Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la participación de las mujeres en el cultivo de la tierra es clave para alcanzar la seguridad alimentaria a nivel mundial. Su apreciación se fundamenta en el hecho de que hay más mujeres que hombres en el planeta.
De ese avance de la participación femenina en la agricultura también se ha hecho eco Puerto Rico. El censo del 2010 de la Isla documentó que para esa fecha el 50.2% –1,940,618 habitantes– eran féminas. Para el 2015, sobre mil mujeres se reportaron como agricultoras o líderes de proyectos agrícolas, según datos del Departamento de Agricultura.
“A paso lento estamos viendo un crecimiento en la cantidad de mujeres que están aportando desde la agricultura a la economía de Puerto Rico”, aseguró Myrna Comas Pagán, la primera mujer en dirigir el Departamento de Agricultura (DA).
El perfil de las agricultoras locales está bastante definido. Según Comas Pagán, son mujeres que han enviudado y “de la noche a la mañana han tenido que salir de la sombra de su marido y convertirse en las jefas”. También, son jóvenes que se están especializando y preparando en las universidades para trabajar la tierra y mujeres emprendedoras que han visto el potencial económico de la agricultura.
Igualmente, existe un creciente interés entre las jóvenes universitarias en formarse académicamente en alguna disciplina agrícola. Para el año académico 2015-2016, había 1,363 estudiantes subgraduados matriculados en la Facultad de Ciencias Agrícolas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), el número más alto en 20 años. De esos estudiantes, 53.1% eran mujeres (724) y 46.9% (639) eran hombres.
En ese mismo año académico, el número de estudiantes de nuevo ingreso a la Facultad de Ciencias Agrícolas del RUM fue 304. De estos, el 53.3% (162) eran mujeres y el 46.7% (142) eran hombres, según datos publicados por el RUM.
Un rol determinante
De acuerdo a la historiadora Lizette Cabrera Salcedo, autora del libro De los bueyes al vapor, desde la época de los primeros habitantes de la isla de Boriquen, la mujer participó junto a los hombres en la recolección de alimentos para el sustento de su tribu. Está documentado en las crónicas de los españoles el trabajo de las mujeres en la siembra y procesamiento de la yuca. Para el siglo 16, a Puerto Rico comenzaron a llegar los esclavos de África como fuerza trabajadora debido a la merma poblacional de los indios. Estas personas trabajaron especialmente en la industria de la caña de azúcar. “Por extrapolación se puede entender que hombres y mujeres esclavos laboraron juntos en esas tareas agrícolas”, observó la profesora del Departamento de Historia del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“Es conocido que en las colonias inglesas las mujeres cortaban y molían caña. Lo mismo podemos pensar de las actividades de las mujeres en la industria azucarera en Puerto Rico”, añadió.
En su ensayo Cafetal adentro: Una historia de los trabajadores agrícolas del siglo 19, publicado en 1986 por la revista El Sol de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, el historiador Fernando Picó también comenta sobre las labores agrícolas que realizaban las mujeres en la industria del café.
“Resulta que al contraste con algún dueño o hacendado, la mujer y los hijos del jornalero quedaban obligados a ayudar a su marido o a su padre en las tareas. De modo que fue recogiendo café o después escogiendo el grano, donde la mujer y los niños de la familia del jornalero inscrito más trabajarían”, resaltó Picó refiriéndose al Régimen de la Libreta de Jornalero, aprobado en la década de 1840 y abolido en 1873.
El historiador denunció que a pesar de su intenso trabajo, las mujeres no eran remuneradas: “Sin embargo, nada de esto quedaba escrito oficialmente en los contratos u otros documentos. Sencillamente, se entendía como una obligación que contraían las mujeres y los hijos del jornalero contratado”.
“La brecha de género existe. Pero la mujer siempre ha tenido un rol bien significativo en el desarrollo agrícola del País”, señaló la secretaria del DA. Comas Pagán recordó que en la cultura taína las mujeres eran jefas de sus aldeas y se dedicaban a sembrar yuca, batata, maíz, entre otros cultivos, para alimentar a sus familias. Fue durante el periodo colonial español que el hombre tomó poder de la tierra, pero las esclavas continuaron con su labores en la agricultura.
