
La jurisdicción universal como mecanismo para prevenir la impunidad de crímenes contra la humanidad fue el tema con el cual el jurista español Baltasar Garzón inició el Foro Internacional Sobre Jurisdicción Universal realizado en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP).
La actividad académica que se llevó a cabo en la Escuela de Derecho de la UPR fue producto de un acuerdo colaborativo entre la UPR y la Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR), entidad que promueve los derechos humanos y que es presidida por Garzón. El foro contó con el auspicio de la Universidad, FIBGAR y la Fundación Francisco Carvajal.
Garzón fue juez especializado en investigaciones de terrorismo, narcotráfico, lavado de dinero, corrupción, criminalidad económica y financiera, y de crímenes contra la humanidad. En sus funciones jurídicas, Garzón es reconocido por formular cargos contra las dictaduras en Argentina y Chile, particularmente por emitir una orden de arresto para el dictador chileno Augusto Pinochet.
Garzón explicó que, en esencia, el principio de la jurisdicción universal “significa que determinados crímenes internacionales no pueden ni deben quedar impunes”, añadiendo que lo que se busca, principalmente, es darle justicia a las víctimas de estas transgresiones sin importar el país donde se hayan cometido.
Además, el jurista destacó que este principio no es de formulación moderna, y que desde tan temprano como el siglo XVI se ha utilizado la jurisdicción universal para atender crímenes a nivel internacional. Sin embargo, con los genocidios que surgieron durante el siglo XX, el concepto comenzó a tomar mayor relevancia.
“Cada vez, se consolida más la idea de la transnacionalidad. Se crean estructuras para la persecución de este tipo de crímenes. Sin embargo, simultáneamente, se dictan normas para reducir al mínimo posible la jurisdicción universal en la persecución de crímenes internacionales como genocidio, de lesa humanidad y crímenes de guerra”, expresó Garzón.
Esto, según el exjuez, ha hecho que la jurisdicción universal haya caído en una especie de crisis en los últimos años, porque surge una restricción de parte de los Estados individuales a la persecución de crímenes contra la humanidad. Garzón opinó que, por esta razón, es imposible perseguir estas transgresiones “por el interés económico, político y diplomático a la hora de enjuiciar a los responsables de crímenes de lesa humanidad”.
Del mismo modo, Garzón observó que a los jueces que ejercen la jurisdicción internacional en sus respectivos países muchas veces se les ve con sospecha al investigar casos de crímenes cometidos por un gobierno contra sus propios ciudadanos o contra los de un país ajeno, lo cual considera como una contradicción en el ejercicio de la justicia.
“Por la mañana investigamos con criterios de universalidad y protección de la sociedad, y por la tarde somos aquellos que atentamos a la estabilidad del Estado, al principio de territorialidad, al principio de todos los principios, que es la lucha contra la impunidad”, subrayó Garzón.
La visión actual de la jurisdicción internacional
De manera similar, el exjuez enfatizó que, a través de distintos cuerpos y organizaciones defensoras de los derechos humanos, ha habido una ampliación del espectro de protección que puede ejercer la jurisdicción universal, y que los crímenes que deben ser investigados “no solo tienen que ser en su configuración clásica, sino que hay otros nuevos crímenes que preocupan tanto o más”.
“La formulación de algunas convenciones como el genocidio están inmediatamente relacionadas al momento histórico en que se producen”, reconoció Garzón. “Pero si hoy tuviéramos que hacer una evaluación del crimen del genocidio y las motivaciones, nos daríamos cuenta que ya no son tanto motivos étnicos de acción sistemática contra poblaciones, sino que hay un interés económico que subyace en todos los casos”, añadió.
En la actualidad, Garzón aseguró que la jurisdicción universal propone una nueva visión en su aplicación, para poder investigar, por ejemplo, crímenes contra el medio ambiente por la explotación desmedida de recursos naturales o contra las acciones de Estados que ocasionen la ruina económica de un país.
Además, Garzón entendió que la jurisdicción universal debe exigir la desaparición de crímenes por ideologías políticas, y luego apuntó a la imagen en tamaño escala del prisionero político Oscar López Rivera que sostenía una de las asistentes en la conferencia.
Por reconocer la situación del puertorriqueño encarcelado desde hace 34 años, Garzón recibió el aplauso de los presentes, incluyendo el presidente de la UPR, el doctor Uroyoán Walker Ramos, y el rector del Recinto, el doctor Carlos Severino.
Por otro lado, el jurista español aclaró que la jurisdicción universal no busca interponerse sobre la jurisdicción nacional de un país si decide perseguir los crímenes internacionales localmente.
“El principio de jurisdicción universal es, de alguna forma, la cláusula de cierre. Es una especie de acción última cuando ya fracasa cualquier iniciativa con base en los principios tradicionales de cada uno de los sistemas jurídicos locales”, destacó Garzón.
La conferencia también contó con un mensaje grabado ofrecido por el abogado Benjamin Ferencz, quien fue uno de los fiscales que llevó a juicio a los responsables de cometer crímenes en el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial durante los Juicios de Núremberg entre 1945 y 1946.
Ferencz, de 96 años y el único de los abogados que queda vivo, relató su experiencia enjuiciando a quienes cometieron crímenes inhumanos durante este periodo histórico, y expresó satisfacción por el progreso que ha tenido la jurisdicción universal desde los Juicios de Núremberg hasta la actualidad.
Por último, Garzón exhortó a los presentes a no caer en la indiferencia con respecto a este principio de la jurisdicción internacional, el cual describió como “una conquista de la propia humanidad” para la protección de las víctimas de crímenes que han atentado contra los derechos universales de la vida y la libertad.