Diálogo inició este semestre la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos, que se publicarán a continuación, se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
En la década de 1960 la empresa farmaceútica Upjohn, que luego llegó a ser parte de la compañía Pfizer, sintetizó un ansiolítico que revolucionó los tratamientos contra la ansiedad.
Este ansiolítico, que se conoció inicialmente con el nombre de Alprazolam, se introdujo al mercado por primera vez en el 1981 bajo el nombre de Xanax. Es comúnmente utilizado en la medicina para el tratamiento de los trastornos de ansiedad (ansiedad generalizada y la ansiedad social), y los desórdenes de pánico. Sus efectos secundarios más comunes son la desinhibición, trastornos del habla, irritaciones en la piel, depresión respiratoria, estreñimiento, problemas de concentración, somnolencia y fatiga.
Este medicamento, al que también se le conoce como la “pali” o “palitroque” en el bajo mundo, está disponible en dos tipos de tabletas: las comprimidas, que actúan rápidamente, y las de liberación prolongada, que actúan más lentamente pero por más tiempo. Es una droga de acción rápida. Ambos tipos de tabletas surten su efecto en alrededor de la primera hora. El tiempo en que se tarda el cuerpo en eliminar esta sustancia en adultos saludables es de alrededor de 11 horas.
El potencial de abuso de la Xanax ha sido objeto de estudio. Mientras algunos expertos dicen que el riesgo es bajo y similar al del resto de las benzodiacepinas, medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso en el mismo receptor que la Xanax, otros dicen que hay un riesgo significativo en el potencial de abuso de estas drogas para pacientes y usuarios recreacionales. La alta afinidad, alta potencia, inicio rápido de acción y la eliminación del cuerpo relativamente pronto contribuyen al mal uso y abuso de la droga.
La tolerancia a este medicamento varía entre los diferentes efectos y obviamente, entre diferentes personas. Por ejemplo, el desarrollo de tolerancia ante los efectos sedativos sí se ha confirmado, pero ante los efectos ansiolíticos, se han reportado resultados controversiales. Existen estudios que concluyen que la tolerancia a los efectos ansiolíticos se desarrolla en pocas semanas, mientras otros sostienen que nunca ocurre. Dependiendo de cómo se desarrolle esta tolerancia puede impulsar al usuario a un aumento progresivo del consumo de la droga, lo cual puede resultar en una dependencia.
La razón principal por la que surge la dependencia es por el consumo prolongado. Se define dependencia como el surgimiento de síntomas de retirada al dejar de consumirse una droga. También, dejar de usar abruptamente la droga y que se presenten síntomas es indicativo de que hay dependencia.
Aunque se torna un poco difícil descifrar cuáles son los síntomas de retirada y cuáles provienen de la condición en sí, se pueden identificar dichos síntomas, y por ende saber si hay dependencia o no, por el surgimiento de síntomas completamente nuevos como malestar, debilidad general, insomnio, taquicardia y mareos.
Las sobredosis de Alprazolam pueden ser leves o severas, dependiendo de la dosis y la persona. Pueden ser peligrosas ya que deprimen demasiado el sistema nervioso central, produciendo somnolencias, una baja en la presión de la sangre y respiración superficial, mareos, el balance impedido, reflejos retrasados y debilidad muscular. También, puede provocar desmayos, coma y muerte, especialmente si son combinados con otras sustancias como el alcohol. Por lo tanto, es imperativo que si está tomando este medicamento se asegure de que esté ingiriendo la dosis correcta.
Hoy en día, el Alprazolam es el benzodiacepina más prescrito y usado recreacionalmente en los Estados Unidos. Datos anuales compilados por la agencia federal Substance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA), del Treatment Episode Data Set determinó que las admisiones a los centros de rehabilitación aumentaron un 79% entre 1992 y 2002, debido a “tranquilizantes primarios”, que incluye pero no se limita a las benzodiacepinas, lo que sugiere que el abuso de esta clase de droga puede estar aumentando en el país.
The New York Times reportó el 14 de septiembre de 2011 que hubo un aumento de 89% de visitas a la sala de emergencias a través de toda la nación, debido al uso recreacional de las benzodiacepinas. También, en otro reporte de SAMHSA del 2006 se ha calculado que el número de visitas a las salas de emergencias y de cuidado urgente familiar a causa de las benzodiacepinas constituyen un 35% de todas las visitas relacionadas a drogas.
Además, el Alprazolam es utilizado comúnmente con otras drogas recreacionales para contrarrestar los efectos estimulantes de otras drogas. Por ejemplo, un usuario puede tomar una tableta de este medicamento después de consumir cocaína para calmarse.
Incluso, se ha reportado en Puerto Rico de adolescentes que tienen tan solo 12 años experimentando con el uso de estas benzodiacepinas. Según Israel Alicea, exsubdirector de la Drug Enforcement Administration (DEA) en Puerto Rico, entre el 62% y el 70% de todas estas drogas utilizadas recreacionalmente provienen de familiares y amigos a los que se les ha prescrito como un método de tratamiento.