Era una tira’era normal entre Pelé y Maradona. El Diego había nombrado a “O Rey” -sin deberla ni temerla- y el brasileño se la cobraba al argentino asegurando que “el único gol de cabeza importante que marcó fue con la mano”, remitiéndose a “la mano de Dios” en el Mundial del 86. De pronto Pelé cimbró los ancestrales cimientos del fútbol, jugando con sus manos, dijo calmadamente: “la gente discute si Pelé o Maradona. Para mí, Di Stéfano es el mejor, es mucho más completo”. Para algunos, las palabras de “O Rey” acababan con la necia polémica entre Maradona y él. Para otros el brasileño avivaba más el fuego de la encrucijada.
Enemigo de las supremacías y los primeros lugares inamovibles, mi lectura fue diferente: Pelé señaló al único peón vivo que le da sentido a la partida, reivindicando al juego por encima de las figuras y las nacionalidades. Alfredo Di Stéfano, actual Presidente de Honor del Real Madrid, es el último gran ídolo del fútbol de antaño, ese fútbol con pocos aviones y con muchos días de viajes en barco, del juego por el placer del juego. Pero también su figura significa el comienzo del marketing, del jugador con múltiples nacionalidades (vistió la albiceleste y la roja de España), del jugador globalizado. “La Saeta Rubia” es la estatua viviente que acompaña todas las fotografías en las que la dirigencia del Real Madrid presenta a sus fichajes estelares. Con Di Stéfano al lado, han posado todos los galácticos de Florentino Pérez: Figo, Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos, Beckham, Cannavaro, Kaká, Benzema y Cristiano Ronaldo. Siempre presente, con su humildad, su sonrisa y su bastón, para recordarles con una simple mirada el legado inasible del fútbol, y de paso, la historia de un club como el Madrid.
Di Stéfano tenía el fútbol en los genes. Su abuelo paterno era italiano, y su madre hija de francés e irlandesa. Nació en Buenos Aires en 1926 en el barrio de Barracas, conocido como “la boca de La Boca”. Ídolo del mítico River Plate de finales de los 40’s, equipo que la gente apodó “La Maquinita” por su perfección y por ser imparable. Principal figura del “Ballet Azul”, el Millonarios de Bogotá –a donde fue luego de que el fútbol argentino se paralizara por una huelga- con quien logró tres títulos y revolucionó el fútbol colombiano. En 1952 el club colombiano llegó a Madrid para disputar un torneo conmemorativo. En un partido contra el Real Madrid, Di Stéfano deslumbró a los aficionados y a la directiva merengue. Un año después y tras varias disputas con el F.C. Barcelona, Di Stéfano llegó fichado a Chamartín y así el Real Madrid hacía su primer fichaje mediático de la historia. El Real Madrid de Di Stéfano lo ganó todo, y hasta la fecha no se recuerda un equipo tan potente como aquel. Pelé puede que haya dicho la verdad.