Una pequeña bandera de Puerto Rico ondeando sobre la verja y la montaña del bosque forestal El Yunque sirve de antesala a la plantación de girasoles de la Finca de Rústica de Naguabo.
Esta propiedad, que desde el 2014 es conocida principalmente por sus girasoles, es administrada por dos jóvenes egresados de la Universidad de Puerto Rico (UPR): Sofía Cáceres Nazario, exalumna del Recinto de Río Piedras, y Amaury Ortiz Quiñones, graduado del Recinto Universitario de Mayagüez.
La idea de comprar una finca, dijo Cáceres Nazario, fue precisamente de su mamá, Yanira Nazario. Esta surgió porque “quería un cambio de ambiente. Estaba cansada de la vida ansiosa de San Juan y la falta de seguridad”.
Finca de Rústica es una de las tres fincas de siembra de girasoles a gran escala que hay en Puerto Rico actualmente. Las otras dos están localizadas en Guánica y Santa Isabel. Sin embargo, este terreno en particular se caracteriza por sembrar girasoles de distintas variedades para no competir con los demás.
Con la asesoría de Ortiz Quiñones, quien es biólogo, optaron por comprar diez cuerdas de terreno, que antes albergaban la vaquería San Miguel, en el barrio Mariana de Naguabo. Aunque los padres de Cáceres Nazario son los dueños de la propiedad, actualmente ella y su compañero la tienen en usufructo.
“Nosotros comenzamos a sembrar lo que todo el mundo siembra: plátanos. Forramos prácticamente todo el terreno de plátanos”, comentó la joven. Además, dijo que sembraron otros productos como calabazas y tomates, pero a pequeña escala.
La idea de los girasoles, no obstante, surgió prácticamente por casualidad. Querían sembrar flores para adornar el terreno que está cerca de la casa y compraron unas semillas de girasol “de las que se utilizan para alimentar pájaros domésticos”, dijo Cáceres Nazario.
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“Nosotros no teníamos en mente que la finca fuera un lugar de visitas. Hemos tenido gente que caminan desde el portón, brincan la verja del vecino… y llegan hasta aquí solamente para ver”, dijo Cáceres Nazario. (Ashley Tejada / Diálogo)
Los girasoles germinaron muy bien, a pesar de estar en época de sequía, así que contactaron a varias floristerías y comenzaron a venderlos a pequeña escala.
El éxito de la Finca de Rústica se consolidó en el verano del 2014. Durante ese periodo las personas podían visitar la finca, ver la plantación de distintas variedades de girasoles y, además, seleccionar y cortar el de su preferencia. “Eso fue tan exitoso que se nos fue de las manos. Nosotros no imaginamos que iba a ser así. Llegó mucha gente”, recordó Cáceres Nazario.
Luego del auge que generó la finca en el área este de la Isla, Ortiz Quiñones comenzó a trabajar en una investigación con pitayas y se distanciaron un poco de lo que era la producción de girasoles. Pero hace aproximadamente nueve meses que retomaron la plantación de la flor, trabajándola a gran escala nuevamente.
Prácticas innovadoras en la Finca de Rústica
El equipo que utilizan para trabajar el terreno es mínimo. “Amaury básicamente forja casi todas las herramientas manuales… él modifica herramientas que ya existen o las construye”, explicó la joven.
Trabajan con equipo pequeño, tienen una máquina de arado pequeña y una sola excavadora. “En cuestión de equipo y de cantidad de personas nosotros somos una operación pequeña”, añadió.
Ambos utilizan las máquinas y herramientas de leve impacto para trabajar el suelo, pero siempre siembran a mano. Y aunque se distribuyen la tarea entre ellos mismos y prefieren no utilizar cargos jerárquicos, se pudiera decir que el ‘jefe’ es Ortiz Quiñones.
La producción de la finca es familiar y ninguno de los que trabaja allí es agrónomo de profesión. El único que cursó algunos créditos en agronomía y posee estudios en ciencia es Ortiz Quiñones. Mientras, Cáceres Nazario tiene un bachillerato en artes visuales y José Luis Pérez Berríos, el único empleado que tienen actualmente, completó un bachillerato y una maestría en Educación Física.
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En la propiedad hay varias estructuras, como este gallinero, construidas con la técnica “cob”, utilizando mayormente barro, arena y paja. (Ashley Tejada / Diálogo)
Además, ellos mismos producen la composta que utilizan y obtienen el estiércol de los cerdos que crían en el mismo terreno.
Aunque Ortiz Quiñones no completó un grado universitario en agronomía, es agrónomo por vocación. Desde antes de adquirir la finca, se instruyó y continúa instruyéndose sobre distintas prácticas agrícolas de forma autodidacta.
Es por esto que no se pueden identificar con una sola técnica agrícola. Ambos utilizan tanto prácticas consideradas orgánicas como la permacultura y variantes de la agricultura tradicional.
Entre los retos que han enfrentado, Cáceres Nazario mencionó que “todos los permisos, todas las leyes y toda la cuestión gubernamental que tiene que ver con permitir que un negocio funcione es, a veces, restrictivo”. Destacó que el proceso de obtener los permisos necesarios para operar es complicado, y requiere mucho tiempo y dinero.
Aun así, la joven comentó con entusiasmo que “lo que no ha sido una dificultad es el alcance con la gente. Y se debe, obviamente, a que el puertorriqueño siempre apoya lo local y que el alcance por Internet es bien grande”.
De hecho, a través de la página de la red social Facebook, lanzaron la idea de hacer un crowdfunding en el cual las personas podrán donarles dinero para el mantenimiento de la finca y cuando vayan a visitarla, les obsequiarán flores o camisetas en agradecimiento.
La respuesta del público ha sido positiva ante esa iniciativa, y las sugerencias no se han hecho esperar.
Y es que, a pesar del poco tiempo que llevan establecidos, Cáceres Nazario entiende que “la ventaja es que la gente nos apoya” y eso es lo que les motiva a continuar los preparativos para la nueva temporada de U-Pick, un ciclo de visitas a la finca, en verano del 2016.
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En estos momentos, en la finca hay sembrada una variedad de girasoles y pitayas. (Ashley Tejada / Diálogo)
Aquí nuestra serie especial de Diálogo Verde 2016: “No te comas el mundo”
- La agroecología, una manera de salvarnos
- “Destrezas de vida” en la educación agrícola
- Jóvenes, universitarios y agroecologistas
- El valor de la comida que se sirve a conciencia
- Egresados de la UPR apuestan a la agricultura
- Comprometidas con la agricultura las mujeres boricuas
- Luz Celenia Caraballo, incansable caficultora
- Tostones, sopas y sandías boricuas llegan a Estados Unidos
- Subsidios e incentivos para comenzar en la agricultura
- La investigación agrícola: aprender haciendo
- Nuestra tierra: nuestro futuro