Durante la primera y la segunda Guerra Mundial, muchos hombres dejaron a sus familias y sus mujeres se apoderaron de la tierra para sacar adelante a sus hijos. Sin embargo, cuando los hombres regresaron de la milicia, se reprodujo la idea de que él debía ser el proveedor del hogar y debía dedicarse al “trabajo fuerte” que era la agricultura.
Aun así, Comas Pagán insistió en que la mujer siempre ha sido el motor del trabajo agrícola. “Mi recuerdo de niña es el de abuelo, el agricultor, mandando en un sillón y abuela haciendo el trabajo de la finca”, dijo.
Rememoró los tiempos en que veía a su abuela despertar a las 4:00 de la mañana para buscar vacas al “cerca’o” para ordeñarlas y tener leche para el día. También, a esa hora su abuela buscaba los huevos de las gallinas para tener para el desayuno y luego se iba para la finca. “Allí ella sembraba, ella fertilizaba, ella desyerbaba, ella cosechaba y a las 11:00 de la mañana regresaba a hacer las tareas de la casa”, comentó.
La agrónoma destacó el trabajo administrativo de las mujeres en las fincas. “Cuando llegaba la época del café, abuela era la que llevaba la contabilidad de la finca. Ella llevaba el registro de los obreros, ella era la que decía qué cosechó quien y cuánto había que pagarle, pero se mantenía detrás de la sombra de mi abuelo. Él era la cara de la finca. Y así como abuela todavía hay muchas mujeres en Puerto Rico”, sostuvo.
“Yo tengo [una] finca con mi esposo. Los dos somos representantes de la finca y ahora nuestra hija también es representante”, resaltó Comas Pagán. Recordó que en un momento dado sembraron café. Durante el tiempo de la cosecha o recolección del grano trabajaban mayormente un grupo de mujeres que no tenían otro empleo.
La secretaria del DA señaló que ese trabajo les brindaba a esas mujeres la oportunidad de salir de sus casas. También, les permitía compartir con otras personas y “aunque su ganancia monetaria fuera poca ellas valorizaban mucho ese espacio que tenían y la aportación social que hacían”. Incluso con el bono de navidad que el gobierno otorgó en un momento a las recolectoras de café, ente otros obreros agrícolas, ellas compraban los regalos de navidad para sus hijos.
El año pasado 144 mujeres participaron del Programa de Subsidio Salarial que ofreció la Administración de Desarrollo de Empresas Agropecuarias. También, 5,949 mujeres fueron empleadas como trabajadoras agrícolas, según información provista por la oficina de la secretaria de Agricultura.
Con buen impulso los agronegocios entre las féminas
El DA, la Fundación Sila María Calderón y la Asociación de Agrónomos de Puerto Rico, entre muchas otras organizaciones comunitarias y sin fines de lucro, han impulsado que muchas mujeres puertorriqueñas desarrollen agronegocios para sostener a sus familias.
Cada día son más los productos cultivados y hechos en Puerto Rico por manos de mujeres. Estos han llegado a los supermercados, a los “Mercados de Familia” auspiciados por el Programa de Asistencia Nutricional (PAN) del Departamento de la Familia y a los comedores escolares.
Entre las agroempresas se destacan el cultivo de fresas silvestres de Marilyn Rosa en Las Piedras; el proyecto de tomates y lechugas de María de Jesús en Carolina; las mermeladas y aderezos de piña elaborados en la Finca Don Pupa en Mayagüez que dirige Ruth Pérez; y el sofrito peñolano de Agropek, proyecto hidropónico que dirige Cyndy Cruz, entre muchos otros.
Aquí nuestra serie especial de Diálogo Verde 2016: “No te comas el mundo”
- La agroecología, una manera de salvarnos
- “Destrezas de vida” en la educación agrícola
- Jóvenes, universitarios y agroecologistas
- El valor de la comida que se sirve a conciencia
- Egresados de la UPR apuestan a la agricultura
- Comprometidas con la agricultura las mujeres boricuas
- Luz Celenia Caraballo, incansable caficultora
- Tostones, sopas y sandías boricuas llegan a Estados Unidos
- Subsidios e incentivos para comenzar en la agricultura
- La investigación agrícola: aprender haciendo
- Nuestra tierra: nuestro futuro