La cultura caribeña en su vasta multiplicidad es infinita. Rica en colores, olores, sabores y ritmos. Cuba, la mayor de las antillas es parte de este fenómeno; con un entretejido cultural extenso, lleno de referencias europeas, orientales y arabes que al ras, no parecen propias del Caribe que todos conocemos. Es preciso pues, deshacer estos hilos para entender el desarrollo histórico de esta nación. Precisamente, esta labor la realizó el doctor Luis Martínez, catedrático cubano, quien recientemente ofreció la conferencia: Catorce hilos en el laberinto de la cultura cubana.
En la conferencia, auspiciada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico recinto de Río Piedras, Martínez transportó a los presentes a un viaje de exploración por algunos de los “hilos” que componen la extensa cultura cubana. El también profesor de la University of Central Florida nombró como primer hilo a la condición insular de la isla, y la visión errónea de Cristóbal Colón, quien no quería aceptar que Cuba era una isla. Los primeros mapas que se realizaron antes del 1600 mostraban a Cuba como una “masa continental” o como se le conoce a la región de Cipango (Japón). Esta situación, según el ponente, ha influenciado la visión de mundo de los isleños.
Por otra parte, uno de los hilos más interesantes es el del mulataje, manifestado en las diversas figuras divinas tales como Ochún y Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, así como en novelas como Cecilia Valdés. Esta novela trata sobre la mulata que “pasa por blanca”, esbozando el paradigma de la peligrosidad de estas mujeres de sangre mezclada. Curiosamente este hilo, se contrapone al hilo del “ajiaco”, un plato tradicional de la isla. Esta receta es parecida al sancocho, donde ninguno de sus componentes se maja, todos coexisten entre sí, alusión que hizo Martínez-Fernández sobre la multiplicidad de etnias que componen la comunidad cubana y que conviven entre sí sin afectarse.
Por otro lado, los poliritmos, factor de la cultura cubana que no puede olvidarse, también fueron mencionados por Martínez-Fernández. En efecto, el ritmo musical de los tambores se ve explícito no sólo en el guaguancó o la rumba, sino que también está presente en la poesía de Nicolás Guillén y en la prosa de Carlos Franqui. Asimismo, según el profesor este hilo está inmerso en el lenguaje. Por ejemplo, en Cuba, pequeño es llamado chico, luego chiquito, chiquitico, chirriquitico, palabras que contienen una musicalidad notable.
Otros de los hilos mencionados por el ponente fueron: un país a una ciudad pegado, la caña de azúcar, la frontera, el vecino del norte, la afinidad por las figuras ilustres en caballo, la muerte el choteo, el hipererotismo y la isla que se repite. En este último hilo, el profesor señaló e identificó el control ejercido por sus últimos gobernantes: tres dictadores, Machado, Bastista y Fidel Castro.
Al final de la conferencia, el público presente también pudo proponer otros hilos entre los cuales se mencionó el exilio, la diáspora y la inmigración.
“Entender la cultura cubana en toda su complejidad, no es tarea fácil. Es como pelar una cebolla, cada vez que se pela se encuentra otra capa y otra capa y otra capa. Cada capa es un reto intelectual, un enigma para llegar a la esencia de la cultura cubana”, explicó el catedrático.
La conferencia forma parte de los estudios realizados por el doctor desde hace 25 años, respecto a su país, y que al día de hoy, continúa dando frutos, surgiendo nuevos hallazgos.
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