Desde temprano en la mañana un grupo de voluntarios comienza a preparar lo que podría ser la única comida caliente que recibirán cerca de 300 niños, jóvenes, adultos y envejecientes de una comunidad que fue duramente azotada por el huracán María en el municipio de Humacao.
Se trata de la iniciativa comunitaria denominada “Apoyo Mutuo”, auspiciada por la Asociación Recreativa y Educativa Comunal del Barrio Mariana (ARECMA). El esfuerzo lo integran vecinos del barrio Mariana. El grupo se da cita en la Loma de la niña Mariana, un espacio que desarrolló esa comunidad para celebrar el Festival de la Pana.
Se nota que el sitio que una vez tuvo una tarima para eventos artísticos y que estuvo rodeado de majestuosos árboles combatió duramente contra los fuertes vientos de María. A pesar de ello el lugar conserva su belleza. Desde esa cima se puede divisar los asentamientos urbano de Humacao y Yabucoa.
En una pequeña estructura en cemento está la cocina donde cerca de 20 personas se ocupan de organizar, preparar y servir el almuerzo de lunes a viernes. Los voluntarios vienen del mismo barrio y hasta de otros pueblos que se enamoraron de la iniciativa.
Algunos son maestros retirados, maestros que aún no habían comenzado sus clases, estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Humacao, así como distintos vecinos que crecieron en ese barrio que tiene toda una tradición de servicio comunitario. De hecho, ese terreno fue adquirido hace unos años con el esfuerzo de la misma comunidad.
“Esto es continuación de lo que hicieron nuestros abuelos, nuestros padres. Esto era una comunidad que siempre la gente se ayudaba para construir sus casas, la iglesias, los pozos [de agua]”, indicó Mildred Laboy, una maestra jubilada que disfruta servir a su gente en el comedor comunitario.
La jornada de trabajo comienza desde bien temprano. Cuando Diálogo llegó al lugar a eso de las 11:00 a.m. ya la primera paila de arroz estaba lista.
A partir de las 11:30 comienzan a llegar las primeras personas: envejecientes, niños y familias enteras.
“¡Vamos a comer”, gritan algunos de los voluntarios, tocando los utensilios de la cocina como si fueran instrumentos musicales, para dar comienzo al servicio de alimentos.
En la visita de Diálogo el pasado viernes 20 de octubre, el menú consistía de arroz con salchichas y ensalada de coditos. El almuerzo era recibido con mucho entusiasmo por los residentes del barrio a quienes solo se les pide que traigan sus platos y cubiertos desechables.
El suministro de alimentos comenzó el 9 de octubre e impacta aproximadamente entre 200 a 300 personas diariamente. El sector comprende una población aproximada de 3,230 según el censo del 2010.
La brigada realiza la iniciativa gracias a donativos de la misma comunidad y barrios limítrofes. “Esta crisis es de solidaridad para todos”, dijo Luis Rodríguez, uno de coordinadores comunitarios, quien se encarga de llevar los alimentos a 52 personas encamadas o envejecientes que no pueden llegar hasta la loma.
Todo este operativo humanitario depende de voluntarios, donativos de comida, agua, y dinero efectivo. Con alegría y regocijo, celebran cuando reciben una aportación como señal de agradecimiento. “No podemos esperar nada del gobierno, nosotros como comunidad nos tenemos que unir y levantar”, manifestó Edwin Centeno, uno de los cocineros. Centeno no es de ese barrio, viene de Humacao Pueblo, pero se considera “de Mariana”.
“Aunque el País va lento, las comunidades se están levantando”, expresó con fortaleza el también maestro de profesión. “La gente te dice gracias, estamos comiendo bien hoy”, añadió Centeno.
Otra de las voluntarias, Marisaura Abreu, expresó que “la gente se ha vuelto a reencontrar”.
“He conocido gente que no había vistos hace muchos años”, comentó por su parte Margarita Donato.
En el caso de Eri Fontane, el servicio que brindan allí ha sido un alivio emocional, pues le ayuda a evitar la depresión que le causa ver toda la devastación que causó el huracán. “Venimos ayudar, pero a la misma vez evitar la depresión y la tristeza”, expresó. Abreu añadió que la acción de simplemente “dar”, causa que esa tristeza se vaya y ha sido como un remanso de felicidad para las vidas de todos.
La iniciativa también cuenta con voluntarios y estudiantes de Trabajo Social de la UPR en Humacao, quienes aprovechan para realizar de vez sus horas de práctica. Este es el caso de Jovan Coronel quien está en su cuarto año de estudios. “La experiencia en comunidades es distinta”, comentó. “Me gusta, porque siempre hay algo que hacer que te ayuda a seguir creciendo”, expresó el estudiante.
Mientras tanto, quienes reciben los alimentos sonríen y agradecen la gran iniciativa. “Darme un plato de comida para mí es gratificante”, expresó Selenis Rodríguez mientras degustaba el almuerzo.
Luego de la comida, la gente disfrutó de un taller de bomba ofrecido también por músicos voluntarios. Los participantes escucharon con atención acerca de los 19 ritmos de bomba y hasta ensayaron varios pasos de baile de ese género musical.
Por otra parte, Milagros Rodríguez exhortó a que otras comunidades provean el mismo servicio. “Cada comunidad debe tener un líder comunitario”, exhortó.
La comunidad del barrio Mariana no ha contado con la ayuda del gobierno, o como expresan: “No ha subido aún por aquí”. Unidos han seguido adelante ante las vicisitudes que trajo consigo el temporal.
“Se llevó todo, pero comenzamos de nuevo”, aseguró Centeno.
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Odalys Rivera colaboró en esta historia.