La película “Los Domirriqueños” se estrenó en la Isla recientemente. En esta exitosa comedia, un grupo de puertorriqueños y dominicanos que vivían en el mismo barrio olvidaron sus diferencias y, unidos, lograron superar un enorme reto baloncelístico que enfrentaban.
La colaboración de colegas de Puerto Rico y la República Dominicana no se limita sólo a la pantalla grande, o a otras disciplinas artísticas como la música. Un ejemplo de cooperación científica entre nuestros países resultó en una investigación de gran impacto en la genética molecular caribeña.
Un grupo de científicos, entre los que se destacaron Juan Carlos Martínez Cruzado, Taras Oleksyk, Kirill Grigorev, Yashira Afanador Hernández (Universidad de Puerto Rico en Mayagüez), Liz Paulino, Luis Rodríguez (Instituto Tecnológico de Santo Domingo), Adrell Núñez, y Roberto María (Parque Zoológico Nacional de Santo Domingo) dieron a conocer un artículo profesional sobre la genética del solenodonte. El mismo fue publicado en la revista arbitrada “Mitochondrial DNA Part A”.
El solenodonte o almiquí (género Solenodon) es un fósil viviente, un mamífero antiquísimo que se cree se originó hace unos 76 millones de años, 11 millones de años antes de que se extinguieran catastróficamente los dinosaurios. El solenodonte es del tamaño de un gato y se alimenta de insectos, los cuales escarba con su larga nariz y filosas garras durante sus excusiones nocturnas. Durante el día, el mismo se refugia en extensos túneles subterráneos.
Las únicas especies de solenodonte viven en Cuba (Solenodon cubanus) y en La Española (Solenodon paradoxus). Ambos se encuentran en peligro de extinción debido a la deforestación, la caza, la urbanización y al ataque de perros y ratas. Con el propósito de generar estrategias de conservación, los científicos obtuvieron muestras de sangre de ocho individuos de República Dominicana, tres de la región norte (sectores Loma de la Jagua y Cordillera Septentrional) y cinco de la región sur (sectores Manguito y Cañada del Verraco).
Usando las muestras de sangre, es posible determinar el ADN, es decir, el código genético de los ocho individuos, y a la vez confirmar si la población norteña de solenodontes son de la misma especie que los sureños.
Luego de utilizar dos métodos diferentes de secuencuación de ADN (para ver si obtenían el mismo resultado usando técnicas independientes), los científicos descubrieron que los solenodontes sureños y norteños tenían suficientes diferencias en su ADN como para ser considerados subespecies distintas, no una sola como se creía.
Los datos genéticos sugieren que hace unos 125,000 años existía una sola población de solenodontes, pero la geografía de La Española (posiblemente un canal marino entre el norte y el sur) separó los grupos. La selección natural, las diferencias en hábitats y el tiempo se encargaron de modificar los genes de ambos grupos, resultando en las dos subespecies genéticamente diferentes que existen en la actualidad.
En otro análisis genético, se comparó el ADN del solenodonte con los de otros mamíferos modernos, como el topo y la musaraña. Se confirmó que los solenodontes, los topos y las musarañas tuvieron un antepasado común hace entre 66 y 89 millones de años, lo que afirma el adjetivo de “fosil viviente” del solenodonte.
Según la hipótesis de los científicos, así como estudios previos, se cree que hace 70 o 80 millones de años, lo que ahora son las Antillas Mayores estuvieron conectadas por tierra con América del Norte, pero poco a poco fueron separándose por causas geológicas. El asteroide que causó la extinción de los dinosaurios impactó la zona de Yucatán, México, hace 65 millones de años y devastó una amplia zona geográfica. Muy pocos mamíferos de esa época sobrevivieron en las Antillas Mayores; uno de los pocos fueron los solenodontes.
El próximo paso para ese junte internacional de científicos es diseñar un plan de manejo y conservación a la medida de cada una de las dos subespecies de solenodontes. A lo mejor, con la ayuda de la ciencia, estos mamíferos no correrán la misma suerte que sus contemporáneos, los dinosaurios.