A partir de este mes Diálogo inicia la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos esta semana compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos, que se publicarán a partir de hoy, se enfocarán particularmente en educar y concienciar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
La marihuana es una de las drogas más controversiales hoy día. Esta sustancia, científicamente conocida como “Cannabis Sativa”, es una droga psicoactiva utilizada con propósitos medicinales o recreacionales. Se obtiene al mezclar hojas y flores secas de cáñamo, que produce sensaciones euforizantes y alucinógenas.
El cáñamo contiene sobre 450 compuestos, de los cuales aproximadamente 70 son compuestos únicos conocidos como cannabinoides. El compuesto responsable de darle a la marihuana sus propiedades psicoactivas es el Delta-9-Tetrahidrocannabinol (Δ9-THC), descubierto en el 1964. Quemar la droga hace que el THC se vaporice, entre a los pulmones del fumador y llegue al cerebro, donde se producen los efectos psicotrópicos.
El THC es un agonista parcial liposoluble de receptores de Cannabinoides (CB1 y CB2). Al ser un agonista parcial, este compuesto se une a receptores específicos e induce una respuesta biológica; mientras que su carácter liposoluble permite que cruce la barrera hematoencefálica rápidamente y actúe en los receptores mencionados anteriormente. El CB1, el receptor principal de los cannabinoides, está presente en los ganglios basales y cerebelo, estructuras involucradas en aprendizaje y coordinación de movimiento y destrezas motoras. Además, el CB1 también se encuentra en el hipocampo, estructura imprescindible para procesos de aprendizaje y memoria, como también en la corteza prefrontal, área responsable de funciones ejecutivas, planificación, toma de decisiones, moderación de comportamiento social, etcétera.
A pesar de sus propiedades psicoactivas, se han visto beneficios medicinales y terapéuticos de marihuana en pacientes. El uso medicinal de la droga alivia y trata síntomas de condiciones fuertes, como cáncer, epilepsia y convulsiones, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, caquexia, trastorno por estrés postraumático, entre otros. Debido al potencial clínico de las sustancias químicas que contiene la droga, con frecuencia se argumenta que la misma debería ser legal. Pero, aún hace falta mayor evidencia científica para comprobar la seguridad y eficacia de la marihuana para tratar estas condiciones y enfermedades; por lo que se deberían propiciar y realizar investigaciones para conocer más acerca de las consecuencias positivas y negativas de la droga en la salud física y mental.
No cabe duda de que la marihuana influye positivamente en el bienestar de muchos pacientes. No obstante, las desventajas que conlleva el uso prolongado de la droga son perjudiciales. En el aspecto biopsicológico, se ha demostrado que consumidores adolescentes de marihuana muestran anomalías en atención y memoria que persisten hasta seis semanas después de suspender el uso (ver en las referencias: The Influence of Marijuana Use on Neurocognitive Functioning in Adolescents”, 2008; “Implications of Marijuana Legalization for Adolescent Substance Use”, 2014). Esto sugiere que el uso a largo plazo debe ser aún más severo.
Además, los usuarios adolescentes de marihuana son más vulnerables a disfunción neuronal que los adultos, principalmente porque la corteza prefrontal y otras áreas del cerebro están aún en desarrollo en la etapa de la adolescencia. En modelos humanos y animales, es evidente que el consumo de cannabis durante el desarrollo de los adolescentes aumenta el riesgo de enfermedades psiquiátricas como adicción a drogas y trastornos esquizoafectivos. No todos los usuarios de marihuana desarrollan esquizofrenia; sin embargo, estudios epidemiológicos y longitudinales han encontrado relación entre la exposición de cannabis a edad temprana y la emergencia de esta enfermedad y desarrollo de otros trastornos psiquiátricos.
Cabe destacar que la marihuana no solo tiene consecuencias adversas sobre la salud mental, sino también en la salud física, principalmente en el sistema cardiovascular. Esto se ha evidenciado en estudios clínicos donde se observó que el consumo de cannabis aumentó notablemente el riesgo de infarto de miocardio. Además, su consumo está asociado con mayor riesgo de ataques isquémicos, accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardiovasculares, según se documenta en el artículo “Cannabis Use: Signal of Increasing Risk of Serious Cardiovascular Disorders”, publicado en 2014 en el Journal of the American Heart Association.
