Conocí el género del microcuento a principios de la década de los 90. En esa misma época comencé a escribir mis primeras piezas, aunque no fue hasta la década siguiente que desarrollé una pasión por el género que terminó desembocando en el 2012 con mi libro Universos. Y tal como apunté en sus notas preliminares, en el microcuento: “Lo más importante es lo no dicho. Se trata de un guiño travieso del escritor, dirigido con premeditación, y a veces con alevosía, a un lector exigente. Quien los devora encuentra pasajes lúdicos e intertextuales, alusiones que ponen a prueba su intelecto. La complicidad entre escritor y lector es inevitable”.
Hoy nuevamente circulan algunos de esos microcuentos en el nuevo volumen de la serie antológica Los nuevos caníbales, dedicada a la presencia de tal género en las Antillas Mayores. La misma fue publicada en conjunto por los sellos caribeños Ediciones Unión, Editora Búho y Editorial Isla Negra. Los responsables de compilarla fueron Rafael Grillo (Cuba), Pedro Antonio Valdéz (República Dominicana) y Emilio del Carril (Puerto Rico). Este último se dio a la tarea de investigar el desarrollo del microcuento en nuestras letras, por lo que su selección incluye escritores como Christian Ibarra, Hugo Ríos, Juan Carlos Rueda, Ana María Fuster Lavín y Alberto Martínez Márquez.
Hoy quiero compartir otras piezas que ya van configurando las páginas de mi segundo libro de microcuentos.
Tarde
Y después de mirarse tanto y tanto -y que todo a su alrededor se volvió mustio, cenizo, hasta que una prolongada brisa arreció con cada uno de los diminutos fragmentos que conformaban la materia- Narciso reaccionó. Pero ya era tarde.
*
Dos con las cinco
Inequívoca bienaventuranza.
*
Man-shadow
¡Cómo no entintarme el dedo meñique mientras escribo!
*
Después
Creía que estaba escribiendo acerca del otro. Después de dejar descansar la página. Después de corregir. Después de editar. Y después de re-escribir, se dio cuenta: siempre estuvo escribiendo sobre sí mismo.
*
Maestro
En tiempos del hiperconsumo, Bartleby es el maestro.
*
Mantra del maestro
“Preferiría no hacerlo”
*
La suerte está esperando
El gobierno, para paliar la crisis económica que azotaba particularmente a la clase trabajadora, decidió aumentar de tres a seis días los sorteos de la lotería electrónica.
*
La desventura de Udrak
No importa cuántos eones llevo intentándolo. Cada vez que emerjo de la meditación sobre la calma mental, estado que demanda de mí total concentración unificada, y veo una parte de mi blanca cabellera devorada por las ratas, me invade la cólera.
*
Profundis
Yo heredé los dientes de oro de aquel inquilino inglés que siendo cadáver pagó lo que adeudaba en el hostal de mi padre.
*
El por qué de las cosas (oda a Herminia)
Llegué tarde a la repartición de los panes, y me quedé con hambre.
Por eso escribo.