En el Centro de Acción Urbana Comunitaria y Empresarial de Río Piedras (CAUCE) nos unimos a la celebración del 10mo Maratón Puertorriqueño de la Lectura y al 2do Maratón Latinoamericano de la Lectura. El evento, que se celebró recientemente, promueve la importancia de leer en todos los niveles y es dirigido por el Centro para el Estudio de la Lectura, Escritura y Literatura Infantil (CELELI) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Nuestro centro recibió 24 niños y adultos que formaron parte de las 283,012 personas de toda Latinoamérica que en el “Día Internacional de la Alfabetización” participaron del maratón y disfrutaron del placer de leer.
Nuestro esfuerzo por hacer de este evento uno muy especial, significativo y que los niños se apropiaran de él, comenzó el viernes, cuando en una reunión de trabajo éstos llegaron a un consenso sobre el tema de nuestro maratón: “Lectura en la playa bajo las estrellas y la luna llena”. En una forma ejemplar niños de primero hasta sexto grado tomaron decisiones sobre los materiales necesarios para decorar el salón, las actividades que podían hacerse, el menú para la merienda y se dividieron en equipos de trabajo. Demostrando que nunca es muy temprano para organizarse y participar de forma activa en los asuntos que les atañen.
El lunes, antes del maratón, niños y adultos voluntarios, transformamos nuestro centro en un espacio mágico y acogedor con colchas, cojines y libros por todas partes. El día del maratón los niños se encargaron del registro de asistencia, el cambio de luces para ambientar el salón, la bienvenida, la biografía de Isabel Freire de Matos, a quien se le dedicaba el evento por los cien años de su natalicio, y la lectura de su cuento El Girasol. Con el sonido de un xilófono digital nuestro maratón comenzó.
Fue una experiencia intensa, pero llena de pequeños grandes logros. Las que llevamos tiempo trabajando con algunos de los niños participantes y nos hemos embarcado en un esfuerzo a largo plazo de sanar la relación que muchos tienen con la lectura nos sentimos orgullosas. Pudimos ver cómo sus actitudes han ido cambiando y su interés ha ido creciendo. Aunque reconocemos que aún queda mucho por hacer.
Algunos de los niños, sobre todo los más pequeños, no están acostumbrados a este tipo de actividad donde hay que sentarse en silencio, a escuchar, a observar, a soñar, a imaginar. Representa un gran reto capturar su atención dentro de las páginas de un libro, pero no es imposible. Mi pequeño gran logro sucedió cuando conseguí que en los últimos minutos del maratón tres de los niños más pequeños, que la mayor parte del tiempo estuvieron liberando energías entre cojines y peluches, se sentaran conmigo para que les leyera un cuento. Con historias de princesas y gigantes con gallinas que ponen huevos de oro nos sumergimos juntos en el mundo de los cuentos de hadas. Una de las niñas que antes no paraba de moverse e interrumpía la lectura de los demás, ahora se sentaba acurrucada al lado mío, acariciándome el pelo y pidiéndome que le leyera más.
En ese momento comprendí y entendí varias cosas: que los cuentos de hadas nunca fallan, pero sobre todo, entendí la necesidad que tienen estos niños de espacios de recreación al aire libre, espacios de encuentro para jugar con sus amigos. Actividades como esta se convierten muchas veces en la única oportunidad que tienen algunos niños de salir de sus casas, de encontrarse con otros niños, jugar y divertirse juntos. También necesitan de más actividades dirigidas a la niñez que les ofrezcan experiencias educativas significativas que los ayuden a desarrollarse como individuos, aprender a relacionarse en otros espacios, en otros ambientes, con otras personas. Y aún más importante, comprendí que cuando un adulto lee con un niño o una niña están ocurriendo procesos dentro de él o ella que van mucho más allá del desarrollo de su inteligencia, su creatividad, la adquisición de nuevo vocabulario, pensamiento crítico, entre otras cosas. En ese espacio íntimo que se crea entre el lector, el libro y el niño se están desarrollando lazos afectivos que le brindan confianza y seguridad.
Con esto en mente reafirmo mi compromiso y el de mis compañeras para seguir inventando, seguir creando y seguir trabajando con la niñez de nuestras comunidades. Brindarles experiencias que enriquezcan sus vidas y en el proceso desarrollar relaciones afectivas duraderas. Seguiremos promoviendo el amor por la lectura porque como dice el lema del maratón “leer abre caminos”.
La autora es coordinadora del programa de tutorías del Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial (CAUCE)