Ya Christopher Nolan ha dirigido la mejor película de superhéroes (The Dark Knight, 2008), el filme de ciencia ficción más científico (Interstellar, 2014) y la película donde un grupo de renegados entra en los sueños de individuos e implantan ideas (Inception, 2010).
Claramente, hay muy poco que Nolan no pueda hacer. Con Dunkirk, su nueva producción, Nolan deshace la formula confiable de las películas de guerra y presenta una obra impregnada de suspenso sobre supervivencia en una batalla fracasada.
Dunkirk narra la historia de un suceso histórico en la Segunda Guerra Mundial llamado la Operación Dinamo. Este evento fue un esfuerzo de rescate de parte del gobierno británico, luego de que sus soldados fueran acorralados en Dunkerque, una ciudad costera en el norte de Francia. El Gobierno de Winston Churchill anticipaba que solo podrían recuperar 30,000 soldados, dejando el resto a morir en Francia.
El filme presenta las perspectivas intercaladas de varias personas, incluyendo soldados de varias ramas del ejército inglés, de diferentes rangos y hasta de algunos ciudadanos. Nolan, quien también escribió el guión, presenta de manera exitosa los esfuerzos de desalojo aéreos, marítimos y terrestres.
La historia que más acción contiene es la de los rescates aéreos de pilotos de aviones Spitfire. La cinematografía imita la perspectiva de los pilotos y las escenas hacen parecer la guerra divertida. Tom Hardy interpreta uno de los tres pilotos y una de las pocas caras reconocidas del elenco. Aunque pasa prácticamente toda la película en su avión con una máscara puesta, Hardy logra evocar emoción, lo que dice mucho de su intensidad como actor.
La historia de un hombre de edad media que intenta llegar a Dunkerque en un bote muy pequeño, con la ayuda de dos adolescentes, representa los esfuerzos náuticos de muchos ciudadanos que eran dueños de barcos. Mark Ryland tiene posiblemente el rol más emocional del filme y lo maneja con pericia. El filme tiene varios momentos poderosos e intensos, pero nunca es sobre sentimental o cursi, aun con tantos temas de pérdida y muerte.
A través de un soldado de bajo rango llamado Tommy —interpretado por Fionn Whitehead—, Nolan presenta la experiencia del soldado individuo que intenta sobrevivir en las costas de Dunkerque y ser rescatado. Es a través de Tommy que llegamos a el área de Dunkerque, y con quien entendemos la desesperación y el peligro de las costas.
La narrativa parece ser bastante sencilla hasta más o menos la mitad del filme. Ahí el público entiende que hemos visto algunos de los eventos fuera de orden. Los efectos y la relevancia de los eventos que están sucediendo en la pantalla no necesariamente son claros en el momento y la atención completa de los espectadores es requerida para poder poner los eventos en su orden cronológico correcto. Reconozco también que esta fragmentación en narrativa puede ser un poco confusa y admito que probablemente hayan detalles que no haya visto, pero les admito que eso me causa grandes deseos de volverla a ver la película. Creo que ese detalle minúsculo eleva y distingue a Dunkirk entre todas las películas de la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que le da el toque cerebral que esperamos de los filmes de Nolan.
Dunkirk también se destaca entre las otras películas de su género modernas al evitar la sangre y las batallas. Saving Private Ryan (1998) comenzó una moda al retar los límites de cuánta sangre, órganos y personas heridas podían mostrar en la pantalla y películas como Hacksaw Ridge (2016), We Were Soldiers (2002) y Letters From Iwo Jima (2006) han tratado de superar el nivel de violencia. Dunkirk no compite en esa categoría. De hecho, es la única película sobre la Segunda Guerra Mundial en la que no se dice la palabra “nazi” ni una sola vez.
Aunque no veamos los cuerpos ensangrentados o los nazis disparando, Nolan logra que el público se cubra la cara en agonía con momentos de suspenso que solo pueden ser comparados con los del maestro Alfred Hitchcock. Una escena en particular en la que dos soldados intentan llegar a un barco y montar a un compañero herido, es probablemente la escena individual más memorable que he visto en todo el año.
Pero, claro, la banda sonora va mano a mano con el suspenso de un filme. Para Dunkirk, Hans Zimmer, quien ha colaborado con el director en sus proyectos previos, compone unas piezas majestuosas muy diferentes a sus trabajos anteriores. Es menos bombástica como la banda sonora de Inception y considerablemente menos hermosa la música en Interstellar, pero es, sin duda, su trabajo más enervante. La banda sonora es una obra maestra y es digna su propia reseña. Solo les digo que no la recomiendo para playlists para conducir o trabajar.
Aunque la saga de Dunkerque ya había sido presentada en otros filmes exitosamente (Atonement, 2007), Dunkirk presenta una perspectiva diferente de esta historia de derrota.
Sí, Inglaterra se tuvo que rendir en Francia, pero lo que sus hombres lograron, haya sido defender un país vecino o meramente sobrevivir, fue un acto noble y Dunkirk los honra debidamente.