Por: Ismael Torres
Aunque sabíamos de su delicada condición de salud en los últimos meses, la noticia del fallecimiento del amigo artista David Ortiz Angleró la noche del pasado sábado, a los 78 años de edad, nos dio duro porque no era uno más que nos dejaba físicamente. Como diría el poeta al saber de la muerte de su amigo, “hay golpes en la vida…”
David fue de esas pocas personas que poseen el don de atraparte al minuto de conocerlas. Tras esa primera conversación ya es tu viejo amigo, al que le confiesas todo porque la claridad de sus pequeños e inquietos ojos detrás de aquellos gruesos cristales de sus espejuelos no cesaban de escudriñarte.
A los pocos días de conocerle descubrí su magia personal: era una cantera de proyectos culturales y en las conversaciones pasaba de la literatura al cine, del cine a la programación de la radio y la televisión y luego a los documentales, a las ferias culturales, a la publicación de poemarios, a la organización de recitales y lectura de buenos trozos de cuentos y novelas, de ensayos, en fin, de casi todo.
El cine era su gran pasión y aconsejaba y estimulaba a los jóvenes a seguir la ilusión, aun sabiendo lo sacrificado que es hacer cine en Puerto Rico debido a las pocas oportunidades de financiamiento, entre otras cosas. En un ambiente poco amigable financieramente, el poeta también hizo cine y documentales en Puerto Rico y gracias a ese esfuerzo se mantienen en fílmico muchas cosas que se hubiesen perdido.
Con el buen lector y poeta David Ortiz Angleró conocí algunos escritos poco divulgados de Pablo Neruda, Roque Dalton, Jaime Sabina, Ernesto Cardenal, Jorge Luis Borges, Álvaro Mutis, Pedro Mir, Octavio Paz, César Vallejo (Los heraldos negros), Eliseo Diego, Nicanor Parra, Gabriel Celaya (La poesía es un arma cargada de futuro), Miguel Hernández (Elegía), Rafael Alberti, Pedro Salinas, Gerardo Diego y Federico García Lorca, entre muchos otros. Se los conocía y manejaba su obra.
De nuestra literatura puertorriqueña hablaba con conocimiento sobre poetas como Nimia Vicéns, Clara Lair (Tres nocturnos de Nueva Yiork), Evaristo Rivera Chevremont (La sinfonía de los martillos), Luis Palés Matos (Puerta al tiempo en tres voces) , Ángela María Dávila (El dolor reconoce otros desplantes), Marina Arzola, José María Lima, Hugo Margenat (La presencia del polvo), Jorge Luis Morales, Juan Martínez Capó, Josemilio González, Julia de Burgos (A Julia de Burgos), Francisco Matos Paoli (El ser amenazado), Juan Antonio Corretjer (Manifiesto), José Manuel Torres Santiago (Desahuciados), José Luis Vega (Bajo los efectos de la poesía), y Josérramón Meléndez (Biografemas), entre muchos otros, además de una gran cepa de escritores más recientes, en todos los géneros.
En la radio y en la televisión el poeta David Ortiz Angleró trató en varias ocasiones de producir espacios para promover la cultura, particularmente la lectura, pero sus proyectos no fueron comprendidos, además de que la publicidad no auspicia esos espacios. Tal vez ese rechazo se deba también de algún modo a su activismo sindical, donde llegó a organizar a los artistas de esos medios y sentó las bases para un gremio importante de artistas en la Isla, con relaciones gremiales con el entonces gremio de actores de México, uno de los más importantes del hemisferio. Con su muerte se lleva una parte importante de la historia de la radio y la televisión en Puerto Rico, pues trabajó en la época de oro de la radio, cuando se hacían radionovelas y muchos otros programas y era el medio principal de comunicación social de entonces.
En la prensa escrita el artista nos deja el periódico universitario Diálogo, un concepto en el que trabajó por muchos años hasta que fue recibido y auspiciado por la Oficina de la Presidencia de la Universidad de Puerto Rico. Su idea era que ese medio sirviera también, entre otras cosas, como laboratorio a los estudiantes de distintas disciplinas, además de que se pudieran difundir trabajos universitarios que de ordinario no se reseñan con el debido destaque en la prensa comercial.
El gran artista David Ortiz Angleró fue, además, un activista de causas sociales y políticas, destacando su papel fundamental junto a la doctora Trina Rivera de Ríos, en luchas poco atractivas, como la defensa de las causas de los confinados y sus familiares. Fue un pilar de primer orden en la oposición que se levantó en Puerto Rico a la intención del Gobierno (populares y penepés) de eliminar el derecho absoluto a la fianza y luego a la intención de traquetear el sistema electoral para afectar a los grupos políticos más pequeños.
Vale destacar, además, en la activa vida de lucha que vivió, sus múltiples proyectos de ofensiva para afianzar los valores culturales del País durante los ochos años de gobierno de Carlos Romero Barceló, incluyendo la efectiva e inolvidable campaña “El gobierno araña, que todo lo daña”, así como los esfuerzos para que se investigara y se fijaran responsabilidades por la muerte a manos de la Policía de los jóvenes independentistas Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado.
Son muchos los mensajes recibidos de amigos expresando su pesar por el fallecimiento del entrañable compañero David Ortiz Angleró, porque con él se va uno de la tertulia permanente y de la buena bohemia, cuando había café-teatros en el Viejo San Juan. Pienso en amigos de David como José Enrique Ayoroa Santaliz, Gilberto Concepción Suárez, Pedro Zervigón, Silverio Pérez, Dean Zayas, Fernando Aguilú, Carmen Jovet, su hermano Omar, y la viuda del artista, Miriam Torres.
Al amigo artista le digo hasta luego con la pena que me embarga, porque confieso que con su muerte “me duele hasta el aliento”.
El autor es periodista.