Donald Trump siempre me ha parecido una figura pública difícil de tolerar. El magnate billonario de las bienes raíces, quien también es una personalidad televisiva, escritor y político, ha sido durante décadas una figura controversial. Debido a la inmensa fortuna que posee, se ha creído siempre con la potestad de decir lo que le provoque y de tener una actitud altanera, soberbia, prepotente y hasta déspota.
Racista, sexista y clasista, indignantemente orgulloso y vanidoso. Es de esas personas que cree que con dinero todo se puede conseguir y lograr. Trump es de los que piensan que todo tiene un precio y si tienes suficiente para pagarlo, tienes el control de todo. Es por esto que ahora, ha decidido que él, por ser multimillonario, es la persona indicada para ser presidente de los Estados Unidos (EEUU) y como dice su slogan (cuyos derechos ha registrado) “hacer grande a América nuevamente” (refiriéndose con América a los EEUU). Siendo la persona desagradable que es, jamás podría creer que tuviera éxito en esta empresa, sin embargo, lidera las encuestas para las primarias del partido republicano.
Cuando Trump habla ante las cámaras no presenta la reserva habitual de los candidatos. Muy por el contrario, ha dicho en múltiples ocasiones varios comentarios que a cualquier otro político le hubiese costado popularidad en las encuestas. Sin embargo, este magnate parece ser inmune a esto. En el evento en el cual anunció su candidatura expresó, refiriéndose a los inmigrantes mexicanos: “Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor, no los envía a ustedes. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos asumo que son buenas personas”. Para agravar la situación, aseguró que construiría un muro en la frontera entre EEUU y México, haciendo que el país latinoamericano pague por los gastos.
Esto, en vez de levantar indignación entre sus seguidores, más bien le ganó aplausos y vitoreo. Por supuesto que le trajo también un alto nivel de crítica en los medios más liberales y causó que tanto Univisión como la cadena televisiva NBC cancelaran sus contratos de exclusividad para transmitir el Miss Universo y el Miss USA (ambos certámenes propiedad de Trump), pero en líneas generales, el comentario no le hizo mayor daño a su imagen, sino que, en cambio, pareciera haberla repotenciado.
¿Cómo es posible que una persona como Trump pueda ser considerado siquiera como una opción real para ser el nuevo presidente de los EEUU? Es fácil suponer que algunos multimillonarios (quienes posiblemente lo conocen en persona) quizás piensen que la idea es viable, pero la verdad es que muchos estadounidenses miembros de la clase trabajadora ven en Trump, la figura del mesías que ha de devolverle a la nación norteamericana “el brillo de antaño”.
La razón quizás es difícil de entender si juzgamos a Trump en cuanto a su historial y sus capacidades políticas. En cambio, si dejamos a un lado la forma racional de ver a un candidato político y analizamos lo que el magnate puede llegar a representar, empieza a ser más evidente lo que causa que tantos estadounidenses sientan que elegirlo como presidente es lo mejor que puede pasarle a su país.
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Donald Trump, dueño de la franquicia Miss Universe, junto a la ganadora del certamen 2014, la colombiana, Paulina Vega. (Facebook)
Donald Trump es una celebridad. No sólo es uno de las 500 personas más ricas del mundo (y una de las 150 más adineradas de EEUU), sino que fue el anfitrión del “reality show” The Apprentice que desde 2004, tuvo 14 temporadas en NBC; es dueño del certamen de belleza más importante del mundo; y tiene torres, edificios, hoteles, casinos y demás propiedades en las más importantes ciudades y regiones de los EEUU y en diversos países en el mundo entero. Trump ha sido parte de la farándula, la economía y la política estadounidense por décadas. Por si esto fuese poco, además fue el autor de El Arte de la Negociación (The Art of the Deal), uno de los libros sobre negocios más vendidos en la historia de su país, el cual también lo llevó a hacer múltiples conferencias en las que le impartía consejos sobre cómo ser exitosos en los negocios a la audiencia.
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El libro de Donald Trump, “The Art of the Deal”, fue publicado en 1987 y despuntó como uno de los más vendidos según el “New York Times”. (Suministrada)
¿Por qué es tan atractiva su candidatura?
