Cuando el 16 de junio de 2005 Enrique Laguerre fallecía, su obra fue valorada de una u otra forma por diversos escritores. Sin embargo, más allá de lo que unos u otros manifestaran, las 15 novelas, colecciones de cuentos y ensayos, sus obras dramáticas y poesía aún circulan en librerías y salones de clases, y versiones de sus novelas se han adaptado recientemente al teatro y la televisión, tal como sucedió en el pasado. Es decir, que su obra continúa presente, muy viva, en nuestra cultura.
Tuve el privilegio de conocerle y entrevistarlo en 1992, y la experiencia fue única. Aquella conversación con Laguerre me dejó valiosas lecciones, algunas de las cuales he intentado seguir al pie de la letra.
A una década de su partida quiero compartir 10 reflexiones de Laguerre. En las mismas el autor de La resaca comenta aspectos de su obra y arroja luz sobre su amplio y múltiple servicio al País. Y es que más que escritor, Laguerre, ante todo, se consideraba maestro; los 64 años en el magisterio así lo testimonian. También fue un columnista de largo aliento, hasta el último año de su longeva vida continuó colaborando con diversos medios. Sirva este sencillo escrito como un homenaje a su persona.
10 reflexiones del escritor Enrique Laguerre
1. Aunque La llamarada es mi primer libro, es una novela sobre el momento que yo viví en los 30 y que luego, en el tiempo, se ha convertido en historia. Por ejemplo, cuando la escribí habían 35 centrales azucareras pero hoy día hay tres; han desaparecido 42, de modo que ahí está. En La llamarada está, posiblemente, la raíz para explicar por qué desaparecieron estas 42 centrales.
2. Cuando sale La llamarada, se hablan cosas negativas y cosas positivas. Contrario a lo que la gente cree, las críticas negativas estimulan a leer libros, pero Pedreira con su crítica apagó todas las críticas negativas, porque en el momento él era el principal crítico literario que teníamos en Puerto Rico.
3. Solar Montoya presenta un problema social, y era que estaban abandonando a los cafetaleros por motivo de los temporales. Un café que era conocido en el mundo entero. El temporal San Ciprián, a finales del siglo XIX, y San Felipe en 1928, vulneran el cafetal de una forma que casi no se podrá recuperar. El café de Puerto Rico, que fue conocido por el mundo entero y era el producto principal de exportación en el siglo XIX, sufrió una gran caída.
4. Siempre hay elementos autobiográficos en cien novelas que uno escriba o cien dramas. Sí. Uno no puede prescindir de escribir nada si no hay elementos autobiográficos en lo que se escribe, porque esas son las primeras experiencias que uno tiene. Son las experiencias más importantes de un escritor, las experiencias vitales, suyas.
5. Y a nosotros en Puerto Rico, nos hace falta gente que haga obra permanente, aunque sea sencilla la obra, aunque sea cultivar un conuco, una parcela de tierra, aunque sea hacer el trabajo que está haciendo bien hecho; si no hace el trabajo que le corresponde hacer bien hecho están comprometiendo el futuro del País.
6. En una obra como La llamarada hay muchos elementos autobiográficos, de mis experiencias iniciales. También en Solar Montoya y en La Resaca, están presentes esas experiencias; la niñez de Dolorito puede tener experiencias mías, de mi niñez.
7. Tengo esa preocupación de que desaparezcan los montes del oeste, y da la casualidad de que en los montes del oeste existe lo que puedo llamar el hontanal de los ríos, o sea la fuente de donde nacen casi todos los ríos de Puerto Rico: el Río Grande de Arecibo; Río Manatí; Río Camuy; el Guajataca; el Añasco; el Culebrina; el Yagüez; el Guanajibo; el Tinajón; el Estero; el Yauco; el Guayanilla; el Portugués. En fin, casi todos los ríos de Puerto Rico nacen ahí, en ese sitio que se está desmontando”.
8. Mi novela Los gemelos, tiene muchos elementos autobiográficos. Las experiencias que hay allí, de los dos gemelos, son experiencias que tuve con un hermano mío que fue marino mercante y que viajó por distintos países; las experiencias de ese personaje en la novela son las experiencias de mi propio hermano.
9. “Yo tengo que empezar por conocer qué somos nosotros, de dónde venimos y presumiblemente hacia dónde nos dirigimos. Debo conocer la historia de mi país en su intimidad, no la historia de nombres sino la cotidiana, de día a día; qué está haciendo la gente comúnmente en la calle”.
10. Quiero decir que no puedo escribir nada si no hay una experiencia autobiográfica en lo que escribo, en una u otra forma; ya sea utilizando mis propias experiencias, las experiencias de la gente cercana, las experiencias de mis conciudadanos, o las experiencias vitales de ser universal. Yo amo, yo detesto, me enojo y me da ira, lo mismo que le da a cualquier otra persona en el mundo, a unos con más intensidad, a otros con más dominio de sí mismo, pero todos tenemos las mismas experiencias sensoriales.