Por: Natalia Rodríguez
Jaqueline Ivy, de 27 años y residente de Brooklyn, Nueva York, acostumbra ir a su tienda local de cómics todos los miércoles para recoger sus órdenes. Ha estado activa en la comunidad de cómics por más de 11 años, especializándose en las redes sociales, donde frecuenta comentar sobre los ejemplares mensuales.
En el contexto juvenil, un “geek” es una persona que es apasionada por las películas, series de televisión, videojuegos y cómics. Los años de experiencia mezclados con su pasión por el tema hacen a Ivy una “geek”.
El pasado mes de julio, Ivy recogió sus cómics en la tienda, incluyendo el ejemplar más reciente de Capitán América de Marvel. Cuando llegó a su casa con los cómics, se sentó a leerlos y en medio de la lectura de Capitán América #22, se paralizó. En la narrativa del cómic, un personaje que anteriormente era presentado como una menor de edad sostuvo relaciones sexuales con el superhéroe El Falcón, ambos en estado ebrio. La edad del personaje, Jet, fue aclarada en un comentario brusco y nunca más se trató el tema en la serie.
Para Ivy, este evento fue su punto de ruptura. La joven comentó en su tumblr sobre su historial de oposición con el escritor actual de Capitán América, Rick Remender, y mencionó la serie de eventos negativos que había creado el escritor en los ejemplares de este volumen que la hicieron dejar de leerlo temporeramente. Además de la escena sexual dudosa, el escritor convirtió al padre de Steve Rogers (Capitán América) en un abusador, algo que nunca se había mencionado antes en sus 70 años de historia. Hizo que Rogers admirara a su padre y también presentó lo que se le conoce como fridging, que es matar un personaje femenino con el propósito de causarle dolor al protagonista masculino.
Ivy llevó su molestia a las redes sociales, específicamente Twitter y Tumblr. Creó el hashtag #fireRickRemender, pidiéndole a Marvel que despidieran al escritor por la escena dudosa en el ejemplar de Capitán América. A consecuencia de esto, Ivy se convirtió en víctima de ataques personales y amenazas. En entrevista exclusiva con Diálogo, Ivy recordó: “Recibí amenazas de muerte, recibí amenazas anónimas de violación. Tuve personas diciéndome estúpida, que era maricona, y que no sabía nada del cómic”. Un blog publicó su información personal, es decir, comunidad donde vive, donde trabaja, y hasta enlaces a redes sociales personales. Debido a esto, aún está en estado de paranoia.
Las mujeres que trabajan en la industria
Este tipo de comportamiento, mayormente de parte de hombres a mujeres, no tan solo está dirigido a las fanáticas, sino a las mujeres que trabajan en la industria de cómics. Uno de los casos más recientes y prominentes es el de Janelle Asselin, una editora y crítica de cómics.
En abril de 2014, Asselin escribió un artículo para Comic Book Resources (CBR), una página electrónica que provee noticias e información sobre cómics. En su artículo, la editora criticó la portada de Teen Titans, donde una superheroína joven es presentada con un traje impráctico y sexista. Además, criticó el busto de la joven, diciendo que “el problema no es que sea una joven con senos grandes, porque eso existe, sino que el problema mayor es que ese no es el busto natural de una mujer con senos grandes. Esos son implantes. En una joven”.
La reacción que surgió en las redes sociales luego de que el artículo fuera publicado fue negativa para Asselin. La crítica recibió amenazas de violación y muerte a través de varios medios. Como Ivy, fue humillada con dudas de conocimiento del tema, su trabajo fue descreditado y se alegó que ella no pertenecía a la industria.
De cómics a videojuegos
Los casos de Ivy y Asselin no son ni la mitad de los reportados, y las amenazas que ellas recibieron pueden ser consideradas por muchos como más leves que las de Anita Sarkeesian. Este problema social no solo se centraliza en los cómics, sino que también tiene presencia en la industria de videojuegos.
Anita Sarkeesian es una feminista crítica de la representación de las mujeres en varios medios, especializándose en los juegos de vídeo. Sarkeesian presenta una serie en YouTube llamada Feministfrequency, donde trata estos temas. En el 2012, fue víctima de amenazas de muerte, violación y agresión sexual y hacking. Los ataques surgieron nuevamente en 2013 y más reciente en octubre de 2014, cuando tuvo que cancelar un seminario en una universidad en Utah, debido a una amenaza de un tiroteo en masa en la universidad.
