De los estrenos navideños podríamos decir poco, ya que este fin de año ha sido acaparado por Star Wars: The Force Awakens, no obstante, uno de los estrenos de hoy sobresale por su habilidad de abrir viejas heridas y continuar el debate sobre la salud deportiva.
El filme Concussion, protagonizado por Will Smith, cuenta la historia del doctor nigeriano Bennet Omalu, patólogo forense radicado en los Estados Unidos, quien descubre la encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés) en los jugadores de fútbol americano.
La encefalopatía traumática crónica es una degeneración gradual de la función cerebral debido a repetidas lesiones en la cabeza, como esas provocadas por el contacto violento en el fútbol americano, deporte popular en la nación norteamericana.
A través de la película, dirigida por Peter Landesman, el público puede ver cómo la necesidad de difundir la verdad se convierte en una travesía emocional, peligrosa y frustrante. Se trata, en términos simples, de un extranjero desconocido para el mundo de la medicina en contra de una corporación multimillonaria, tan arraigada a la cultura de una nación como lo es la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).
En general, podríamos afirmar que Concussion es una película sana. Es decir, a pesar de lidiar con temáticas claras y contundentes como el suicidio, la muerte, el racismo y el abuso, el filme está trabajado con una sutileza admirable. Tal vez se debe a la mezcla de colores templados en la imagen, los juegos con el foco de la cámara y el sonido que difumina la fina línea entre exponer la verdad y hacerlo de una manera artística.
Además de eso, el público logra simpatizar con el doctor Omalu a través de las dos horas de duración del filme. Su propósito no es terminar con el fútbol americano, sino hablar con franqueza sobre los efectos de un deporte tan rudo en la salud de sus practicantes. Igualmente, el doctor tenía un sueño: ser aceptado como ciudadano americano, y el público se enternece con ese deseo, su sentido del humor y la serenidad que lo caracteriza.
Es de esperarse que la audiencia quiera favorecer la versión de Omalu en este caso sobre el argumento de la NFL, quienes decidieron ocultar los efectos de las contusiones de sus jugadores y familiares. Aquí no solo se presenta el lado de la moneda de Omalu, sino que insisten en que quede totalmente claro que no se trata de un intento de destruir el fútbol americano. Ciertamente, tener a Will Smith como protagonista aporta un poco a esa causa.
Smith cuenta con el favor del público en todas las facetas de su carrera artística, no solo como músico sino como buen actor, y verlo en pantalla es un punto a favor de la película en que trabaje. Atrae al público y su estilo único le permiten incluso uno que otro momento cómico en este drama.
Tal vez por eso lo escogieron a él para protagonizar este biopic, en vez de un actor nigeriano, como el verdadero doctor Omalu, u otro actor conocido. Hollywood quiere que veamos esta película, así rescatan su rol en los debates sobre el poder de las grandes compañías como la NFL en este caso y Big Tobacco en los noventa (problema que atajaron con la película The Insider).
Para completar el elenco, tenemos a Alec Baldwin, Albert Brooks y Gugu Mbatha-Raw, y a Ridley Scott como productor.
Baldwin (30 Rock, Beetlejuice) juega el papel del neurólogo Julian Bailes, quien fungiera como doctor de los equipos de fútbol americano y quien permitiera que los jugadores regresaran al terreno de juego aun luego de sufrir una contusión.
Por su parte, Brooks (A Most Violent Year, Drive), encarna al doctor Cyril Wecht, coautor del hallazgo con Omalu por su apoyo y aporte económico. Finalmente, Mbatha-Raw (Belle, Beyond The Lights), encarna al interés amoroso del protagonista. Cada personaje juega un papel importante en la película, por eso el cuidado de mencionarlos uno a uno.
Cabe destacar que Smith recibió una nominación al Golden Globe 2016 por su actuación en esta película y tampoco debemos perder de vista que, a fin de cuentas, sigue siendo un biopic. Es una adaptación de un hecho real completamente unilateral, pero también es una buena película para disfrutar antes que acabe el año y continuar las discusiones fuera de las salas de cine.
Concussion ayuda a tomarnos un descanso de las precuelas, secuelas y “remakes” que se han infiltrado en la cartelera, de los superhéroes y las animaciones personificadas para tener la esperanza que el cine aún puede desatar la controversia.