Los extraterrestres robóticos han vuelto y ya era hora.
Después de ocho años de apariciones espontáneas, Guy Manuel de Homem Cristo y Thomas Bangalter, mejor conocidos como Daft Punk, volvieron al foco del mundo con su cuarta producción discográfica, Random Access Memories.
Daft Punk ha estado en boca de fanáticos y transeúntes desde los mediados de los años noventa, dejando atrás sus identidades verdaderas para adoptar aquellas de androides extraterrestres que llegaron a este mundo para divulgar su música pegajosa y bailable.
Desde el éxito inmortal, One More Time, hasta el 2010, cuando ofrecieron su talento para la música de Tron: Legacy, Daft Punk se ha hecho famoso no solo por sus grabaciones que rompen esquemas sino por su presencia misteriosa en el ojo público. Estaban pero a la vez no.
Los extraterrestres volvieron para enero de este año al anunciar su cambio de casa disquera mediante un espacio publicitario de pocos segundos en el programa Saturday Night Live.
Varios meses pasaron y finalmente el público tiene en sus manos Random Access Memories: otra obra maestra del 2013.
Contrario a lo que predicaba el fervor de un nuevo disco de Daft Punk, la colección no es perfecta. Las canciones de introducción, a pesar de ser mejor que mucho de lo que existe en el ambiente de la música electrónica, no le dan crédito a la grandeza que en realidad es este proyecto.
Una producción que reúne colaboraciones desde el guitarrista disco, Nile Rodgers, hasta la voz neo-soul de Pharrell Williams merece bombos y platillos desde su principio, algo que no logran con Give Life Back To Music.
No obstante, sigue siendo una obra maestra de la música electrónica y la música en general. La industria cataloga a Daft Punk como electrónicos y bailables dignos para la discoteca más cercana pero la realidad es que el dúo hace uso de mucha instrumentación en vivo lo que eleva su sonido a otro nivel.
Este malabar de géneros se nota desde el principio en Within donde un piano de salón de bailes por Chilly Gonzales acompaña la voz del androide más melancólico en la historia de la música. Esto salta a las guitarras indie pop junto a la voz modulada de Julian Casablancas, cantante de The Strokes, que canta del amor más puro en Instant Crush.
La música disco está muy presente en esta producción discográfica, dándole paso hasta a un monólogo del virtuoso de los sintetizadores, Giorgio Moroder, en Giorgio by Moroder.
El género baila por la colección en Lose Yourself To Dance junto a la voz de Williams y el androide cantante. En el primer sencillo del disco, Get Lucky, el duo de voces vuelve a surgir en un aire más bailable que el de la primera aparición.
Es en la segunda mitad del disco donde las capas de instrumentos y sonidos se vuelven más complejas todavía tal y como en Touch. Los ocho minutos de canción llegan a un punto donde los ritmos disco, un piano ragtime, trompetas de la era del jazz y un coro angelical se mezclan entre sí causando un choque magnífico de géneros.
Beyond abre con una orquesta majestuosa para caer una balada, Motherboard empieza con el mismo conjunto sinfónico para crear una grabación instrumental con influencias de Tron: Legacy, Fragments of Time reúne a Todd Edwards en un ritmo sensual y ochentoso y Doin’ It Right empieza a cerrar la colección de la forma magistral que se merece.
Cuando llegamos a la última canción, Contact, el dúo nos entrega una grabación electrónica con aire de despedida. Son androides después de todo y, al conocer a nuestros amigos robóticos, no sabemos cuándo volverán. Nos han dejado otra joya más con Random Access Memories. No obstante, el público siempre estará con el cielo en la mira en busca de otra visita de Daft Punk, los duques de la música bailable.