La marihuana está clasificada como una sustancia controlada categoría I, junto con la heroína y el éxtasis. Las drogas en esta categoría no tienen uso médico aceptado en los Estados Unidos y tienen un alto potencial de abuso. Existen estudios que han comprobado que el uso precoz y frecuente de la marihuana aumenta el riesgo de adicción a esta y a otras drogas como lo registra la revista Frontiers in Psychiatry en el artículo “Cannabis Use during Adolescent Development: Susceptibility to Psychiatric Illness”, publicado en el 2013. Asimismo, los resultados de un estudio realizado en Estados Unidos en 2015 indican que la probabilidad acumulada de iniciar otras drogas después del inicio y consumo prolongado del cannabis es de 44.7% (“Probability and predictors of the cannabis gateway effect: A national study” publicado en The International Journal on Drug Policy).
Por otra parte, diversos estudios en roedores revelaron que la exposición habitual a THC u otros cannabinoides aumentan los efectos adictivos de nicotina y cocaína, y conduce a un comportamiento compulsivo de búsqueda de heroína. Estudios como éstos concluyen que la fuerte estimulación del sistema endocannabinoide induce consecuencias neurobiológicas y aumenta la vulnerabilidad al uso de drogas ilícitas; principalmente por los cambios que ocurren en el sistema de recompensa con dopamina, producto de la exposición a los cannabinoides. Estos datos sustentan la teoría de que la marihuana es la puerta a otras drogas. A pesar de estos hallazgos, ha habido una disminución en la percepción de riesgo de la marihuana y un aumento en su uso recreacional.
Los efectos de la marihuana no se limitan a la salud y pueden tener un impacto en la sociedad si su uso recreacional es legalizado. El mayor impacto social de la legalización de la marihuana se podría observar en la salud pública ya que valida su consumo y aumenta la disponibilidad de la droga, lo que podría conducir a un mayor uso así como incrementar las consecuencias del mismo.
En datos de cinco encuestas anuales (2007-2011) administradas a nivel nacional a estudiantes de los Estados Unidos se encontró que la prevalencia del consumo de cannabis aumentaría si estuviese legalmente disponible y su uso fuese legal.
Uno de los puntos que se presentan a favor de la legalización de la marihuana es que generaría ingresos por impuestos. No obstante, el aumento del consumo de cannabis puede conducir a mayores gastos financieros para la sociedad, como ha sucedido con el alcohol. Un estudio que evaluó el costo económico del consumo de alcohol en Estados Unidos concluyó que los billones de dólares generados por impuestos federales, estatales y locales ni se acercan a cubrir los costos económicos (Economic Costs of Excessive Alcohol Consumption in the U.S., 2006; 2011). También se sugiere que la legalización de la droga eliminaría el mercado subterráneo, sin embargo los puntos de drogas mercadean una gran variedad de sustancias y no se limitan a ninguna en específica. Incluso, probablemente las ventas en el mercado negro se enfoquen en distribuir otras drogas ilícitas con efectos adversos más nocivos y se centren en su mercado restante, la juventud.
Por otra parte, el consumo de marihuana tiene repercusiones inmediatas en las destrezas y coordinación motora y en la capacidad de conducir. Varios estudios han encontrado un aumento del riesgo de accidentes en conductores que utilizan cannabis, y han asociado el THC con pobre rendimiento conduciendo y a un aumento en el tiempo de reacción.
Por último, cabe destacar que la marihuana tiene efectos desfavorables en sus usuarios en áreas como la educación y el trabajo. Un estudio longitudinal de 25 años notó que el consumo excesivo de cannabis está asociado a menor ingreso, rendimiento académico y satisfacción de vida, como también a mayor dependencia socioeconómica, según se documenta en los artículos “Adult Work Commitment, Financial Stability, and Social Environment as Related to Trajectories of Marijuana Use Beginning in Adolescence” y “Cannabis use and later life outcomes”, publicados en el 2013 y 2008 respectivamente (ver referencias).
En fin, la marihuana es una droga que provee múltiples beneficios medicinales que se deberían explorar. No obstante, las desventajas y consecuencias de su uso recreacional son innumerables y destructivas. Es por esto que si se fuese a legalizar, se sugiere que sea única y exclusivamente para fines médicos e investigativos para así explotar su potencial, implementando medidas que regulen su uso y distribución.
Referencias Cannabis Sativa- La Droga de La Discordia by Diálogo on Scribd