Este evento se convirtió en parte del movimiento controversial de Gamer Gate. El propósito del hashtag #GamerGate estaba dividido entre las feministas y los jugadores “verdaderos” de los videojuegos. Las feministas tomaron el movimiento para pedir mejor representación de las mujeres en los videojuegos, es decir, que cese la violencia y abuso hacia las mujeres en los juegos. Los “jugadores” tomaron la oportunidad para amenazar con violación y muerte a Sarkeesian, y a otras mujeres involucradas.
Tras este evento, información personal de Sarkeesian fue publicada en las redes, incluyendo su dirección. De acuerdo con una serie de artículos publicados por The Guardian, Sarkeesian tuvo que mudarse de su casa y cambiar aspectos de su vida. A pesar de los eventos, ella aún sigue trabajando, visitando programas de televisión y se convirtió en portavoz de este problema.
El problema es más amplio de lo pensado
Muchos en la web han declarado que los hombres son víctimas de acoso más frecuentemente que las mujeres. Es una declaración que ha sido hasta publicada en varias páginas electrónicas y redes sociales. La realidad es que el hostigamiento depende del género de la persona; es decir, el acoso que reciben los hombres es más leve y menos serio que el que las mujeres son víctimas, según reportan publicaciones noticiosas de Estados Unidos.
Un artículo publicado por la versión digital de la revista Time concluyó que el hostigamiento que las mujeres reciben en la web es basado en género. El texto menciona que: “Para las jóvenes y mujeres, el acoso no es solo sobre cosas desagradables. Mayormente se trata de hombres afirmando su dominio, silenciando, y usualmente, asustando y castigándolas”.
En muchos de los casos que son reportados, las víctimas publican sus experiencias en las redes sociales, proveyendo su punto de vista. Un factor común en muchas de estas historias es lo poco cualificado que están los departamentos policiacos para atender estas situaciones. En su artículo titulado: “Por qué las mujeres no son bienvenidas en la Internet”, la sexóloga Amanda Hess contó cómo luego de recibir una amenaza bien realista, la policía no sabía manejar la situación. Hess mencionó que el policía que la atendió le preguntó: “Qué es Twitter?”.
El punto que Hess estaba tratando de llevar a cabo es que muchas veces, los departamentos de policía no toman estas amenazas en serio debido al medio donde son presentadas. Algunos casos hasta habían sido presentados al Negociado Federal de Investigaciones (FBI) pero fueron rechazados.
Derivado de un problema social
El artículo de Time llegó a la conclusión que este comportamiento se deriva de un machismo y necesidad de poner a las mujeres “en sus respectivos lugares”. Irónicamente, cuando las mujeres en las redes se defienden del hostigamiento, son acosadas más todavía. Además, cuando un hombre hostiga a una mujer electrónicamente, sus amenazas son apreciadas y alabadas.
Kelly Sue Deconnick, una escritora de cómics reconocida y portavoz en contra del sexismo en la industria, comparte el mismo pensamiento que Time. En una entrevista con este medio, la escritora expresó sus pensamientos y consejos sobre el tema. Piensa que este comportamiento se deriva de un problema social más grande. Para ella “hay personas que temen la pérdida del poder. Si las voces de todos son importantes, las personas pueden parar de hacerle caso a ellos”. “Cuando las personas son crueles, es porque tienen miedo”.
Deconnick piensa que depende de los hombres que ese comportamientohostil cese. Dice que ya es evidente que las voces de las mujeres no tienen el mismo impacto que la de los hombres y que les toca a ellos indicar cuando hay hostigamiento hacia las mujeres, y defenderlas. Piensa que los hombres deben destacar comportamiento hostil de otros hombres y dejarle saber a ellos las consecuencias de esto.
En cuanto a lo que pueden hacer las mujeres, Deconnick aconseja que “tienen que tener el coraje para no ser queridas”.
“No te preocupes en tener la aprobación de hombres. Esfuérzate para que no te importe”, exhortó finalmente la escritora.
Este trabajo se realizó como parte de las actividades de la clase INFP-4002, Redacción Periodística 2, que dicta el doctor Mario Roche en la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.