Concluímos la época de graduaciones, tiempo simbólico de las esperanzas que cifran el País, donde el optimismo abunda y la incertidumbre del futuro es olvidada momentáneamente. Si te graduaste y ya sientes un poco de nostalgia por un pasado bastante cercano, no te preocupes, es normal (y posiblemente nunca se vaya a desvanecer completamente). En aras de alimentar esa añoranza por nuestra alma máter, les presentamos algunos datos sobre la Torre de la Universidad de Puerto Rico (UPR), el símbolo más emblemático de la Institución, cuya historia y componentes son un misterio para muchos y muchas.
- La fachada de la Torre es diseño del estadounidense William Schimmelpfennig, uno de tres arquitectos considerados para su elaboración. Los otros fueron William E. Parsons y Joseph J. O'Kelly, cuyos diseños se basaban en las estructuras de las escuelas Ivy League de los Estados Unidos y carecían de una torre central. ¿Una UPR sin la Torre? Casi casi.
- Una vez terminada de construir en el 1939, la Torre de la UPR recibió el nombre de Franklin Delano Roosevelt, trigésimo segundo presidente de los Estados Unidos, en reconocimiento a su interés y a la ayuda que ofreció a través de los fondos que otorgó a la Universidad. El Teatro de la UPR, también construido para la misma época, se nombró en honor a Eleanor Roosevelt, esposa del presidente Roosevelt. Aún no se sabe si los hipsters de la época jangiaban en el balcón del Eleanor Roosevelt.
- La fachada cuenta con cuatro pedestales con emblemas de los principales colegios de la UPR en los años treinta: Derecho, Educación, Farmacia y Artes y Ciencias.
- El carillón (lo que probablemente piensas que es “la campana de la Torre”), localizado casi en el tope, interpretaba música popular de la época, que incluía canciones de Rafael Hernández, Agustín Lara y otros, además de los himnos de los Estados Unidos y de Puerto Rico. De haber sido construido hoy, recibiríamos los cambios de hora al son de versiones campanearías de canciones de Pitbull. Ya tu sabe.
- La Torre de la UPR fue la primera en tener un carillón entre otras universidades en Latinoamérica. La UPR: despertando estudiantes soñolientos en sus electivas de Humanidades desde 1939.
Bono: ¿Sabías que el carillón no tiene ni una sola campana? En vez, el campanario de la Torre está compuesto por tubos de metales huecos, con varas de hierro que corren su interior y sirven de badajo. Es tan impresionante como lo es desconcertante.
El tope de la Torre ha estado cerrado al público por muchos años ya, por lo que las únicas personas que han podido subir han sido: el guardia de seguridad que cambia las banderas nacionales por la mañana, el que las cambia por la tarde y los estudiantes que la infiltran en tiempos de huelga para poner pancartas y subir otras cosas (aún hay una silla al lado del carrillón que fue subida por huelguistas de antaño, no se sabe cómo ni por qué la subieron).