Las campañas políticas no dejan de ser una competencia publicitaria en la que cada candidato es un producto que se ofrece, por lo que sus imágenes deben ser atractivas para los electores. Una vez más, Trump demuestra que sabe de comercio y ha puesto como punta de lanza de su campaña, el cómo es percibido por sus compatriotas. La imagen del magnate es la de un hombre exitoso que sabe hacer negocios y ganar dinero, a pesar de que algunas de sus compañías han sido declaradas en bancarrota en cuatro ocasiones, lo que en vez de hacerlo quedar como un perdedor, lo exalta como alguien capaz de sobreponerse a las contrariedades.
Es la imagen de un hombre cuya impresionante cantidad de dinero lo hace un hombre libre de hacer y decir lo que quiera. Trump es visto también como un hombre que es dueño de propiedades y de mujeres (recordemos nuevamente que es dueño del Miss Universo y el Miss USA y a eso sumémosle que se ha casado con tres modelos y personalidades mediáticas jóvenes y bellas según los cánones sociales). Es un hombre que dice lo que quiere, como le da la gana, sin temor a censura o reproches. En varias ocasiones ha expresado comentarios sumamente racistas o sexistas por los que nunca ha pedido disculpas, sino que, por el contrario, en el primer debate de candidatos para las primarias del partido republicano, llegó a decir que la corrección política es una pérdida de tiempo que EEUU no necesita.
¿Por qué es tan atractiva esta imagen para el elector estadounidense? Simplemente porque esta es la imagen que “América” (EEUU para los estadounidenses) debería tener. Lejos de los ideales y la filosofía original de los fundadores de la nación norteamericana, hoy en día, gran parte de la población común de este país cree que los EEUU (y por ende todos sus ciudadanos) debe ser una nación poderosa y rica, libre de hacer y creer lo que quiera, protegida de los inmigrantes latinos y musulmanes que quieren arruinar su estilo de vida. Peor aún, creen que poco a poco ha dejado de ser esto ya que sus líderes han sido ineptos y débiles (algo que Trump repite continuamente en las redes sociales).
Por lo tanto Donald Trump es el candidato ideal para “hacer grande a América nuevamente”, ya que él representa todo lo que debe ser “América” (o “‘Murrica” como se le conoce en las redes sociales a esta nación idealizada). Trump representa al Capitalismo en pleno. Billonario, poderoso, capaz de sobreponerse a las contrariedades, libre, que no se doblega, no pide disculpas y al que no le tiembla el pulso para hablar despectivamente de “aquellos que nos están arruinando”, sin importar quien se ofenda. El magnate promete solventar toda situación diplomática como si se tratara otro de sus negocios y que su patria volverá a “ganar” como antes, así como el siempre gana.
EEUU es hoy en día una nación altamente racista y con miedo a los inmigrantes, como lo han dejado ver los cientos de sucesos en los que, durante varias décadas, múltiples personas negras o incluso nativos americanos han muerto o han sido brutalmente abusados impunemente por policías blancos, o en los que la justicia suele ser más severa con personas que no son de piel blanca; como lo ponen en evidencia las estrictas leyes migratorias y la actitud generalizada en contra de la creciente población latina; como lo comprobaron los comentarios en las redes sociales cuando un puertorriqueño ganó la lotería o cantó el himno nacional estadounidense y como demuestra la Islamofobia del estadounidense común.
También es un país sumamente sexista, como lo han dejado ver los miles y miles de anuncios publicitarios, series de TV y películas que objetifican la figura femenina y/o promueven la misoginia y la cultura de violación tan presente en la sociedad de esta nación; como lo ponen en evidencia la forma en la que los tabloides y “noticieros de farándula” se refieren a las mujeres y la importancia de su figura e imagen, por encima de cualquier otro elemento o incluso las centenas de mujeres famosas cuya imagen desnuda e intimidad se “filtra” mensualmente en los medios.
Es una nación que no se cansa de consumir e idolatrar celebridades a base de que salen en televisión y la cantidad de dinero que tienen, en vez de talento alguno, razón por la que Paris Hilton, la familia Kardashian o cualquier “estrella” de “reality show” son absurdamente populares y modelos a seguir.
EEUU es un país en el que los chistes ofensivos racistas, sexistas, clasistas, etcétera están de moda y la corrección política es un ataque a la libertad de expresión. En una nación como esta, es más que lógico pensar que alguien como Donald Trump pudiera ser elegido como presidente, al fin y al cabo dicen que “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”.
El autor es un periodista y cineasta venezolano radicado en Estados Unidos. Es egresado del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y creador del blog Luis le Grand.