Hay que promover la importancia de la agricultura, la investigación y el servicio comunitario. Esa es la misión del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) en esta coyuntura histórica, en la que el decanato más antiguo del campus mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR), se ve amenazado, ya sea por ataques y cuestionamientos sobre la funcionalidad del Servicio de Extensión Agrícola (SEA) y de la Estación Experimental Agrícola (EEA), como por la intensión gubernamental de invertir en proyectos de infraestructura.
Directivos académicos, jubilados, líderes comunitarios, agrónomos del patio, así como representantes de organizaciones ambientales, se dieron cita ayer en una conferencia de prensa en el Colegio de Agrónomos de Puerto Rico en Hato Rey, para comunicar la posición del CCA ante los recortes propuestos a la UPR.
La administración del Colegio de Ciencias Agrícolas está muy preocupada por la ola de recortes presupuestarios cuyo fin es la “reducción” de la deuda nacional que ronda en los $70 mil millones y que está exigiendo una reducción de $450 millones al presupuesto de la UPR en los próximos cuatro años.
El doctor Raúl Macchiavelli, decano y director del CCA, tronó contra los que plantean la eliminación del Servicio de Extensión Agrícola y de la Estación Experimental Agrícola como una alternativa ante el panorama actual de la UPR y el millonario tijeretazo a su presupuesto, recomendado en su momento por la Junta de Control Fiscal (JCF) y adoptado en el Plan Fiscal de la administración de Ricardo Rosselló Nevares.
“Quienes, ignorantemente, amenazan la viabilidad de estas instituciones [EEA Y SEA] no saben que, al igual que más de 70 universidades en los Estados Unidos, la misión original de las universidades, como el RUM, creadas por [la Ley Morill de] concesión de tierras, fue y es brindar educación formal en agricultura, realizar investigación y ofrecer educación no formal a agricultores, a las familias, a los jóvenes y a las comunidades en sus respectivos procesos de empoderamiento. Servimos a todo Puerto Rico y no hay otras instituciones que contribuyan a la agricultura como lo hacemos nosotros por el bien del país”, manifestó.
“Las personas que usan estos argumentos, algunos quizás esperanzadas en salvarse de la navaja del corte presupuestario, muestran un desconocimiento total de la misión de estas dos dependencias”, denunció el decano.
“La facultad del Colegio de Ciencias Agrícolas es la única dentro del sistema universitario que integra estructuradamente la investigación, la enseñanza formal y la educación no formal, fuera del salón de clase, a una clientela diversa como la compuesta por agricultores, familias, jóvenes, comunidades, agroindustrias y personal de otras agencias”, sostuvo.
“Estamos posicionados para ayudar a aumentar la aportación de la agricultura a nuestra economía y a mejorar las condiciones del ambiente y las comunidades”, resaltó el decano, a la vez que subrayó el hecho de que ambas entidades reciben fondos del Departamento de Agricultura Federal.
Por su parte, la decana auxiliar de la EEA, Vivian Carro, destacó que la labor de su unidad es vital para dar continuidad al desarrollo agrícola, así como para mejorar la calidad del medioambiente. No obstante, dijo que ante los recortes y la inestabilidad presupuestaria “las iniciativas se verían tronchadas”.
Y cuando se habla de iniciativas, se trata de un programa de fitomejoramiento mediante el cual se producen variedades mejoradas de cultivos como calabaza, yautía, batata, habichuelas y frijoles. También, se habla de producción de semillas “de calidad” para el uso de los agricultores.
Entretanto, el subdirector del SEA, Luis Mejía Maymí, enfatizó en la importancia de la educación y de los vínculos universitarios con la comunidad. Del mismo modo, Mejía Maymí puntualizó en la atención que se le da a miles de agricultores puertorriqueños en temas relacionados al mercado y la producción agrícola, así como de seguridad alimentaria, cambio climático y administración de fincas, entre otros.
En esa línea, condenó a los profesores que han enfilado sus cañones filosóficos contra la contribución ambiental y comunitaria de las iniciativas que surgen a raíz de los esfuerzos que multiplica el Colegio.
“Es gracias a la naturaleza de las universidades creadas por concesión de tierras que otras facultades han podido desarrollarse y no al revés”, declaró el profesor aludiendo a la Ley Morril de Concesión de Terrenos para Universidades, que posibilitó el establecimiento de decenas de centros de educación superior en Estados Unidos.
“En el caso de otros profesores que han lanzado ataques, apuntar los cortes hacia el SEA y la EEA significa serrucharse sus propios pies”, advirtió.
“Ambas unidades han tomado medidas de austeridad desde el año 2008. Las mismas se concretizan en cortes presupuestarios por casi 10 años. Al presente, somos más eficientes y dinámicos. Para continuar cumpliendo con nuestra misión de ser la presencia de la UPR en la comunidad, no aguantamos más cortes presupuestarios”, sentenció el académico.
Al Colegio de Ciencias Agrícolas también le inquieta el panorama que demarca la Orden Ejecutiva Número 3, emitida recientemente por el gobernador Rosselló Nevares, declarando al país en estado de emergencia en cuanto a infraestructura se refiere.
El decano Macchiavelli reconoció que en el marco de la Ley Promesa y considerando el estado de emergencia nacional en cuanto a infraestructura se refiere los terrenos agrícolas son vulnerables. Según el docente, la vulnerabilidad no es cosa nueva ni de ahora, pues en el pasado han habido intentos por poner en marcha desarrollos de escuelas, hospitales y otros tipos de edificación en terrenos vírgenes.
“Es importante decir que antes de Promesa ya habían ataques [contra las tierras]. Especialmente algunas que están ubicadas en áreas urbanas. Algunos alcaldes las ven como botín de guerra, porque son las únicas reservas agrícolas en ciertos municipios como Gurabo y Aguadilla”, indicó Macchiavelli, quien añadió que la clave es lograr que la comunidad conozca lo que se hace en el CCA y que se apropien de la iniciativa.
“Yo creo que no se puede esperar por los políticos en este momento”, comentó. Señaló que con quien sí necesitan contar es con la comunidad a la que sirven. “Esa es nuestra mejor defensa”, comentó.
Finalmente, el grupo promovió la idea de que la función comprensiva y fundamental que el Colegio de Ciencias Agrícolas cumple en la sociedad, la destaca como “única”, pues impacta a todo Puerto Rico, mediante servicio comunitario y alianzas multisectoriales y agenciales, donde también contribuyen organizaciones no gubernamentales.