Siempre que el festival puertorriqueño de cortometrajes locales e internacionales, mejor conocido como Cinefiesta, coge vuelo, la cultura nacional goza de una hinchazón de pecho maravillosa. En un país que no funciona como una máquina hollywodense se necesitan de festivales como este para recordar que los cineastas del patio, nunca paran de grabar.
Dentro de ese orgullo cinematográfico, Álvaro Aponte Centeno se apropia de un lugar muy merecido con la dirección de un pequeño repertorio de cortometrajes llenos de humanidad puertorriqueña. En esta décima tercera edición de Cinefiesta, con su cortometraje Yahaira, Aponte no defrauda al buen cine de su país.
En un trabajo actoral excelente, Marisé Álvarez interpreta a la carnicera epónima que pierde su trabajo a causa de la situación impredecible de tener que encargarse de su hijo cuando el padre irresponsable no puede (o no quiere).
La trama de Yahaira puede ser bastante simple. Sin embargo, si algo nos ha demostrado Aponte Centeno con cortos como Mi santa mirada (selección oficial Festival de Cannes 2012) y Luz (Mejor cortometraje nacional Cinefiesta 2010) es que los problemas de sus personajes reflejan témpanos de hielo de la sociedad puertorriqueña contemporánea.
En cierto nivel, Yahaira representa la dualidad filosa que puede caracterizar una madre como la que interpreta Álvarez. Esta Yahaira se va a divertir, va a bailar, va a mantener su vida sexual viva y no deja que la tumben. No obstante, eso no le quita el título de mamá y se ocupará de su pequeño hasta el fin del mundo.
Una vez nos acostumbramos (o no) a los problemas de moral que presenta, el corto nos gira hacia otra gama de situaciones que solo fortalecen a nuestra protagonista dentro de un mundo cruel y malvado. Esperando los “garets” (cigarrillos) que le solicitó a su vecina de residencia, Yahaira entiende que sus obstáculos continuarán, pero ella sobrevivirá.
Aponte logra algo extraordinario en su dirección: el superrealismo, al cual ha expresado querer llegar. Este superrealismo demuestra que ha estudiado a su sociedad.
Tocando en la misma clase social que presenta en Mi santa mirada, Yahaira aprovecha las tomas largas y las pocas líneas de diálogo para plasmar un verdadero Puerto Rico en pantalla. Los problemas que embrujan la mente de Yahaira son más protagonistas de la historia que los mismos actores. Por esta misma razón, este tipo de cineasta es único en la filmografía puertorriqueña contemporánea. Santiago Chago Benet como director de fotografía ayuda a Aponte Centeno a casi deshacerse de la cuarta pared sin tener que aislarse con métodos como dirigirse directamente al público.
Aunque el corto cobrará diferentes niveles de significación, al proyectarse en el extranjero, su trama resuena dolorosamente en su país de origen. De esta manera, el juicio del público (especialmente el público de Cinefiesta) juega un rol importantísimo en el cine de Aponte Centeno.
El Puerto Rico que la audiencia ve en pantalla duele, aunque los espectadores no capten que esa misma realidad los espera al salir de la sala. Entonces, ¿cuántas Yahairas conocemos? ¿Qué es lo correcto en el lugar de Yahaira? ¿La podemos ayudar?
Cuestionando la moralidad en un mundo donde no existe, la Yahaira que interpreta Álvarez sabe lo que es correcto para ella. Esto es solo el principio de una actuación impresionante en la carrera de la actriz.
Conocida por su aportación cómica al trabajo de Teatro Breve y su participación en obras más ligeras como ¿Cortadito o Capuchino?, Álvarez también tiene espacio en su resumé para añadir trabajos genialmente dramáticos. Sean pequeños como en Los condenados o tan principales como en el corto de Aponte Centeno, la actriz tiene la capacidad de acoplarse al minimalismo actoral tanto del cine en general como de este director en específico.
El fin de Yahaira no es solucionar un problema, es simplemente presentarlo. Puerto Rico y sus cinéfilos necesitan de trabajos fílmicos tan honestos como los de Aponte Centeno. Si este tercer corto representa lo mucho que este director puede lograr en 15 minutos, es hora de que veamos lo que puede resultar de 90 o 120.