a una "campaña de desinformación sobre la supuesta situación presupuestaria de la Escuela de Artes Plásticas" y que estas personas "con menosprecio de la verdad han esbozado una argumentación demagógica basada en números inventados por ellos".
Usted me conoce y sabe que soy una de esas "personas" a las que hace referencia. Yo sí me dirijo a usted con cargo, nombre y apellido para que no quede duda a quien me refiero. Osa usted acusarnos de desinformación y de menosprecio a la verdad. Es usted el que aparenta estar desinformado y eso debe ser motivo de preocupación de parte de los gobernados. ¿O es acaso usted el que falta a la verdad como lo ha hecho en otras ocasiones cuando dice una cosa y hace otra?
Si le contesto es porque estoy desde muy temprano identificado con la Escuela de Artes Plásticas. Recibí en ella como tantos otros artistas mi principal adiestramiento cuando en sus orígenes la Escuela estaba constituida por talleres de aprendizaje en el Instituto de Cultura Puertorriqueña bajo ilustres maestros como Homar, Tufiño, Compostela y Mass. Luego fui profesor allí al establecerse como Escuela que ha graduado generaciones de notables artistas que sirven y prestigian a nuestro país dentro y fuera de él. No son "argumentaciones demagógicas" sino preocupaciones pedagógicas las que animan nuestros justos reclamos.
No es nuestro oficio "inventar números" como usted proclama. Nos basta a los artistas con crear un inventario de imágenes que tanto celebra las bondades como en ocasiones señala los males de nuestra sociedad. Pero sí sabemos sumar y restar y nos percatamos, a pesar de los malabarismos matemáticos con que su gobierno pretende confundir a la ciudadanía encubriendo la proyectada quiebra de las finanzas de la Escuela, que ésta resultaría inoperante cuando de aquí a dos años se quede huérfana de fondos recurrentes. La merma en la plantilla administrativa mientras tanto empobrece día a día el desempeño institucional.
La reducción real del presupuesto proveniente de laResolución Conjunta para la Escuela de Artes Plásticas es de 89%. Si se compara el presupuesto recomendado de 2010-2011 que es de $374,000 con el de 2008-2009 que fue de $3,328,000 queda clara la reducción del 89%. Esto es lo que hemos señalado con anterioridad. Esta reducción mayor se encubre en el presupuesto bajo la asignación temporera, no recurrente, de los fondos ARRA y de los bonos provenientes del Fondo de Estabilización o bonos criollos. Éstos no son recurrentes, de manera que los recortes que se imponen se sufrirán aun más en dos años.
Por supuesto que no estamos solos en la desgracia. La destrucción acelerada del Instituto de Cultura Puertorriqueña con el resultado de despidos masivos, museos cerrados y deterioro sin remedio de planta física y colecciones no es invento nuestro. Es una realidad palpable y dolorosa que atañe a toda la ciudadanía que ve desaparecer el legado cultural de siglos bajo el rubro de "economías necesarias". El asalto a las finanzas de la Universidad de Puerto Rico y su intento de desmantelamiento ha generado una resistencia y combatividad ejemplar. En el caso particular de la Escuela de Artes Plásticas es de notar que los artistas plásticos del país tenemos larga y honrosa tradición de defender nuestra patria y sus valores. No es de extrañar entonces que sea esta institución de las más afectadas en un vano intento de amordazar la disidencia estrangulándola económicamente.
No pretenda usted que aceptemos sin protestar tan cruel proceder ni que nos silencien las mentiras y las medias verdades.
No inventamos números.
Recreamos realidades, señalamos injusticias y no toleramos inequidades.
El arte no es mero ornamento, también revela dolores y extirpa males.
Es un oficio y un deber.
Antonio Martorell
* El autor es Artista Residente en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Cayey. Este escrito, sobre el futuro de la Escuela de Artes Plásticas, circula por las redes cibernéticas desde la pasada semana.