Veleta: Pieza de metal, ordinariamente en forma de saeta, que se coloca en lo alto de un edificio, de modo que pueda girar alrededor de un eje vertical impulsada por el viento, y que sirve para señalar la dirección del mismo.
Como una veleta. Como una pieza que pulula en lo alto de un edificio, que emite sonido de suspenso según le da el viento. Así se posiciona en su nuevo puesto la Procuradora de las Mujeres, Wanda Vázquez Garced. ¿De qué estamos hablando?
Una radio oyente la identificó hace unos días como “una minga…una de esas muñecas que tienen las “beautycians”. No lo dijo por su pelo rubio “clairol”. Lo dijo por su silencio, por su rostro impávido cuando se le habla de violencia y de los crímenes que padecen las mujeres. “Es una Procuradora sorda, muda y ciega”, agregó.
La última vez que supe algo de la licenciada Vázquez Garced, fue hace casi un mes cuando su oficial de prensa quedó en que se comunicaría a Bonita Radio para contestar preguntas sobre los asuntos relacionados con la ley que criminaliza el adulterio y la no inclusión en la Ley 54 o de Violencia Doméstica de las personas que están viviendo relaciones extramaritales. Nunca ha contestado una sola llamada.
En días recientes, el adulterio de su jefe político, Thomas Rivera Schatz, la persona que la llevó a un puesto de $120 mil con el que llegará al término de su carrera como servidora pública – que inició en el Departamento de Justicia – la metió más en el “closet” en que se encuentra desde que fue nombrada al puesto de la OPM en marzo pasado.
Tampoco dijo nada cuando dos de sus correligionarias en La Fortaleza, María Sánchez Bras y María Fullana Hernández, protagonizaron un patético entremés teatral en las oficinas del Departamento de la Familia, estigmatizando a las mujeres pobres que van allí a solicitar servicios del Programa Nutricional (PAN). “Calladita me veo más bonita”, parece soltar la procuradora cuando azotan en la opinión pública los escándalos de su gobierno y que atañen al grupo que se supone que represente.
Pero donde sí habla mucho la licenciada Vázquez – la que asegura que lo único que lee son documentos legales – es en las reuniones privadas que sostiene en su oficina con mujeres de su Partido o las que se ve obligada a sostener con las que trabajan a diario con los derechos de las mujeres.
En una de esas, con representantes del Movimiento Amplio de Mujeres, la Procuradora dijo con la boca de comer “a mi no me van a ver hablándole a la prensa cada vez que maten a una mujer. Para qué, si ya está muerta”.
Si el silencio de Vázquez la ubica como una digna representación de la veleta del siglo XXI – la que habla sólo cuando su feje político le ordena la dirección del viento-expresión – las palabras al interior de su oficina la colocan con una incapacidad magistral de reconocer las necesidades estratégicas del puesto que ocupa a la luz de la alta incidencia de violencia de género.
Esa expresión denota desconocimiento de que el ciclo de la violencia nos llevará a muchas mujeres que no han logrado salir de ese escenario, pero que la palabra o la imagen a tiempo, la prevención que se ejerce desde el discurso mediático puede salvar la vida de quienes lo escuchan y salen corriendo a apartarse de su agresor y romper de una vez con ese ciclo.
Como la procuradora no lee, imagino que no ha visto ni se ha topado con las gestiones mediáticas que hacen los movimientos sociales del mundo para visibilizar las opresiones a sus miembros cuando sienten el peso de la violencia entre ell@s o los suy@s. Tratan de evitar que se multiplique denunciando al Estado y procurando la solidaridad del otro y la otra que no está convencido o sencillamente no se involucra.
Ahí están las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, las mujeres violadas de Tijuana, las expresiones de los acampad@s en Madrid, España; las expresiones multitudinarias de los egipcios, las de Teherán, las de los hijos de Israel; las de los y las trabajadoras del estado de Wisconsin.
Las mujeres argentinas, por ejemplo, no necesariamente verán regresar a sus hijos e hijas, pero sí han llamado la atención de sus compatriotas y del mundo para que “Nunca más” sea más que una mera expresión de una Comisión investigadora de los crímenes de la dictadura.
Y si por casualidad, cuando Vázquez busca en la Internet alguna de estas referencias las despacha por no sentirlas como una analogía a la actitud que exhibe, también le encontramos en la historia las posiciones de los “jefes y jefas del establishment” como Barack Obama utilizando los medios de comunicación cuando salen de la miseria de su país los asesinos en serie; cuando el terrorismo que aúpa se expresa y le rebota en el rostro a una congresista Demócrata.
Hablarle a las mujeres que quedan vivas, Procuradora, es tarea de todo el que entienda el trabajo de servidora pública que tiene entre sus manos por el bien de las mujeres.
Encontrar la estrategia de multiplicar el discurso de no más violencia, para descubrir en el pueblo y convocarlo como su mejor aliado, es parte de su responsabilidad. ¡Edúquese y ejérzala!
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