Cuba y la Unión Europea (UE) aprontan la firma de un acuerdo de diálogo político y cooperación que profundizará a largo plazo sus relaciones bilaterales y dejará sin efecto la llamada “posición común”, una política restrictiva que empañó las relaciones entre Bruselas y La Habana.
La “posición común” – adoptada en 1996 – no impidió el desarrollo de las actuales negociaciones que en abril cumplen dos años. Dicha política fue adoptada por presiones del gobierno del derechista español José María Aznar (1996-2004). No obstante, la diplomacia cubana optó por esperar el fin por desuso y falta de eficacia de la misma.
“Estas negociaciones se han desarrollado independientemente de la Posición Común”, afirmó Christian Leffler, secretario general adjunto para Asuntos Económicos y Globales del Servicio Europeo de Acción Exterior y jefe de la delegación de la UE en las negociaciones.
En su opinión, carecerá de sentido mantener dicha política cuando se alcance el acuerdo que cubrirá todas las dimensiones de la relación bilateral entre la isla caribeña y el continente.
El diplomático aclaró que los objetivos de Bruselas son acompañar el proceso de cambios en Cuba en materia económica, política y social, así como en los derechos humanos, que siguen siendo un elemento central de la política de la UE hacia la isla.
Precisamente, los puntos más sensibles de la negociación entre La Habana y Bruselas se relacionan a los derechos humanos, tema que ha causado grandes asperezas y distanciamiento entre ambos. Sin embargo, durante el 2008 retomaron la colaboración en sectores como la reconstrucción y rehabilitación tras huracanes, seguridad alimentaria, comercio, tecnología, ambiente y desarrollo.
Pero no fue hasta el 10 febrero de 2014 que el Consejo de Ministros de Exterior de la UE aprobó la apertura de la negociación con Cuba, el único país latinoamericano que hasta ahora carece de un convenio con el bloque europeo. El gobierno cubano aceptó el 6 de marzo siguiente la invitación formal de Bruselas para dar inicio a las negociaciones.
Algunos observadores destacan que entonces ya avanzaban las conversaciones secretas entre Washington y La Habana que desembocaron el 17 de diciembre de 2014 en el comienzo del deshielo entre los dos países. Pero las fuentes comunitarias y cubanas insisten en que son procesos no vinculantes, aunque paralelos.
En conferencias de prensa separadas, tras finalizar la séptima ronda de negociaciones, representantes de la UE y Cuba se mostraron optimistas por el resultado del trabajo realizado en torno al documento que incluye capítulos sobre diálogo político, cooperación y sobre políticas sectoriales y comercio. No obstante, ambas partes se abstuvieron de adelantar la fecha en la que se firmará el acuerdo.
“El clima constructivo, profesional, y de respeto con que ambos equipos trabajaron durante el proceso de negociación hizo posible que el texto del acuerdo se encuentre en una fase muy avanzada y sujeto a las verificaciones políticas requeridas”, dijo el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Abelardo Moreno, jefe de la delegación local en las rondas negociadoras.
El anunciado viaje a La Habana los días 10 y 11 de este mes de Federica Mogherini, alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, ha generado conjeturas sobre la inminente firma del acuerdo.
Leffler insistió en que el objetivo principal de esa visita es la celebración en La Habana es una nueva ronda de diálogo político ministerial entre la UE y Cuba
Si entre ahora y la semana próxima se avanza hasta alcanzar un acuerdo “estaremos muy contentos”, afirmó. Pero se trata de algo que debe servirnos muchos años y con los socios cubanos convenimos en que lo más importante es lograr un marco sólido, ambicioso, que apoyará los diálogos y la cooperación en las décadas siguientes, subrayó.
La visita de la jefa de la diplomacia europea se producirá 10 días antes de la histórica visita que realizará a La Habana el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el 21 y 22 de este mes, en lo que consagrará una nueva era de normalización en las relaciones entre los países, que han vivido una confrontación de más de medio siglo.
Sobre el alcance de esa cooperación, Leffler afirmó que la UE busca también establecer vínculos de colaboración con diversos actores de la sociedad cubana, sociales, económicos, académicos, universitarios y de muchos otros ámbitos.
“Debemos avanzar a nivel gubernamental, pero el trabajo que hacemos deberá al final servir a los intereses de la sociedad en su sentido más amplio”, recalcó el diplomático.
En los últimos años, la sociedad civil se ha transformado y expandido desde lo que investigadores llaman la antigua dicotomía entre “revolucionarios y contrarrevolucionarios” hacia diferentes sectores que sin asumir posturas opositoras radicales, demandan transformaciones y mayor participación en la vida social y política del país.
Norges Rodríguez, ingeniero en telecomunicaciones y autor del blog Salir a la Manigua, considera que el diálogo entre La Habana y Bruselas tendrá un gran impacto a mediano y largo plazo en el nuevo escenario que se abre a la sociedad a partir de una mejor relación con Cuba y la reanudación de lazos diplomáticos cubano-estadounidenses.
“Cuba vive un proceso de cambios que debería conducirnos a un sistema político más abierto, democrático e inclusivo, en el que se reconozca a la sociedad civil como ente importante y aliado del gobierno en la elaboración e implementación de políticas públicas o la denuncia de irregularidades en estos procesos”, opinó a IPS.
A su vez, Taylor Emilio Torres, autor del blog Vísperas, recordó a IPS que muchas sedes diplomáticas europeas en el país respaldan iniciativas que surgen dentro de la sociedad cubana, ya sea desde el arte, desde el activismo o intervención social. “Quizás una normal relación entre la UE y Cuba”, permita que este soporte o ayuda se incremente, dijo.
El acuerdo que se negocia desde abril de 2014, en rondas alternas en La Habana y Bruselas tiene, entre otros objetivos, la intención de proporcionar un marco más sólido para el diálogo constructivo y la mejoría de la cooperación entre Cuba y la UE.
Con aportes de Ivet González, desde La Habana
Editado por Estrella Gutiérrez