¿Has escuchado hablar alguna vez sobre las playas con Bandera Azul en Puerto Rico? Esta clasificación que distingue a las playas más cuidadas ambientalmente, la otorga la Fundación para la Educación Ambiental (FEE, por sus siglas en inglés), entidad no gubernamental que administra el Programa a nivel mundial.
Bandera Azul fue creado por la FEE en Europa en 1985, aunque no fue hasta el 2004 que llegó a la Isla. “La FEE permitió que el Departamento de Turismo lo administrara el primer año, con el compromiso de pasarlo a una organización no gubernamental”, explicó María Elena García, directora de la Organización Pro Ambiente Sustentable (OPAS), entidad que se creó en 2005 para que administrara el programa Bandera Azul en Puerto Rico.
Desde entonces, ocho playas y dos marinas en la Isla han logrado pertenecer al destacado grupo, el Balneario de Boquerón en Cabo Rojo, el Balneario de Carolina, El Escambrón en San Juan, Playa La Monserrate en Luquillo, Playa Pelícano en Ponce, Playa Punta Salinas en Toa Baja, Seven Seas en Fajardo, Sunbay Beach en Vieques, Marina Puerto del Rey y Marina Puerto Chico, ambas en Fajardo.
Este grupo se une a otras cuatro mil playas y marinas en 48 países alrededor del mundo. De la jurisdicción de los Estados Unidos, solo Puerto Rico y las Islas Vírgenes Estadounidenses poseen la distinción.
Según García, las zonas con Bandera Azul en Puerto Rico y alrededor del mundo, deben cumplir con cuatro criterios, dentro de los cuales se evalúan distintos aspectos.
El primero aspecto tiene que ver con educación ambiental. Todos los espacios con Bandera Azul deben ofrecer información a los visitantes sobre lo que significa obtener esa clasificación, realizar actividades educativas, ofrecer información sobre la calidad de las aguas y el ecosistema del área, deben mostrar un mapa de la playa o marina indicando las diferentes instalaciones, además de establecer un código de conducta o reglas para el uso de la playa y sus alrededores.
En el segundo criterio, los cuerpos de agua deben cumplir con unos estándares de calidad que permitan a los bañistas disfrutar del área sin poner en peligro su salud. La playa debe cumplir plenamente con los requisitos de muestreo de calidad del agua y no puede recibir descargas de aguas negras o utilizadas. Entre las pruebas químicas que se realizan destacan la detección de bacterias microbiológicos fecales (E. coli y enterococos intestinales).
El tercer criterio, según García, tiene que ver con manejo ambiental. Cada playa debe tener un comité de personas que se encarguen de velar que se cumplan todas las normativas de regulación, funcionamiento y limpieza. Por otro lado, la vegetación de algas o desechos naturales se deben dejar en la playa y debe haber una cantidad suficiente de zafacones para desechar la basura de los bañistas y visitantes.
No pueden faltar, además, los servicios sanitarios o baños, que deben mantenerse limpios y desechar sus aguas en un pozo o instalación a no menos de 500 metros de distancia del mar. Los servicios sanitarios o los baños deben haber controlado la eliminación de aguas residuales. En las playas con Bandera Azul, se controla, además, el acceso de animales domésticos. La Organización también promueve el mantenimiento adecuado a todos los edificios e instalaciones en el área y un monitoreo constante de los arrecifes de coral en las proximidades de la zona.
Por último, las playas deben cumplir con unos estándares de seguridad y servicio que incluye un número adecuado de socorristas o equipo de salvavidas, equipo de primeros auxilios, planes de emergencia, medidas de seguridad en el lugar, suministro de agua potable e instalaciones para las personas con impedimento.
En Puerto Rico, la temporada de Bandera Azul comienza en noviembre y culmina en julio. Durante los meses de agosto, septiembre y octubre, un jurado nacional, compuesto por representantes de distintas entidades y departamentos como la Junta de Calidad Ambiental (JCA), la Policía de Puerto Rico y miembros de la comunidad, evalúan las playas y marinas que poseen la clasificación y las potenciales candidatas para añadirse al grupo. El Escambrón en San Juan, es el balneario que más tiempo ha mantenido la distinción, desde que la obtuvo en el 2004.
“Tiene que haber estaciones de reciclaje, no se puede usar jabón ni shampoo en las duchas y no pueden usar herbicidas en las áreas verdes”, indicó García, quien aseguró, además, que visita cada playa al menos dos veces durante la temporada, para corroborar que se estén cumpliendo todos los criterios. Para obtener más información sobre el programa de Bandera Azul y conocer qué otras playas y marinas alrededor del mundo poseen la clasificación, pueden visitar el portal cibernético www.blueflag.org.