Trazos es un colectivo emergente de arte. La Pandilla, compuesta por Juan Fernández y Alexis Díaz invitaron a los artistas Ismo y Pun18 a colaborar en el nuevo espacio que les fue donado en la Ciudadela, Santurce. Lo interesante tanto del colectivo de La Pandilla como de este junte creativo es que fueron procesos inversos. De la pared, o sea del trazo en la calle, extrapolan al soporte en canvas.
Alexis Díaz trabaja en un cuadro. (Michelle Rodríguez / Diálogo)
Desde hace poco más de un año, La Pandilla comenzó pintando murales en la Avenida Fernández Juncos, Santurce. Valiéndose de pintura blanca y tinta negra, pintaban animales mutantes mezclando extremidades de unos con otros. Las combinaciones de estos animales es infinita: cuerpo de cebra con cabeza de cuervo, pez de rostro humano…
El estilo de La Pandilla lo define la técnica de líneas orgánicas negras. Los dibujos, casi siempre en un fondo de color sólido, resaltan por los detalles elaborados que parecen haber sido hechos con plumilla. Para La Pandilla no hay bocetos posibles. Su proceso de creación es experimental y se adapta a la pared en la que van a trabajar. La improvisación es parte integral del proceso creativo. En este caso, no hay concepto previo sino visualizaciones de la composición mientras van dibujando. La realización de estos murales puede tardarse de una semana a tres meses.
Medusa, por La Pandilla. (Michelle Rodríguez / Diálogo)
Luego de darse a conocer en la calle por lo particular de las criaturas que pintan, Juan Fernández y Alexis Díaz asumieron la demanda comercial. De esta manera, los animales mutantes llegan al canvas. Es interesante la movida que ocurre del arte “público” a la exclusividad de los compradores de cuadros. En esta venta privada, celebrada ayer martes, los cuatro artistas de Trazos, incursionan en el mercado de galería, pero desde su taller autogestionado en el edificio santurcino.
Por su parte, Ismo, graffitero desde que tenía doce años, también adaptó su técnica al canvas. Sus pinturas denotan algunas influencias globales como un yin yang, un mándala, un Mickey todos hechos de sus famosas tostadoras. También Pun18, expuso sus pinturas excesivamente coloridas y amorfas. De algún modo estos artistas comparten, en sus diversos estilos, la belleza de lo deforme. Tanto La Pandilla como Ismo y Pun18 trabajan destruyendo y reorganizando formas. Repito, las posibles combinaciones son infinitas.
Pun 18 (Michelle Rodríguez / Diálogo)